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En una amena nota, Fabián Scabuzzo glosa los mitos y los goces de la granadina. Dice Fabián, como si fuera yo mismo, que: “Si hay una bebida que está fuertemente vinculada a los placeres de mi infancia es la granadina. Ese jarabe carmesí, tan espero y dulce que se preparas el refresco hay que activar la mezcla con una cucharita. Lo prefiero con soda aunque también lo tomo solo con agua.
“Una bebida antigua, anterior a las gaseosas, que se preparaba en casa con las granadas de los árboles que abundaban en los patios de los abuelos, en los años cuarenta comienza a embotellarse y venderse con éxito, hasta nuestros tiempos. No faltaba en ninguna casa con niños”.
Según la historia, dicen, como la mayoría de jarabes y jugos, se remota a Oriente Medio, como una forma de conservar las frutas para consumir durante todo el año. Su preparación original, como su mismo nombre lo alude, proviene de la granada, cuyos árboles, como se sabe son muy abundantes en la Media Luna Fértil, junto a las viñas y las palmeras, en la mítica Tierra Prometida donde fluye leche y mil.
“A esta fruta muy amada en España y un poco relegada en la Argentina se le agrega azúcar. Los jarabes son otras de las preparaciones creadas por los árabes ¡cuándo no! La palabra proviene de xarab, mucho antes de descubrirse el azúcar, se preparaban con miel y con diversas frutas”.
Sin embargo, si de marcas y productos se trata los mexicanos sostienen que la granadina fue creada en el estado Jalisco.
Fabián, el autor de la mencionada nota, después de aportar varios datos sobre la misma, finaliza diciendo que “No hay mucha más historia que la que cuento, pero me sorprende que en miles de años la granadina haya sobrevivido a todo, incluso al enorme peso de la industria de las bebidas que no pudieron borrarla de escena. Dulce, refrescante y totalmente prescindible, vaya mi homenaje, lleno de recuerdos de la niñez a este refresco tan viejo como el mundo”.
En estos tiempos modernos donde este refresco ha sido casi relegado de la mesa de los argentinos la granadina se ha convertido en la reina de los cócteles, que ni siquiera los mismos árabes hubieran imaginado su destino.
Entre los cócteles más conocidos, seguramente por su maravilloso agregado de color, podemos citar a: “Tequila Sunrise”, donde mezclado con zumo de naranja crea el efecto de un amanecer en el vaso. Y los clásicos “Shirley Temple” y el “Roy Rogers, que son perfectos cuando no es apetecible beber alcohol o aptos para los niños. Y entre otros muchos el “Marilyn Monroe”, donde la granadina aporta un toque pero infaltable y distintivo.
Como el autor de la nota citada cada vez que veo en un bar, en una confitería o en una barra una botella de granadina, me transporto a mi infancia con el recuerdo de los buenos de mis padres, con las tazas de cascarilla, las alcuzas de kerosene, los sifones azules o verdes de cabeza de plomo y aquel vino clarete que tomaba papá.
Salgo de la nota con otros pibes de barrio corriendo con varias granadas en las manos que sabíamos robar de la quinta de don Francisco. Y después a hervirlas y agregarle azúcar: resultado jarabe por varios días. “Rojo color intenso/ de la granadina/ quédate conmigo/ elíxir de la vida”.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta (Río Negro)
