Los Pocitos, Bs.As: ¿Otro Caribe marítimo cerca de Carmen de Patagones y Viedma?

Existe una costa marítima bonaerense desconocida y agreste que espera ser descubierta. Playas extensas, bahías dilatadas, rincones solitarios donde pocos habitantes conviven en forma íntima con el mar Argentino. En sintonía con esta calma, se presentan hospedajes y servicios que permiten disfrutar de otra costa atlántica, que se escapa de las aglomeraciones.

La inflación y el propio deseo de tener un lugar dentro de estas playas apartadas, ya empuja a reservar en estos días. El plan es perfecto: salir de la ciudad para descansar algunos días en playas solitarias, donde el consumo se reduce a la mínima expresión y la clave está en el disfrute del aire puro, el cielo, el mar calmo, y la naturaleza.

A las playas de Las Perdices y Las Conchillas, en el Puerto de San Antonio Este les llaman Caribe patagónico. Ahora, ¿Los Pocitos?

Los Pocitos

A Los Pocitos lo llaman el Caribe bonaerense. Una bahía pequeña en el Partido de Patagones contiene un puñado de casas donde viven 70 habitantes alejados del mundo, en la más idílica soledad.

La postal impresiona: arena calcárea blanca y el mar con una tonalidad esmeralda: el efecto se produce porque es el único pueblo ostrero del país, los bivalvos que crecen en calma y abundancia filtran el agua de mar produciendo este color surreal. “Hay que atreverse a contar tanta belleza”, afirma Sonia Ilgner, vecina y artista plástica.

Material para sus obras, le sobra. “Nuestra playa es uno de los humedales más fascinante de la costa bonaerense con una temperatura de sus aguas únicas”, dice Ilgner. Entre 20 y 24 grados.

Se trata de un mar cristalino. La dieta se basa en las ostras, que se pueden cosechar a mano. “Es un lugar agreste”, anticipa. Es una buena señal. La playa y la geografía están dentro de la Patagonia bonaerense. “Hay gente bella dispuesta siempre a dar una mano”, afirma Ilgner.

Tiene hospedajes, un camping frente al mar y un comedor donde se pueden saborear las ostras y los pescados que llegan frescos todos los días. “También, pulpitos”, sugiere Ilgner.

El caserío está frente al mar, el contacto es directo. El sol nace sobre este horizonte de pampa líquida. La señal telefónica es nula, pero algunas casas tiene internet. “Estamos alejados del mundo”, sentencia esta artista que eligió esta reposada bahía para disfrutar la vida. Hay proveeduría y, un par de veces a la semana, llegan verduras y frutas del alto valle rionegrino. Se accede por camino de tierra. “Los Pocitos es volver a las raíces, para entenderlo, hay que vivirlo”, culmina Ilgner.

Existe una costa marítima bonaerense desconocida y agreste que espera ser descubierta. Playas extensas, bahías dilatadas, rincones solitarios donde pocos habitantes conviven en forma íntima con el mar Argentino. En sintonía con esta calma, se presentan hospedajes y servicios que permiten disfrutar de otra costa atlántica, que se escapa de las aglomeraciones.

La inflación y el propio deseo de tener un lugar dentro de estas playas apartadas, ya empuja a reservar en estos días. El plan es perfecto: salir de la ciudad para descansar algunos días en playas solitarias, donde el consumo se reduce a la mínima expresión y la clave está en el disfrute del aire puro, el cielo, el mar calmo, y la naturaleza.

La Chiquita

“La gente quiere descubrir estos lugares escondidos”, afirma Marcos Kunich, director de Turismo. Con apenas cuatro habitantes estables durante todo el año, es considerada la playa más solitaria de la provincia. Su belleza es única, y su ubicación, en el Partido de Villarino, se ha comunicado de boca en boca hasta transformarse en el tesoro mejor guardado del sur bonaerense. “Tenemos un frente de costa de 20 kilómetros de playa vírgenes”, sugiere Kunich.

La fortaleza se apoya en formar parte de la creación de un pueblo marítimo. En los últimos tiempos, durante el verano se suman nuevos vecinos que elevan la población a 50 personas. “Es un lugar clave, en las puertas de la Patagonia”, confirma Kunich.

El estuario del río Coloroda está a 30 kilómetros al Sur. Hacia la medianoche, se corta la luz y entonces las estrellas iluminan este rincón encantado. Los hospedajes y vecinos eligen energías renovables. El camping tiene señal de internet libre, provisto por el Arsat, fogones y todos los servicios. “Caminar por la playa bajo la luz de la luna o las estrellas es una experiencia inolvidable”, argumenta Kunich.

A lo lejos, el Faro Rincón ilumina esta costa y a los solitarios marinos del fin del mundo. Hay proveedurías y guías de pesca que salen al mar a buscar corvinas, meros, gatusos y pescadilla. “Nos eligen la familia y los aventureros”, dice Kunich. La playa está a 70 kilómetros de la ruta nacional 3, por camino de ripio en buen estado. “Es un paraíso natural”, concluye.

Otros tres lugares de la costa bonaerense para visitar son Arenas Verdes (cerca de Necochea), Balneario San Cayetano y Marisol (Partido de Coronel Dorrego).

Texto: Leandro Vesco, diario La Nación

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