Antes, en Inglaterra las parejas debían pedir permiso al rey para tener sexo

 

Obviamente esta  exigencia no incluía a los integrantes o componentes de la familia real o de la corte, en una clara actitud discriminatoria hacia la plebe y además con algunas medidas aleatorias, que agravaban aún más la diferenciación.

La afirmación surge como consecuencia que tras haber obtenido la autorización del monarca, este hacía entrega además de una ostentosa placa que se colocaba en la puerta de la vivienda mientras las parejas tenían relaciones.

Aquella certificación  que se debía exhibir rezaba: “Fornicatión Under Consent of de King” (F.U.C.K.)  que dio origen a la luego tan usada  expresión. Es necesario aclarar que dicha autorización era otorgada por aquellos que manifestaban el deseo de gestar un niño, ignorándose en tanto si se otorgaba un plazo determinado o si la pareja tenía la obligación de informar sobre los resultado de sus intentos por lograr traer un niño al mundo.

Por otra parte, nada se dice respecto de aquellos  que estaban interesados en practicar actividades sexuales solamente por placer, ni se indica si en esos casos se necesitaba la presentación de otros  requisitos, que acrediten el derecho a fornicar o no.

Tampoco hubo información precisa sobre la exigencia del monarca a solicitar permiso para tener hijos y como lograrlo, aunque algunos análisis efectuados luego por historiadores estimaban que podría orientarse al control de nacimientos o tener información respecto a estar al tanto sobre el crecimiento poblacional.

De todos modos, resulta a primera vista o impresión, abusivo e invasivo y lo primero que surge es el pensamiento que el rey estaba muy interesado en tener información y control de las conductas de los habitantes.

Pero lo que es evidente, al margen de la connotación que por sí sola producen medidas como la adoptada por el rey u otras acciones o disposiciones, como  se originaron palabras, siglas y apodos.

Por ejemplo, algo que universalmente tiene un uso cotidiano, tiene su origen en la Guerra de Secesión, cuando de acuerdo a lo que confirman los libros de historia, retornaban tras haber participado en enfrentamientos bélicos sin haber sufrido baja alguna.

En ese caso, las autoridades del cuartel colocaban un cartel en lugar bien visible y con  letras que se podían leer desde distintas distancias y direcciones con la leyenda: “0 Killed” o traducido, “cero muertos”, para hacer saber a la tropa y población en general, que todo había resultado exitoso y en cierta forma con el propósito de alentar a las tropas para próximas operaciones militares futuras.

Aquella comunicación dio nacimiento al tan difundido y utilizado, “O.K.” para expresar que todo estaba bien, como para manifestar estar de acuerdo, cerrar un negocio, aprobar una decisión, una medida y tantas cosas  más.

Pero hay algo más, claro que hay que remontarse a la lectura de las Sagradas Escrituras, ya que cuando estas ceremonias se realizaban, cuando debían mencionarse a San José por ser el padre de Cristo se referían al “Pater Putatibus”, aunque con el propósito de simplificar o abreviar, comenzó a familiarizarse el uso de; “P.P.”,  lo que derivó posteriormente que a todos los José se los llamara o rebautizara con el apodo de “Pepe”.

Otro aporte más que interesante nos brinda el Libro de San Mateo del Nuevo Testamento, donde afirma que es “más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”.  Aquí surge lo gracioso o la confusión en la que cayó  “San Jerónimo” que fue el traductor del texto, quien interpretó la palabra “camelos”, como “camellos”, sin advertir que en “Griego” Kamelos, se denominaba a una soga de grueso tamaño que se utilizaba para el amarre de los barcos al muelle.

Obviamente ambas expresiones pueden ser aceptables, pero nos obliga a pensar en cual es más coherente, más razonable o que más se adapta al tradicional dicho.

Una sorpresa interesante encontramos también en la historia de la llegada de los conquistadores ingleses a Australia, los que se sorprendieron al observar unos extraños animales que daban saltos más que llamativos.  Por señas y algunas palabras sueltas interrogaron a los nativos, que según el relato, eran extremadamente  pacíficos y solo repetían “KhanGhu Ru.”.

Los ingleses definieron entonces el vocablo “Kangaroo” (canguro), aunque más tarde los especialistas en lingüística tras exhaustivos estudios definieron que lo que expresaban los nativos repetidamente ante la requisitoria de los ingleses, era en forma taxativa ”No le entiendo”.

A quienes nos gusta trabajar y en cierta manera también jugar con las palabras, sus significados,  orígenes, procedencias y demás, nos place ofrecerles estas sorpresas que nos ofrece esta maravillosa posibilidad  para la comunicación y espero que ustedes amigos lectores también las disfruten.

Para cerrar, espero que como dice el viejo refranero popular “Uno no se acuesta sin haber aprendido o sin saber algo nuevo.”

Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma  – 

Las Grutas – Río Negro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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