En Carmen de Patagones exhiben platillos chinos que reflejan una triste historia de amor

En el museo Emma Nozzi, de Carmen de Patagones, se exhiben tres platillos para tazas de café conocidos como “Porcelana Willow” donadas en 1971 por Esther Buckland. Apreciando su decorado, se perciben que ilustran la fábula china de los mandarines “del sauce”. Las construcciones, siluetas y un bote navegando el lago recuerdan una escena oriental. Compartimos la historia:

Kung Chi, se enamoró de Chang, el secretario de su padre, hombre de pocos ingresos. El progenitor de Kung Chi quería casarla con un pretendiente rico. Pero, su hija no tenía deseos de hacerlo, por lo que su padre la recluyó en una casa al extremo del jardín para que reflexionase. Crecía frente a la vivienda un sauce y un poco más allá un frutal, en cuya contemplación pasaba Kung Chi sus días. La visión de sus hojas y flores le daba alegría; ¡Con qué poco se divertía la pobre mujer!

Un día, Chang le escribió una carta para invitarla a huir con él. Pero temiendo que su correo cayera en manos del irascible padre, tomó una cáscara de coco, le puso una vela para darle calidad de insólita embarcación y, después de colocar dentro su mensaje, la lanzó al lago y siguió su derrotero hasta que la vio llegar a manos de Kung Chi. La joven contestó por el mismo medio, aceptando la proposición; pero le aclaró que, si tenía valor, debía ir a buscarla. Chang tuvo valor; fue hasta la prisión de su querida y se la llevó consigo, sin olvidar el cofre de joyas de su novia que seguramente les sería útil para afrontar sus primeros días de vida en común.

Al cruzar el puente por el cual debían a la fuerza escapar del jardín fueron sorprendidos por el padre, quien comenzó a perseguirlos.

Iba adelante Kung Chi, la seguía Chang con el cofrecito en sus manos y atrás el padre, blandiendo un látigo. No los alcanzó y los novios se refugiaron en una casa en la orilla opuesta del lago, donde vivieron felices.

Pero otro pretendiente, despechado y enfurecido, logró ubicarlos y cuando los enamorados se hallaban en el interior disfrutando de su intimidad prendió fuego a la humilde casa. Así murieron entre las llamas Kung Chi y Chang, aunque su espíritu continuó viviendo bajo la forma de las dos aves que sobrevuelan la escena.

Principio del formulario


Texto y foto: Museo Emma Nozzi, Carmen de Patagones

About Raúl Díaz

Check Also

YPF donó notebook, TV LED, camas y otros elementos a chicos de Sierra Grande

  La donación forma parte del programa de inversión social de YPF, que busca contribuir …