Un policía rionegrino homenajeado en La Pampa, docente en Viedma y una vida de 100 años

 

Al Comisario Mayor ® Don Ángel Garay

Segunda parte

Corría el año 1997 cuando dos hombres vestidos con traje, serios y formales se presentaron en la Jefatura de Policía preguntando por el policía retirado Ángel Garay. Lo ubicaron. ¿El motivo?…Invitarlo muy especialmente a concurrir a la Cámara de Diputados de la provincia de La Pampa donde sería homenajeado con diploma de honor “en reconocimiento a la tarea precursora y ejemplar en defensa del derecho pampeano sobre el río Atuel”.

Posteriormente, y en sesión especial, la Legislatura Pampeana le otorgó un nuevo diploma por ser “el 8 de agosto día de la lucha por el río Atuel y en homenaje al reclamo escrito al General Perón el 8 de agosto de 1947”.

La Fundación Chadi Leuvú lo exaltó con bella plaqueta “por su importante aporte en defensa de los ríos pampeanos” en abril de 2010.

La Jefatura de Policía Pampeana, en agosto de 2018 le entregó diploma con mención de honor por “el compromiso social y conciencia humanitaria”.

Aquel histórico escrito del joven policía, emocionado y profundamente conmovido por el dolor y el desamparo de la sufrida mujer, fue el punto de partida, la base, el encabezamiento del legendario JUICIO DE LA PROVINCIA DE LA PAMPA POR EL ROBO DE LAS AGUAS CONTRA LA PROVINCIA DE MENDOZA, el que tiene fallo favorable de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero aún no ha sido cabalmente acatado por Mendoza. De ahí la gratitud de los pampeanos.

Durante su permanencia en Paso de los Algarrobos, con plausible afán de superación comenzó a estudiar por ¡correspondencia! y tiempo después se recibió de Radiotécnico con diploma otorgado por la Asociación Radio Instituto. Pasaron los años y al provincializarse Río Negro, Chubut y Santa Cruz, los policías de los Territorios Nacionales tuvieron la oportunidad de integrar las respectivas policías. Varios oficiales optaron por nuestra provincia, entre ellos el oficial principal Ángel Garay. Ingresó en el Escalafón Comunicaciones y Automotores y junto al comisario Amleto Fossatti trabajó en la instalación y puesta en marcha de todas las radioestaciones policiales rionegrinas, llamadas a cumplir un rol importantísimo tanto para la institución como para la población en general.

Dio clases de telegrafía en la Escuela Nocturna de Viedma durante varios años e impartió la materia Comunicaciones cuando se formó la Escuela de Cadetes (fui uno de sus alumnos) y fue maestro de operadores de radio. Es prueba del afecto que supo ganarse el hermoso pergamino que le obsequió todo el personal cuando pasó a retiro en 1968: “Al gran camarada y amigo el personal de Comunicaciones le dedica este presente”.

Ya retirado, y acompañado por 37 camaradas en la misma situación, fundan en 1977 el primer Centro de Retirados de la Policía de Río Negro, del cual es elegido por unanimidad su primer presidente. Durante su gestión se adquirió el terreno y se construyó la primera parte, que gestiones posteriores ampliaron hasta cubrir los actuales 900 metros cubiertos.

Es socio fundador de la Mutual del Personal Policial que le otorgó una plaqueta en 2011. Lleva 60 años de aportes y no ha utilizado sus servicios más de una docena de veces. Solidaridad pura.

Posee plaquetas de homenaje hechas por socios y comisiones directivas de nuestro Centro agradeciendo su trabajo para con el mismo.

Como dato de su sencillez, agrego que prestó servicios por cinco años en Jacinto Arauz donde conoció a René Favaloro, con quien tuvo una larga amistad. Prueba de ello es que al realizarle el pueblo un homenaje al mundialmente famoso cirujano, éste, al verlo entre la multitud, se apartó para darle un cálido y fuerte abrazo “al viejo amigo, el oficial Garay”.

“Pocas veces lo cuento me dijo, porque me da un poco de calor”.

Días pasados, al visitarlo para pedirle permiso antes de escribir sobre su vida y hacerlo público, cuando me estaba retirando, posó su mano sobre mi brazo, me miró con sus ojos a flor de llanto y me dijo “nunca terminaré de agradecer al Patronato de Menores de Santa Rosa y a las policías por todo lo que me dieron”. Con un nudo en mi garganta, simplemente lo abracé y me fui en silencio.

Las distintas pruebas de reconocimiento que recibió en su larga y azarosa vida son quince y se las ve en la pared de la pequeña oficina que posee en su casa.

He escrito movido por dos razones. Para que se sepa la trayectoria de este hombre modesto y amable, que JAMAS HIZO OSTENTACION de sus logros y al que (valga el juego de palabras) conocimos sin conocerlo realmente. También para expresar mi aprecio y respeto por aquél niño que se crió “guachito” y supo construirse a sí mismo, con trabajo, estudio, tesón e inteligencia. Perdió un hijo y su compañera de toda la vida ya no está. Siempre tuvo que luchar duramente. Nunca la tuvo fácil.

Recibió en vida, y eso vale mucho, reconocimiento y gratitud. Termino aplaudiéndolo de pie, porque además de lo narrado, el 23 de mayo cumplió con total lucidez cien años y para mi asombro y admiración ¡lee el diario sin anteojos!

En nombre de todos los que compartan lo escrito y mío propio va un fuerte y cálido abrazo Don Ángel. ¡Muy sinceras felicitaciones! Y que Dios lo guarde siempre.

Texto: Comisario Inspector ® Roberto Cancio

 

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