La última y nos vamos… En los viejos bares se reviven costumbres y tradiciones

Las copas de los bares en el campo y en los pueblos son inmensas. ¿Saben por qué? Porque los bares son esos espacios, a los que todos los días llega gente que tiene mucho para contar; gente que vive en la soledad y el silencio perpetuo del campo, gente que luego de una jornada larga de trabajo entre la hacienda, los perros, los caballos y la mosquitada, se arrima en busca un remanso.

Hay una necesidad de compartir las vivencias cotidianas, de conversar, de recordar, de comentar hechos del pasado, del presente y de lo que se va a hacer mañana…

En los pueblos y el campo, la gente tiene otros tiempos.

– Buenas noches, ¿Qué va a tomar?, se le pregunta al recién llegado.

Y ahí nomas el bolichero, cuchilla en mano, pica hielo y llena el vaso.

-Sirva la vuelta, dice un lugareño acodado sobre una mesa con naipes y ceniceros.

-Una más y nos vamos… Le dice el patrón al peón, en esa madrugada en que los perros ya han dado mil vueltas buscando su mejor sueño.

En los rincones y mostradores de los bares se “revive gente”, costumbres y tradiciones.

Se recuerda a los que están y a los que se fueron; y si uno de los concurrentes se ausenta un par de días, todos se preguntan ¿Se habrá molestado con alguien?, ¿Estará enfermo?, ¿No se habrá muerto?

Los bares son esos lugares de encuentro, de mirada y escucha atenta, de apretones de mano en los que se celebra el tiempo.

Los bares guardan los almanaques, las historias y los valores de otros tiempos.

– La última y nos vamos…

– Para temprano es tarde y para tarde es temprano, decían dos amigos en el pueblo, que llevaban 14 horas de bar y sin ponerse de acuerdo.

Texto: Yamil Sebastián Canelo

 

 

About Raúl Díaz

Check Also

Tres hijas de gremialista tienen cargos en Biblioteca del Congreso y cobran $1 millón

  Durante sus años como diputado Omar Plaini, líder del gremio de canillitas a nivel …