Caminar por el pueblo que te vio crecer, volver una y mil veces a donde fuiste feliz. Quizá con una infancia con carencias pero llena de amor, con las caricias y la sonrisa de los abuelos, con el amor de mamá o papá, con las peleas inocentes de hermanos y primos que aunque no lo sabíamos entonces era riqueza.
No olvidar las raíces y volver, aunque los abuelos ya no estén, aunque la vida nos haya quitado personas amadas y nos haya llevado lejos de los pueblos que tanto quisimos y queremos.
La felicidad está ahí, en volver a caminar los lugares que caminaste de la mano del abuelo, de mamá, está en sentir el aire y aroma de tu tierra y ver el atardecer en el pueblo que amás.
Los Menucos. Río Negro
Texto y fotos portada e interior: Luciana Mirán (Viedma)
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