Hechos extraños y curiosos que dan miedo. Un caso en Cipolletti y otro, en Neuquén

Carles Hoy Fort fue un verdadero adelantado en pesquisar hechos raros o malditos, que no tienen ninguna explicación racional.

Este ser extraño -autor del famoso “Libro de los condenados”- expurgaba diarios y revistas de todos los países del mundo buscando coleccionando hechos maravillosos o fantásticos.

Sus primeras colecciones de fichas fueron minuciosamente guardadas en cajas de zapatos. Pesquisó hechos malditos, sucesos inexplicables y accidentes atípicos a los que la ciencia dice no, los subestima o los confina a los archivos como a intrusos molestos capaces de quebrar los esquemas minuciosamente elaborados y tirar abajo hipótesis y teorías avaladas por la reputación y el prestigio académico de científicos reconocidos.

“Todo estaría bien. Todo sería admirable. Si los condenados quisieran seguir siendo condenados”, supo afirmar este buscador de misterios.

Fort, en su libro, ha dejado testimonio de hechos inexplicables como apariciones misteriosas, lluvias de peces y hasta de tomates y verduras, combustiones espontáneas de personas, viajes al pasado, tele transportaciones en el tiempo y el espacio y un sinfín de hechos malditos que encerraba en sus fichas.

Dos de estos fortuitos han sucedido en nuestra Patagonia. Raros, inexplicables, inauditos.

En la localidad neuquina de Bajada del Agrio se enseñoreó por las calles ante la vista atónita de los vecinos un animal por demás extraño.

Se trataba, conforme a las notas periodísticas y las fotos tomadas de un animal semejante a un canguro, pero sin la bolsita y de 40 centímetros de alto munido de una larga y gruesa cola. ¿Qué animal era? ¿De dónde vino? ¿Cómo fue a parar a un tanque de agua?

Sin duda, que hubiera sido otro de los hechos condenador de Fort.

El otro caso, a pesar que tratan de darle una explicación, es la aparición de una silueta extraña en la ciudad de Cipolletti  similar a la de un extraterrestre.

Recientemente, se está estudiando a un pequeño pueblo de Polonia donde desde hace años solo nacen mujeres.

Los relojes del palacio de Versalles se “enojaban” y detenían, si el relojero no los visitaba.

Hay piedras que se vuelven contra las personas que lanzan y dos banderas de un conocido general que se bajaron solas al mismo tiempo.

Hechos misterios y que Fort se estaría frotando las manos.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

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