Cuál es el origen y de donde vienen las leyendas. El sol se enamoró de una mujer…

 

El término leyenda proviene del latín “Legenda”, que según traducen, significa “lo que debe ser oído”, mientras otras fuentes consultadas sostienen que proviene del verbo latino “legere”. En este caso descendería de “aceptación” o “elegir” y “leer”

Claro está que se refiere a historias narradas que deben ser consideradas “leyendas” si perduran a través del tiempo y en su mayoría se refieren a historias fantásticas, donde aparecen reyes, dragones, magos, brujos, fantasmas, muchos mezclados amoríos y tragedias.

La leyenda perdura porque son contadas o referidas por  las personas mayores que mantienen en su memoria dichas historias, que entonces se convierten o pasan a ser consideradas como tradición popular, que mantienen vigencia a través de las generaciones y van sufriendo, como es razonable y lógico, distintas modificaciones, generalmente con agregados fantásticos, trágicos, cómicos y humorísticos.

Quienes se han ocupado de este género sostienen que México conserva gran cantidad de leyendas, entre ellas  las más populares como “la llorona”, “la leyenda del Dorado”, “el callejón del beso”, “la india Catalina” y “la Isla de Las Muñecas”, entre otras conocidas en el mundo entero.

Pero es más que necesario comentar  que en Argentina se conoce también una buena cantidad de leyendas referidas a distintos hechos ocurridos a lo largo y ancho del país, algunas de las cuales nos hemos referido en esta misma página.

En este aspecto, seguramente muchos recordarán lo publicado sobre “la leyenda del volcán Domuyo o del Tronco de Oro”, de la provincia de Neuquén, investigada, recogida y referida en su libro vinculado al tema del Dr. Gregorio Álvarez.

En esta entrega, tomaremos nuevamente algunos aspectos de la “Leyenda del Tronco de Oro”, pero anticipamos que  posteriormente lo haremos con otras no menos importantes como la del “Gauchito Gil”, “La Difunta Correa”, “La flor del ceibo”, “El Futre”, la “Del Cerro de los Siete Colores”, “La luz mala”, “El Lobizón”, “Las Cataratas del Iguazú”, “La Telesita”, “El volcán Lanín” y “La piedra movediza de Tandil”, entre otras.

De acuerdo a las informaciones sobre el volcán Domuyo, se trata de la cumbre más alta de la Patagonia, que se divisa desde los Andes Centrales. El Domuyo se destaca por  su gran actividad termal y las importantes propiedades de las aguas consideradas beneficiosas para la salud por sus comprobadas acciones curativas, de acuerdo a estudios e investigaciones del Dr. Gregorio Álvarez.

La leyenda cuenta que en la cima del volcán Domuyo vivía una mujer que logró que el sol se enamorara de ella, olvidándose por lo tanto de su primera enamorada, una bella mujer indígena.

Existe también otra versión que asegura que en la cima donde estaba el lago encantado vivía una muy bella mujer que era custodiada por un toro colorado y un caballo negro.

Además, en el lago se hallaban trozos de oro y quienes llegaron hasta la cima para apoderarse de los valiosos trozos pagaron con su vida al ser castigados por la ambición de apoderarse de esas riquezas.

De acuerdo al relato de Don Gregorio Álvarez en su libro “El tronco de oro” como consecuencia de la leyenda, han aparecido diversas concepciones supersticiosas que han motivado que investigadores, recopiladores y escritores hayan dado sus versiones hasta conformar la “leyenda del Domuyo”. En su mayoría, se ha basado en relatos y observaciones de habitantes de la región, que con sus relatos han mantenido vigente esta leyenda.

Destaca también Don Gregorio Álvarez que los lugareños aseguran que cuando alguno quiere ascender a la cumbre, el cerro muestra su enojo y lo hace saber haciendo rodar piedras y provocando tormentas de viento, lluvia, granizo y nieve.

El cerro advierte que alguien intenta escalarlo, por ello reacciona en su defensa y desata la tormenta a efectos de hacer desistir al intruso llegar a la cumbre, para lo que utilizara toda sus fuerzas, incluso provocarle la muerte.

Esta reacción, afirma también Álvarez, tiene el contundente propósito de resguardar el secreto que guarda desde miles de años y mantener latente la vigencia de la leyenda, sobre “el tronco de oro”, existente en la cumbre.

Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

Las Grutas – Río Negro

 

 

 

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