Dolly Giordanella, 43 años de servicio en Salud Pública. “Enorme compromiso y dedicación”

 

Diariamente, en al acceso al sector de la Dirección del Hospital Francisco López Lima, de General Roca, la actividad es intensa. Muchas personas entran y salen, concentradas en su tarea. El apuro es notable en algunos y, sin embargo, todos tienen tiempo para saludar a Dolly, agente sanitaria y licenciada en Enfermería que, en 43 años de servicio, se ha ganado el afecto y respeto de sus compañeros, compañeras y la comunidad.

Así, entre saludos y consultas, Dolly Giordanella comienza una reseña de más de cuatro décadas de trabajo, siempre en el sistema público de la provincia. Es imposible sintetizar en unos minutos una vida dedicada al servicio, pero ella lo hace muy bien.

“Me jubilé, pero estoy segura que seguiré viniendo como voluntaria, porque soy una defensora absoluta de la Salud Pública y gran parte de mi vida está acá”.

“El hospital público está al servicio de toda la gente y más para el necesitado. Y, por eso, nosotros tenemos que llegar a esa gente que no puede llegar. Por esas personas más necesitadas voy a seguir luchando, para que no queden desamparadas nunca”.

Esa pasión ha trascendido su actividad hospitalaria y el voluntariado lo ejerce también a través del Club de Leones Suyai, del que actualmente es presidenta.

Nacida en Cerro Policía, en la Región Sur rionegrina, ahora rememora sus primeros años de trabajo, cuando no importaba cómo, pero había que llegar a atender a todos los pobladores de los parajes más escondidos y en lugares inhóspitos: a caballo o en vehículos de vecinos.

“En 1978 el programa de Salud Rural permitía hacer el curso para agente sanitario y apuntaban especialmente a que gente de zonas alejadas se capacitara. Así que el 20 de diciembre de ese año terminé el curso en Roca y me volví a mi Cerro Policía a trabajar. Recuerdo que mi compañera en ese momento era Graciela Ávila”, cuenta Dolly.

“Salíamos a los otros pueblitos. Para ir a El Cuy teníamos que esperar que fuera un policía y nos llevara. Y para llegar a otros pueblitos nos ayudaba un “mercachifle” (quien vendía mercadería en los campos). Nunca jamás me voy a olvidar de José Oscar Vilches (el vendedor) que nos llevaba a recorrer los campos, para poder vacunar a la gente, pesar a los chicos y chicas, hacer los controles”.

“Había lugares a los que no podíamos acceder en vehículo y la misma gente del lugar nos acercaba en caballos. En esos años el agente sanitario solo estaba en la zona rural”, rememora Dolly.

Unos años después, ella fue a vivir a Roca para cursar sus estudios secundarios, llena de garra y de deseos de progresar. Con el título secundario en mano estudió auxiliar de Enfermería. Y la vida la volvió a llevar a la Región Sur, a El Cuy, ya con dos hijos, Mauro y Noelía, por motivos de trabajo de su esposo, que era docente. Allí fue supervisora de agentes sanitarios en la antigua sala de primeros auxilios que luego se convirtió en hospital.

Unos años después volvió a Roca, donde trabajó en distintos sectores, pero siempre estrechamente ligada a la comunidad, a la cercanía con la gente, al contacto cercano, cargado de afecto y tantas veces necesario.

“Hoy soy licenciada en Enfermería, pero mi corazón siempre fue agente sanitario, así entré a Salud Pública. Lo que hago es con mucho amor”, refiere Dolly. Y esa dedicación, sumada al compromiso, permitió que fuera supervisora del sector de Agentes Sanitarios en Roca y de Enfermería Extra Muros, pasando por diversos Centros de Salud, hasta llegar a jefa del Departamento de Actividades Programadas para el Área (DAPA), la puerta de acceso de la comunidad al sistema sanitario.

“Soy agradecida siempre. Tanto a mis compañeros que me dijeron en ese momento que tomara esa jefatura, a Darío Valladares, Beto Chiovetta, Daniel Reyes. Y agradezco profundamente a la licenciada Ana Senesi, actual directora del Hospital por volver a llamarme para jefa DAPA, donde me desempeño en la actualidad”.

Para despedirla, el viernes, sus compañeros del hospital le realizaron numerosos homenajes y fue la propia directora del López Lima, quien destacó la relevancia de Dolly para la institución.

“Despedimos a Dolly con un gran afecto por su enorme compromiso, su dedicación, porque siempre está dispuesta a trabajar y a llegar a quienes lo necesitan. Es una parte fundamental de esta institución y sabemos que seguirá vinculada, desde otro lugar, porque esta es su pasión y su vida”, dijo Senesi.

Y así, en medio de sentidos homenajes, Dolly dejó “la casita del DAPA”, quizá por última vez como jefa del sector, pero sabiendo que ella nunca, jamás, terminará de irse del hospital, porque forma parte de la institución y porque ha dejado la huella imborrable que dejan las grandes personas.

 

Texto y fotos: Prensa Casa de Gobierno de Río Negro

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