Las vaquitas de San Antonio son de buena suerte

 

Hoy, cuando salí a caminar por la avenida Río Negro del balneario Las Grutas, me llené de nostalgia y me pareció retornar a los años de mi infancia. Y todo porque entre las plantas y las hierbas encontré, casi mimetizada a ¡una vaquita de San Antonio!!

“Mariquitas de colores / que van andando la hierba, / que se asoman, que se ocultan / tal vez porque ven muy cerca / que algún humano malvado, / es capaz de sus miserias / de aplastarlas con su pie / porque envidian su belleza.

Cuando niña muchas veces / y sin que me diera cuenta, / se posaban en mi mano, / a mi brazo daban vuelta, / y después me abandonaban / y volvían a la tierra.  Hoy tengo el privilegio / de que una u otra vez / me visiten sin reparo / y jamás las dañaré.  Verdad es que se las ve poco / seguro que las matamos / con la infinita soberbia / que tenemos los humanos.  Y por eso más que nunca / hoy debemos protegerlas, / para que sigan viviendo / en la magia más perfecta, / no es justo que desaparezcan / de la faz de nuestra tierra.

Y es que está en nuestras manos / el detener esta locura / de ir destruyendo a cada paso / los regalos de Natura”. Hermoso poema conservacionista de Estela Pasaglia.

Según algunos las mariquitas, catarinas o vaquitas de San Antonio es un símbolo de buena suerte. Cruzarlo en el camino significa que se puede encontrar pronto un buen amor. No sé si será mi caso, porque yo ya tengo uno.

Se dice que “además es mensajera de buenas noticias, éxitos, transformaciones positivas y salud. Según la creencia popular, si cae en la mano de una mujer que recién contrajo matrimonio significa que tendrá tantos hijos como puntos tenga el animalito. Otros, en cambio, sostienen que indica los meses de relación fogosa que tendrá antes de caer en la rutina del matrimonio. Si se posa en las manos de una persona anciana le traerá buena fortuna, y si está enferma, pronto se recuperará”.

Es un pequeño insecto volador de color rojo con puntos negros que está emparentado con los escarabajos y los gorgojos.

Según los estudiosos que “al ser un animal diurno se esconde durante la noche, pero también lo hace en invierno, en una especie de comportamiento similar a la hibernación. Aunque son independientes, se reúnen para hibernar en grupos, ya que juntas se protegen unas a otras del frío. Vuelven a salir al campo cuando comienza la primavera”.

Y ahora cantemos: “Ahí va una vaquita / volando entre las flores / y en sus alitas tiene / mil pintitas de colores.  Con sus dos antenitas / saluda muy contenta / se para en mi mano / para que yo pueda verla.  Vaquita de San Antonio / que vuelas por mi jardín / Vaquita de San Antonio / qué lindo es tenerte aquí”.

Cuando era pequeño las vaquitas abundaban en el barrio La Falda de Bahía Blanca y mi buena madre me decía que si se posaban en la mano sabían contar los deditos. Y yo le creía porque parafraseando a Alejandro Dolina era un niño sensible.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)

 

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