Viernes 8 de noviembre, 6.30 de la mañana, al sector de guardia del hospital Artémides Zatti, de Viedma, ingresó un paciente. Sorpresa: no había ningún otro. Pensó: ¿Qué pasó? “¿Acá están atendiendo rápido?
Bien pronto, un ayudante abrió la puerta de acceso a consultorios. Preguntó el motivo de la consulta, le respondieron y agregó: “Ya lo atienden”. “Ah, buenooo”, dijo entusiasmado para sí el paciente de las 6.30.
Un rato después, seguía permaneciendo solo en el área, por lo general muy concurrido a cualquier hora.
Pasaron varios minutos hasta que llegó una paciente, muy dolorida en el abdomen, junto a su pareja. Pasaron eternos 20 minutos y recién la llamaron para su atención.
El primer –y tempranero paciente de las 6.30 – seguía solo en la guardia hospitalaria. Hasta que llegó un grupo familiar que acompañó a una joven embarazada, aparentemente en término. Minutos después, la atendieron.
Y el paciente de las 6.30 continuó solo en el lugar, pensando que hay personas que concurren al lugar con patologías más urgentes e importantes que la suya y que justificaría que no lo atiendan rápido, aún cuando era el único que estaba en turno en la guardia, desde hacía rato.
Fue a las 7 cuando de recepción le informaron –con mucho desgano- que “empezaron a atender los médicos de la nueva guardia”.
“Somos pacientes y tenemos que esperar”, pensó cabizbajo el paciente de las 6.30. Y fue a las 8 que le llamó la atención la urgente salida de una ambulancia con personal médico y enfermeros para una atención de emergencia externa.
Entonces, el paciente de las 6.30, que perdió 1.30 hora de su tiempo para nada, optó con volver a su casa y reprogramar la consulta en el sector privado, por la posibilidad que le brinda la obra social provincial.
Volviendo atrás unos minutos, a las 7.30, más o menos, ingresó el director del hospital público viedmense, con parsimonia, desconociendo que a pocos metros –en la guardia- estaba solo en su soledad el paciente de las 6.30, quien comentó para sí mismo: “No hay problema, los sigo queriendo y reconociendo por la tarea que realizan cada día”, aludiendo a médico/as y enfermeras/os del querido hospital público local.