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Eduardo Gómez, maestro riojano, supo elegir junto a su familia a la hermosa localidad de Valcheta como su lugar en el mundo. Docente por vocación supo sembrar el alfabeto en el paraje de Nahuel Niyeu cuyo nombre significa “lugar donde hay tigres”.
Trajo, como todos los pioneros, un bagaje de sueños y canciones y la magia incomparable de su guitarra con el exquisito repertorio de una música nuestra, de raíz folclórica.
Yo lo suelo recordar interpretando temas de los grandes autores nacionales ya sea bajo la sombra de los sauces, en peñas o festivales o en los tradicionales boliches de aquel entonces, en especial en el viejo hotel de Rada. Noches inolvidables de amigos y serenatas, que continuaban al decir de nuestro Tatano Lucero a la luz de unas velas porque el servicio eléctrico se cortaba a las doce de la noche.
Eduardo supo ser mi amigo y con él compartí muchas noches de bohemia y de guitarreadas. Éramos en aquellos años de la década del 70 vecinos y por las tardes se acercaba con su guitarra a mi casa.
Recuerdo su admiración por el Chacho Peñaloza y la gesta de los grandes caudillos. A veces cuando ejecutaba los solos de guitarra, al decir de Naldo Pérez en una canción que le dedicara, Eduardo “era un jilguero prendido al diapasón”.
Fue “revelación” del Festival Nacional de Folclore en Cosquín (cuando Cosquín era Cosquín) interpretando el tema “Domingo de Agua” de Osiris Rodríguez Castillo.
Le tocó compartir escenarios de los grandes valores de nuestro canto y era realmente admirado.
Una época hermosa de mi juventud se fue con esos amigos y hasta el día siento sus ausencias, por eso tal vez el acierto de aquella frase que “todo tiempo pasado fue mejor”.
Eduardo Gómez está siempre presente en la cultura y el recuerdo de este querido pueblo, con sus anécdotas, con su Chevrolet 400, su música y con el afecto que dejó en quienes los conocimos.
Dejó para todos nosotros un tema inolvidable, testimonio de Valcheta y de su gente, que es un poco como nuestro himno, siempre interpretado a lo largo de los años: la chacarera “La Valle Angosto”.
“En mis andanzas guitarreras/ conocí pagos sureños/ cuando tocan chacareras/ de Valcheta me recuerdo. En este pueblito lindo/ hay muchachos divertidos/ hacen rueda los asados/ y se toman un buen vino. Manuelito Marileo/ así es mi vida coplera/ traigo zambas del norte/ y esta humilde chacarera. Mi guitarra va cantando/ la noche la va envolviendo/ la despertarán los bombos/ cuando venga amaneciendo. Siempre me piden que cante/ y no me puedo negar/ traigan guitarras y bombos/ y algo fresco pa tomar. En Nahuel Niyeu te cantan/ los alumnos de mi escuela/ y te siento más graciosa/ chacarera valchetera. Saadín Sale, el negro Flores/ Raúl Lorca y otros más/ cuando sientan esta chacarera/ de mí se han de recordar.
JORGE CASTAÑEDA
ESCRITOR – VALCHETA
