Manzana¿La fruta del pecado? Si se la corta por la mitad se verá la estrella del paraíso perdido

 

Poma, manzana, mal fruta del deseo y de la tentación. Verde, amarilla roja. Entera, en rebanadas, mordida, por mitades. Ya se llame Baldwin. Delicius, Gala, de doble apelativo como la Granny Smith o aquella relacionada con la florista y el mismo escritor George Bernard Shaw.

Reina de las frutas, compañera del hombre desde que nació la agricultura, desarrollada del malus punilla y originaria del sudeste de Asia.

Con jerarquía divina elevada al Olimpo de los dioses, los griegos la apreciaban sobremanera.

“Quién coma una manzana por día –sabio rey Salomón- evitará la visita del médico”.

En el Jardín de las Hespérides era de oro y para los escandinavos “las manzanas de los dioses”. En el mítico Avalón, entre ellas, curó sus heridas el legendario rey Arturo. Y la isla de San Brandán estaba cubierta por estos frutos curativos y milagrosos.

Tácito, a orillas del Mar Muerto, las intuía hermosas y deleitables, pero adentro llenas de cenizas: ¡Oh, manzanas de Sodoma!”.

Fue también la fruta de la discordia al inicio de la guerra de Troya. La diosa Afrodita y el mismo Hércules supieron de ella.

Hay pueblos que le confieren a la virtud de las manzanas el poder de otorgar, belleza, larga vida y a veces hasta la inmortalidad.

La manzana de Samarcanda al príncipe Ahmed lo curaba de todas sus enfermedades.

A Guillermo Tell ya sabemos lo que le pasó y también al pobre Isaac Newton. Teofrasto supo registrar supo registrar minuciosamente una gran variedad de esta sabrosa fruta.

“No busques manzanas bajo el álamo”, dice un refrán eslovaco y “una manzana podrida pudre todo el cajón”, decimos nosotros más vulgares. Sin embargo para los armenios “todo lo redondo no es manzana”.

Ya el nombrado rey Salomón buscaba a la amada entre los manzanos, según el exquisito Cantar de los Cantares. Ray Bradbury, -el mago de Illinois- “Las doradas manzanas del estío”. Y aquí en las antípodas se dieron “las manzanas amargas”, al decir de su autor el periodista Julio Rajneri.

Carlos Torres Vila y el Chango Nieto solían cantar la muy estimada canción de Edgardo “Negrín”

Andrade “Amor de los manzanares”. Y el amigo Raúl Ferragut imaginó en su hermosa canción un diálogo enternecedor entre “El manzano y el Limay”.

Valentín Sayhueque. El hijo de Chocorí, estableció administrativamente aquí en la Patagonia su “Gobierno de las manzanas”. Seguramente esas silvestres que descendían de los manzanos traídos desde Chile por el jesuita Nicolás Mascardi y de los cuales el explorador Basilio Villarino y Bermúdez escribió en su diario de viaje que “recorrí bien la rama y he visto la carga de manzanas que tenía, por los pezones cargados a las mismas”. Y que con los frutos de un solo manzana –dice el cronista- “se cargaron todos los marineros”. Y agrega que al haber dos casos de escorbuto “han venido bien las manzanas por no haber embarcado dietas, medicinas ni facultativo” observando a una de las manzanas ya mordidas por la boca del hombre.

Manzana, poma, fruto prohibido de la tentación, árbol del deseo. ¿Algo habrá tenido que ver la manzana, allende en el Paraíso terrenal? Algunos aseveran que sí a pesar que el relato bíblico solo mencione “el árbol del conocimiento del Bien y del Mal”.

Como pruebas al canto toman un cuchillo y la trozan por la mitad. Sugieren que en cada una de las partes estará dibujado el aparato reproductor de la mujer (por quién entró el pecado al mundo) y si el corte es transversal se apreciará con toda claridad una estrella, señal del paraíso perdido.

A mí las manzanas me gustan con piel o sin ella. En la coquinaria, en ensaladas, al horno o en compota. Para postre: decorando una buena tarta. Y si son arenosas mejor.

Su pulpa hecha sidra es una bebida digna de los dioses. Y sus jugos son sanos y deliciosos. Recuerdo los “Cipolletti” de manzanas verdes o rojas.

Las escojo, las sospeso, las observo, las muerdo y me alejo con ellas haciendo malabares.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

TÍTULO ORIGINAL DE LA NOTA: ELOGIO DE LA MANZANA ¿ES LA FRUTA DEL PECADO?  SI SE LA CORTA POR UNA MITAD SE VERÁ LA ESTRELLA DEL PARAÍSO PERDIDO Y SI POR LA OTRA EL ÓRGANO REPRODUCTOR FEMENINO – ¿COINCIDENCIA?

 

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