Historias rionegrinas: ¿Quién puede olvidar el lugar donde se ha criado?

¿Quién puede olvidar el lugar donde se ha criado? La infancia es algo que marca a cada ser humano y por eso inolvidables pueden ser las caminatas por el campo, subir en una loma, juntar huevos de gallina o andar en medio de las ovejas y caballos.
Inolvidable también es el mate cocido de la abuela y los asados del abuelo; inolvidables son las tardes de mirar al infinito y admirar la inmensidad que el campo parece tener cuando sos chico. Pero, la infancia termina y hay muchos a los que les toca partir a otros lugares, por estudio o por trabajo.
A pesar de eso hoy ¿Qué hacés en las vacaciones? Podés ir a la playa pero decidís volver, volver a ver a la gente de tu pueblo, los campos que recorriste, compartir con los amigos que aún ahí siguen y aunque lo que quede sea poco el sentimiento te lleva a ese lugar. Por eso es mentira que los niños olvidan, que no se acuerdan, el corazón siempre vuelve a dónde fue sencillamente feliz. 

El gaucho


Se levanta temprano, prepara unos mates y después de churrasquear ensilla su caballo. Las personas lo llaman Gaucho Argentino, porque ama a su patria y trabaja sus tierras, lo llaman así por sus pilchas criollas tan extrañas para algunos pero tan cómodas para el trabajo campero.


Gaucho Argentino, así lo definen por su afecto por el mate con quien comparte silencios, tristezas o alegrías y por ser quien le brinda su mano al vecino sin dudarlo cuando usted lo necesita.

Foto ilustrativa de Clemente Onelli (con la nota)

Foto Gaucho de Comallo (portada de nota)

Texto y fotos: Luciana Mirán

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