Entrecerrando los ojos porque el humo va a su cara, medio de lejo’ un paisano le va arrimando una pava y agarra un mate que está forrao con panza de oveja, le echa yerba y lo prepara despacio y a su manera.
Chacho Liempe
Éramos tan felices sin saberlo. Aunque calentaran el agua para bañarnos en un fuentón o nuestro almuerzo haya sido un puchero y el postre un jarrito de té con dulce y queso.
Éramos felices aunque teníamos la cara paspada y las rodillas lastimadas por tanto andar en la tierra, los cerros y corrales.
Hoy, los abuelos ya no están, los hermanos están en distintas ciudades y te das cuenta que la felicidad no te la da tener lo mejor o lo que está de moda.
La felicidad habitaba en ese estar con la familia y compartir lo que había, en disfrutar el aire, el campo, los animales y las peleas de hermanos.
La niñez no vuelve pero, sin duda, nuestra infancia fue la mejor.
Luciana Mirán
Con su colchón y bolsito a cuesta anda el esquilador, recorriendo de campo en campo y paisaje en paisaje. Sufriendo frío, calor, viento o lluvia para poder hacer unos pesos.
Cuando llegan a algún nuevo campo hacen cama y duermen donde encuentran un lugar, quizás más cómodo o incómodo que el anterior y pasan meses así, lejos de su casa, extrañando su pago, a su familia, sus amigos o algún amor.
Difícil es su trabajo, pero a su vez ese es quien también les regala experiencia, amistades y alegrías. Porque cuando te gusta lo que hacés, las risas y alegrías nunca faltan.
Que Dios los cuide siempre en sus viajes y puedan regresar siempre a salvo a sus hogares, donde hay tantos esperándolos con ansias.
Alusión a la comparsa “La Copetona”
Relatos y fotos difundidos por Luciana Mirán (Viedma)