¿Existen los fantasmas o solo los imaginamos? La señal, una niña y un caso en Patagones

 

Mi amiga Alicia me presentó, una tarde que nos encontramos circunstancialmente, a una señora ya mayor, que a poco de conversar con ella me despertó curiosidad, debido a que tuve la impresión que sabía más de lo que aparentaba, especialmente de nosotros quienes recién habíamos sido presentados.

Esto lo deduje cuando, tras conversar un rato sobre cuestiones triviales y temas sin importancia, le preguntó a quien en ese entonces era mi novia, para cuando esperaba su primer hijo y anticipó que sería un niño, en momentos en que ni nosotros sabíamos de su embarazo, lo que confirmamos a los pocos días.

A partir de entonces, comencé a prestar mucha atención a las consideraciones, afirmaciones, estimaciones y, claro está, sus opiniones. Debo confesar además que luego de haberme sorprendido con  la afirmación sobre el embarazo de mi novia, la interrogué respecto a cómo podía saberlo y de inmediato me brindó algunas respuestas, acompañadas de ciertas precisiones muy llamativas.

Angelita, tal era su nombre, me reconoció que ya desde muy niña, se le aparecían imágenes o señales en las personas, que más adelante se producían o sino al hablar de ciertos hechos ocurridos en la vida de determinada gente, la imagen se le reproducía de forma tal que le posibilitaba establecer que es lo que había ocurrido o como había ocurrido en determinado momento o circunstancia de su vida.

Me confió asimismo que ella comentó la situación que vivía con sus padres, quienes decidieron hacerle conocer el caso al cura del pueblo, el que tras vaticinar que la niña “era vidente”, que se trataba de una facultad o privilegio, que nada se podía hacer y que debían dejarla experimentar sus poderes aunque recomendó que no los usara en perjuicio de nadie.

Al conocer entonces esta posibilidad, comencé a prestar mucha atención a las palabras de Angelita cada vez que tenía la oportunidad de encontrarme con ella, más aún, debo reconocer que muchas veces la consulté sobre determinado hecho o acontecimiento, como también sobre el desenlace que podría tener una situación, que por sí sola arrastraba o planteaba una cierta preocupación.

No fueron pocas entonces, las veces que recurrí a sus saberes y conocimientos a efectos de conocer anticipadamente cual sería el resultado de algo que estaba por definirse y alguno de los porque.

Si bien en ciertos casos fue precisa y categórica, en otros solo deslizaba alguna opinión, estimaciones o distintas posibilidades, en especial cuando estaba entre ellas la vida o la muerte.

Con mucha firmeza y serenidad apelaba a la decisión de Dios y afirmaba entonces: “Se trata de una situación extremadamente grave, entonces Dios, nos está colocando ante una muy dura prueba”.

La vi sufrir mucho, cuando uno de sus hijos padecía una enfermedad terminal y se le preguntaba por él, entonces  respondía, “pobre hijo está en manos de Dios, rezo todos los días y le pido al supremo que lo ayude.”

Recuerdo también con mucha claridad el tiempo aquel que alguien mencionó haber observado a un fantasma salir del cementerio de Patagones, lo que provocó que durante muchas noches las cercanías de ese nosocomio se vieran muy concurridas por quienes no se querían perder el espectáculo de observar en vivo y en directo, un fantasma, espectro o alma en pena que no encontraba la paz para descansar eternamente.  Ante mi consulta sobre aquella posibilidad, afirmó sin dudar: “No todos están preparados para visualizar un espíritu, y muy raramente puede hacerlo en forma simultánea una multitud”.

En otra oportunidad, en que me encontré con Angelita y conversábamos de distintas cuestiones, de pronto fue ella la que me  preguntó si ya había decidido irme de la ciudad por haber aceptado otra oferta laboral, algo que era cierto en cuanto al ofrecimiento recibido, aunque yo no lo había decidido aún y tampoco lo había comentado o consultado con alguien.

Al responder que era cierto lo del ofrecimiento laboral, pero que aún no había decidido al respecto; Angelita con total seguridad recomendó, acepta “veo una linda casa en la que habitaras y buena plata o retribución”, además – dijo – te  seguirán llegando nuevos ofrecimientos de trabajo, algo que resulto absolutamente cierto.

Ejemplos como los relatados continuaron sucediéndose a lo largo del tiempo, y este por su parte a pesar de ir restándole vitalidad física a la amiga Angelita, la dotaba cada vez mas de sabiduría y facultades para predecir sobre cuestiones futuras.

Una tarde que la visité en su domicilio, cuando ya había superado los 100 años y hablamos largo sobre sus facultades, me confió que había utilizado esas posibilidades para ayudar a quienes la consultaban respecto a distintas cuestiones, pero en diversas ocasiones, ella era la que se quedaba con el dolor al absorber determinado mal o situación que padecía, quien había recurrido a ella.

Esa misma tarde me explicó que en cierta oportunidad una buena amiga le dijo que una madrugada se despertó sobresaltada al observar nítidamente la figura de su padre, que poco tiempo atrás había fallecido, lo que le produjo una rara sensación de temor.  “Yo – afirmó Angelita – le dije que no tenía que tener miedo, si era el espíritu o el espectro o fantasma, como quieras decirle, de tu papa, no te haría ningún daño, al contrario todavía no se había ido del todo y estaba para protegerlos y solo les estaba avisando que para eso permanecía cerca de ellos.”

Entonces repregunté, para usted ¿los fantasmas existen? Lo que existen son las almas, que no mueren con el cuerpo, por determinadas circunstancias unos las pueden ver o se dejan ver porque creen en ellas, lo que no ocurre siempre.

Seguí teniendo contacto con Angelita y fui testigo del deterioro físico que su cuerpo iba sufriendo y ya a punto de irse de esta vida, cuando ya había cumplido 103 años nuestra amiga Alicia la cuidaba con esmero y preocupación y estuvo junto a ella hasta el  momento final, cuando vivió una experiencia extraña y con cierto grado de terror que luego me comentó todavía bajo los efectos vividos que describió como sensaciones nunca antes experimentadas.

En su comentario Alicia afirmó que Angelita permanecía serena y con voz casi inaudible pronunciaba algunas palabras que no pudo escuchar y cuando creyó que había fallecido, su frágil cuerpo se estremeció y por unos pocos instantes experimentó un violento temblor, entonces se le escucharon palabras pronunciadas con una voz grave y profunda que tampoco pudo entender ni descifrar y seguido a ello se fue hacia la eternidad.

Texto: Eduardo Reyes, periodista y escritor de Viedma

Enero 2022

Foto: ilustrativa, diario Río Negro

 

 

 

 

About Raúl Díaz

Check Also

Río Negro: 48.194 personas se reconocen indígenas o descendientes originarios

  En Río Negro hay 48.194 personas que se reconocen población indígena o descendiente de …