La historia de la mujer que se curó por un milagro de Ceferino

 

Tenía cáncer de útero y afirma que le rogó a Ceferino para que la sanara y pudiera tener un hijo.

En 2007 su caso fue analizado por el Vaticano para la beatificación de Namuncurá.

Valeria tenía 24 años y se estaba muriendo; su dolor más grande era dejar a su esposo, africano, aquí, solo y sin hijos.

“Por eso le hablé a Ceferino. Más que nada lo increpé: ¿Te hace falta un milagro para ser santo? Bueno, hacémelo a mí”.

Tenía un cáncer de útero avanzado, los médicos le sugirieron una cirugía y al entrar al quirófano los se dieron cuenta que estaba curada totalmente.

“Gracias a este milagro Ceferino fue beatificado y esperamos pronto su Santificación”.

 Fuente: Complejo Ceferiniano, Pedro Luro, provincia de Buenos Aires

 Noviembre de 2021

 

Para mis hijas, Ceferino es el santo que curó a su mamá”

Habló la mujer que recibió el milagro

CORDOBA.- “Mis hijas lo identifican a Ceferino como el santito que curó a su mamá”, dijo a LA NACION Valeria Regina Herrera, la cordobesa que sanó de un cáncer de útero gracias a un milagro atribuido a Ceferino Namuncurá y que fue aceptado por el papa Benedicto XVI para decretar su beatificación.

En su casa de Alta Gracia, rodeada de sus tres pequeñas hijas de rasgos africanos -fruto de su casamiento con Joseph Koua, de Costa de Marfil-, relató los tormentos que le provocó el cáncer por el que, de no mediar el milagro, peligraba su vida cuando tenía 24 años.

“No teníamos ni un año de casados y ya nos pasaba la topadora por encima”, dijo Valeria, que siempre estuvo apegada a la Iglesia. Como laica, en una acción pastoral fue a África -donde se enamoró- y hoy, con sus 31 años, estudia enfermería.

Sobre la forma en que imploró por el milagro, en octubre de 1999, recordó: “Encontré una revista donde se hacía una reseña de los posibles santos argentinos y aparecían el Cura Brochero, la madre Tránsito y Ceferino Namuncurá”.

“Yo detuve mi atención en Ceferino porque recordaba la imagen de una estampita que tenía mi abuela. Siempre me llamó la atención su mirada mansa y muy profunda. Me sentí identificada por todo lo que decía sobre su intención de misionar entre los suyos (los mapuches) y que había padecido una tuberculosis que acabó con su vida”, comentó.

Al advertir que Ceferino estaba en proceso de beatificación y se requería un milagro para ser declarado beato, miró la imagen y le dijo: “Precisás el milagro, hacelo conmigo porque vos sabés que he trabajado entre los tuyos, que quiero seguir haciéndolo. Ahora vos dame la mano a mí, hacé el milagro conmigo”.

Para ella, el ruego tuvo una respuesta inmediata: desde un viernes a un lunes desapareció sorpresivamente el cáncer de útero que la mortificaba y por el cual le habían indicado un tratamiento con quimioterapia. Cuando fue a un hospital oncológico para las sesiones, le informaron que el tumor había desaparecido.

Valeria dijo que la médica le preguntó repetidas veces si ella había hecho algo que cambiara su estado. “No hice nada, ni tomé nada”, le respondió. “Yo sentía que estaba bien. Al mes ya estaba perfecta”, expresó la joven, que al año siguiente comenzó a trabajar en dos jardines maternales y en 2001 quedó embarazada de Dédi (hoy de 5 años), su primera nena. Y después llegarían Muriel (4) y Sessé (2).

“Cuando nació mi primera hija dije: «Ahora nadie me puede discutir que esto ha sido un milagr»”, manifestó. Pero ni siquiera en el Arzobispado de Córdoba fue escuchada.

Luego de deambular, otra vez le habló a Namuncurá. “Si esto es de Dios, hacé lo imposible para que salga a la luz porque es para tu gente”, dijo. A los cuatro años llegó a su casa en Bialet Massé un religioso que le pidió copias de las historias clínicas de su caso para llevarlas al Vaticano. Allí se consideró que podía tratarse de un milagro y se encomendó la investigación al padre Dante Simón.

El sacerdote le habló en 2005 para que lo pusiera en contacto con los médicos y las instituciones que la habían atendido, así como familiares y testigos. En enero de 2006 se presentaron las actas en el Vaticano y ahora se anunció la beatificación.

Texto: Orlando Andrada, diario La Nación, ciudad de Buenos Aires

 

 

 

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