Los perros y la Gendarmería Nacional. “No tienen un dueño, son propiedad de todos”

 

El perro es tan al gendarme como casi su uniforme. Quien, cuando llega a un cuartel, no ve junto a la guardia un “centinela” despatarrado al sol, o cuando a lo lejos en plena cordillera vemos una patrulla, seguro que detrás de los caballos, siguiendo la huella, vemos la silueta de uno o dos perros.

Todos los que pasamos por escuadrones sabemos que con los perros de la guardia no hay que meterse. No tienen un dueño, son propiedad de todos.

De raza, o de ninguna raza, en algún momento “se arriman” y quedan incorporados. Son parte del cuartel, en el viven y conocen todos sus movimientos, mansos de día, pero de noche en la guardia son el primer alerta que algo pasa, acompañan las largas madrugadas y su premio a veces es solo una ración o alguna caricia apenas dada, pero siguen toda su vida fieles aferrados al verde.

Todos sabemos que cuando hay desfile o visitas en una Unidad entre los preparativos está el encerrar los perros ya que seguro o acompañan las presentaciones o son la última fracción que pasa rindiendo honores ante el palco.

Lógico, tenemos los perros para narcóticos y otras yerbas y los de defensa; de todas formas unos u otros al igual que los “sin papeles” son parte de la Gendarmería.

Vamos primero por algunas que yo viví, historias de los ordinarios:

En Junín de los Andes en las subunidades habían dos perros, mestizos pero de buen porte, cambiaban de subunidad por si solos. Algunos mal intencionados decían que cuando los perros se enteraban de los relevos y el que venía era medio mezquino en las comidas, directamente se “daban de pase”, así un tiempo estaban en Tromen y luego aparecían en Paimun, nunca supimos por dónde cruzaban la cordillera del Lanin.

Si estaban en el Tromen o en Paimun, los cruces de inmigrantes clandestinos eran imposibles, de alguna forma los detectaban aun a la distancia y comenzaban a ladrar hasta que algún gendarme salía con ellos y lo guiaban directo a los que estaban pasando. En pleno invierno con nieve hasta los marcos de las puertas, ellos seguían siempre cambiando de grupo ante alguna señal que solo ellos entendían.

Mención aparte, en verano cada expedición a la cumbre del Lanin los tenia de protagonista y creo que hicieron más ascensiones que cualquier montañista.

En el Bajo Paraguay, en Herradura estaban Diana y Tom, dos mestizos de manto negro, no salía una patrulla si los dos no estaban acompañándola, de noche más valía no tratar de entrar a la Sección vistiendo de civil. Más de uno terminó subido a algún paraíso; en algún momento un J Sec los mando en un camión a Mojón de Fierro a unos 70 km, al otro día por la tarde los dos estaban nuevamente apostados en la Guardia de Herradura.

En las patrullas parecían conocer todas las sendas, cuando ya se entraba al monte, Diana se colocaba unos metros delante y Tom unos metros detrás de la patrulla, todo lo que aparecía en la senda era señalado por ellos.

En el Escuadrón Logístico (en la Dirección Nacional), había en la guardia un perro chico, medio rengo normalmente dormía a un costado del arco de entrada. Un jefe, al entrar apurado, un día lo piso y el perro le mordió el borceguí, por lo que le tiró una patada.

Ese día al subir a su auto las cuatro gomas estaban bajas. Costó un poco hacerle entender que a veces hay cosas que hay que respetar, por insignificantes que sean. Al otro día apareció con un churrasco que delante de todos ofreció al rengo. La afrenta estaba lavada.

Con los de raza la cosa es más difícil, cuantas razas tuvimos, varias indudablemente; en viejas fotos de GN se ven algunos mantos negros ya como perros de seguridad casi en los inicios de la Fuerza.

Creo que en Campo de Mayo hay un monolito por Halcón un perro que incluso aparece en algunas películas de esa época, creo que Patrulla Norte.

Sobre los de Seguridad, los que pasamos por Campo de Mayo seguramente recordamos siempre el aviso o alerta de que alguno de los perros de seguridad se había escapado. Allí no había valientes, solo cerrar puertas y esperar que los guías lo capturen.

Por allí pasaron los Manto Negro, los Rottweiler, los Schnauzer gigantes, los Labrador, los Pastores Belga Malinois, los Bloodhound (Sabueso de San Huberto), y seguro algunos más.

De los Bloodhound recuerdo una historia de la que fui testigo, el DNGN quería saber si esos animales estaban en capacidad de buscar personas perdidas, así que ordeno que en tren se los trajera de Campo de Mayo al Centinela, llegaron los guías con cuatro animales, se les dio para olfatear el birrete de un cabo al que se ordenó esconderse, el cabo subió a la terraza, soltaron los perros y salieron corriendo hacia el subsuelo; todos pensamos que fallaron, no fue así los guías los encontraron echados frente al cofre donde el cabo guardaba sus ropas.

