Río Negro y Sur de Bs As: Millonarios y prósperos ganaderos con poder político

 

El apellido Mulhalll se destaca entre los súbditos británicos y sus descendientes argentinos que se radicaron en los últimos años del siglo XIX en esta región de la Norpatagonia  (San Blas, Sauce Blanco, Guardia Mitre) dedicándose a distintas actividades. Uno de ellos, el padre, pasó de ser un próspero ganadero a editor y director del diario inglés “The Stándard”; el otro, su hijo, renunció a una promisoria  carrera naval y se destacó como un notable matemático y hasta llegó a mantener correspondencia con Albert Einstein y otros científicos.

DESDE LA ESTANCIA AL “THE STÁNDARD”

Eduardo T. Mulhall, escocés y católico, logró hacer una apreciable fortuna adquiriendo grandes extensiones de tierras que fue enajenando después, aprovechando la valorización que adquirieron por los proyectos de las firmas inglesas de extensión de las líneas férreas. Una de esas iniciativas fue el proyecto para conectar San Blas, en el actual partido bonaerense de Patagones, con una estación en la zona de Tres Bonetes, con Guardia Mitre y el Valle Medio, que finalmente no se pudo concretar.

En ese esquema y con distinta suerte, Mulhall adquirió importantes extensiones de campos, como la isla del Jabalí, en San Blas, otras en el área que ocupa hoy  la población de Stroeder, también parte del actual Partido de Patagones y Sauce Blanco y Guardia Mitre en  lo que después fue el territorio de Río Negro. En esos campos de su propiedad Mulhall llegó a contener más de cien mil ovejas,  convirtiéndose en un importante productor ganadero.

No obstante, nunca dejó de frecuentar un amplio círculo de amistades en la Capital Federal vinculadas con la colectividad británica y los sectores políticos del poder porteño  y a sus amigos Julio Argentino Roca y Marcos Avellaneda,  entre otros.

Pero el hecho que marcó un hito en su vida fue la decisión de vender la mayoría de sus bienes y acompañado por uno de sus hermanos instaló precisamente en la Capital Federal el diario “The Standard”, editado en el idioma inglés, que fue un órgano de prensa influyente en su época.

Pero, Mulhall nunca se olvidó de su estancia en San Blas a la que visitaba por largas temporadas, principalmente en el verano. Estando allí muy enfermo, un barco de guerra enviado especialmente por el presidente Roca lo trasladó a Buenos Aires donde al poco tiempo falleció.

UN INTELECTUAL EN EL PARAÍSO

El hijo de Eduardo Mulhall, Jaime Estanislao Mulhall, se estableció en 1910 en Sauce Blanco, campo heredado de su padre, que había cambiado su geografía debido a que la gran inundación de 1899 cortó esa tierra original y la transformó en una isla, ubicada frente a Guardia Mitre.

El joven Mulhall  nació en 1875 en Buenos Aires y siendo un niño aún conoció esa región en la época que el famoso Rincón de Sauce Blanco, el campo familiar, era administrado por los Buckland, otra familia inglesa también arraigada allí y en Patagones.

Cursó sus estudios primarios en Buenos Aires y los secundarios en Inglaterra y de regreso al país ingresó a la Escuela Naval y prosiguió su perfeccionamiento  iniciado en el buque escuela Conway del Reino Unido de la Gran Bretaña. Antiguas crónicas dejaron constancias que fue tan brillante como alumno que despertó verdadera admiración entre los marinos y profesores. Por su parte, el coronel Guerrico manifestó que “nunca tuvo la escuela alumno tan aventajado” y destacó que “sus compañeros de estudios, la oficialidad y profesores siguieron especialmente sus disertaciones  sobre materias como las matemáticas superiores, cálculo diferencial e integral, geometría descriptiva, astronomía y navegación”.

El 19  de agosto de 1896 se recibió de guardamarina y dos años después obtuvo el grado de alférez de fragata, pero esa brillante carrera naval fue interrumpida porque Mulhall pidió el retiro de la Armada Nacional, después de un entredicho con una superior.

Mulhall se radica definitivamente en la isla Sauce Blanco, dejando atrás la carrera naval frustrada por razones ajenas a su voluntad y recompuso con paciencia el gran parque que la inundación de 1899 había destruido.

Hizo traer de Inglaterra una confortable vivienda con todas las condiciones de diseño y arquitectónicas que armonizaron en ese paisaje de ensueño donde montó su estudio y biblioteca, lugar de trabajo y reflexiones.

Mulhall se dedicó allí, en ese remanso, a la producción intelectual, figurando entre sus obras “Filosofía y Matemáticas”, editado en 1934. Estos conocimientos y clara inteligencia le permitieron a lo largo de su vida mantener vínculos epistolares con personalidades de nivel  mundial como lo hizo con Albert Einstein.

Ese valioso material bibliográfico y documental todavía se conserva en perfecto estado, tal como lo dejara su solitario ocupante que falleció el 26 de abril de 1942.

Resta consignar que Mulhall incorporó a sus diarias actividades en su amado refugio de Sauce Blanco la observación del cielo y de los fenómenos celestes, y para profundizarlos adquirió un sofisticado telescopio que luego fue cedido al Colegio Don Bosco de Bahía Blanca. (APP)

Texto: Omar Nelson Livigni, periodista de Viedma y Carmen de Patagones, director de la agencia de noticias APP

Título original de la nota: Los Mulhall, padre e hijo, singulares pobladores de la región Norte de la Patagonia

 

 

 

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