Al comunicar el resultado el DNGN pidió suban los perros a su piso. Así lo hicieron, algunos dicen que los pobres animales se asustaron ante tantos soles, allí nomas vaciaron sus vejigas e intestinos…. Menos mal, el “Turco” lo tomó a risa.

En Clorinda, en Fermín Rolón, había un perro con su guía muy conocidos: el Mboy, que todos los años, juntaba casi todos los premios y menciones al perro que más droga y procedimientos tenía en su haber.

Según pude ver ante las fila de pasajeros que bajaba de los micros, el guía pasaba caminando con el Mboy de tiro. El perro no se alteraba, pero al llegar a la Guardia el guía pasaba la lista, “Revisen el 5 y el 8”, el Mboy los marcó, los que veíamos nunca lo vimos marcar nada, como el guía lo entendía era un misterio, pero los que el guía mencionaba, seguro estaban cargados.

Una vez en un procedimiento de otra Fuerza quedaron tres camiones retenidos, y no teníamos forma de saber si tenían o no droga. Esa noche el guía largó al Mboy en una punta del playón y lo espero en la otra cuando el perro regresó fue concluyente, “Están errados, allí no hay drogas”, al otro día cuando la otra Fuerza revisó los camiones, no tenían nada. Como se comunicaban?

En el segundo año, en la Región me avisan que el guía del Mboy pasaba a retiro. Ya tenía uno o dos enganches, así que fue imposible revertir esto.

Pasó a retiro y el Mboy quedó con otro guía, a partir de ese momento nunca más agarró nada. Su antiguo guía venia todos los días a “visitarlo”, solo entonces comía y cuando el antiguo guía se retiraba quedaba llorando.

Como solucionábamos el tema? Ya el perro estaba perdido sin su guía, además tenía unos ocho años. Se resolvió dar de baja al Mboy y donarlo a su antiguo guía, que según supe lo tuvo con él hasta que partió. Si no estoy equivocado, en Fermin Rolón hay un monolito debajo del cual descansa.

En Iguazú se formó un criadero de perros detectores de droga, un veterinario con mucho entusiasmo, los medios y la cosa caminó. El único problema era de dónde conseguir los perros, Campo de Mayo producía pero no alcanzaba, así que puestos en la búsqueda, supimos que en un país vecino la policía Inglesa había regalado tres reproductores de labrador negros y seis perras ya estrenados en narcóticos. Primero les compramos los cachorros, luego dos perras y finalmente los reproductores y el resto de las madres…contrabando de perros y criadero funcionando.

Allí en Iguazú también se recibieron de Campo de Mayo los Fox Terrier de pelo duro, como animales de búsqueda pequeños para operar dentro de cargas o conteiner, el primer curso fue mixto, personal femenino y masculino, de todas las pruebas los Terrier nunca trabajaron con personal masculino, en cambio las pruebas con damas eran excelentes, detectaban perfectamente todo, sin mucha explicación se llego a la conclusión que eran perros falderos, y como las damas los alzaban, los acariciaban, etc, allí trabajaban a gusto.

En una oportunidad, el Móvil 1 debió emplearse en el interior del país en una pueblada, allí partió con todos sus efectos y sus Schnauzer, la cosa no fue fácil miles de personas y para más algunos instigadores que desde los cerros arrojaban con ondas de pastor tuercas de gran tamaño y eclisas de ferrocarril, que incluso atravesaban por peso y velocidad los escudos en un momento la solución fueron los Schnauzer y allí partieron a desalojar a los más arrebatados, los perros trabajaron durante todo el día.

Al terminar el incidente uno de los guías noto que su perro tenía dificultades para comer, al revisarlo se encontraron que presentaba el maxilar roto en dos partes y falta de dos colmillos, seguro por impacto de una onda. El animal así herido siguió trabajando sin problemas, ya en Campo de Mayo se lo pudo ver luego con unos hermosos colmillos de vanadio que fueron implantados al arreglársele el maxilar. No era simpático verlo sonreír.

Historias existen mil sobre los centinelas peludos, por no extenderme quedaré sólo en estas.

Sirva un poco esto de reconocimiento a todos esos patrulleros de cuatro patas que tanto nos acompañaron por esos caminos perdidos de la frontera, sin pedir nunca nada y muchas veces poniendo el poco cuero que tenían por nosotros.

Texto: Informe de Patrulla, en Facebook

Colaboración del lector Emilio Caranday

 

 

About Raúl Díaz

Check Also

Empresa de Río Negro de tecnología mundial ofrece pasantías pagas

  La empresa rionegrina Investigaciones Aplicadas (INVAP), con sede en Bariloche, ofrece pasantías rentadas para …