Estancias de Patagones: El Tigre, un aljibe y dos letras. Su nombre es un misterio

Armar historias de lugares, a veces, resulta ser una aventura de descubrimientos, es como armar un rompecabezas pero con las piezas desparramadas por diferentes lugares.

No es lo mismo que investigar y narrar las historias de vida de personajes que resultan ser únicos de un lugar por su trayectoria o por su labor, ya que en esos casos es más fácil armarlo por la oralidad de otras personas o veces de primera mano por el propio personaje.

Dichos populares

En este caso, mi curiosidad por la Estancia El Tigre comenzó hace un par de años por algunos amigos que habían llegado hasta el establecimiento y me comentaban lo impresionante que era, su antigua casona, las plantaciones, etc. Y así comencé a indagar entre conocidos sobre la Estancia El Tigre y solo logré algunos detalles, pero no eran suficientes para armar la historia como yo quería. Sin embargo, todos los relatos que llegaban a mis oídos coincidían con que era un lugar único y eso lo tenía claro, además era seguro que el lugar había sido de alguien muy importante.

Hace un par de meses mi querido colaborador Víctor Hugo Vogel, a quien no conozco personalmente, me envió fotos de la Estancia San Francisco, en la zona de Pradere, de la cual investigué y logré armar una especie de historia o al menos un registro de ese lugar. Leyendo algunos informes a los que pude acceder detecté varias cosas que unían a la Estancia San Francisco con El Tigre, por lo tanto Víctor me dijo que se llegaría hasta el lugar para tomar algunas fotos mientras yo trataba de armar el rompecabezas.

Comencé haciendo una publicación en este grupo de Facebook, tipo S.O.S. para ver quiénes concretamente me podrían dar una mano, y sí, aparecieron muchas personas, tal como yo calculé, que tenían conocimientos del lugar.

La historia de la Estancia El Tigre arranca como todas las historias de otras estancias de nuestra zona y si bien en este caso es Partido de Patagones, la zona tiene que ver con un espacio geográfico en el cual el protagonista es el río Colorado.

Historias de las últimas conquistas

Desde 1880 hasta 1912 abarca la llegada del General Roca en 1880, avanzada de la denominada Conquista del Desierto, hasta la llegada del ferrocarril que coincidió con la fundación de la localidad de Pedro Luro. En 1880 el área del valle estaba poblada por indios tehuelches, araucanos y pehuelches.

Se considera que don Pedro Luro fue el primer poblador de la zona a la que llegaría en 1856 con fines de exploración. Luego arribaron las carretas y arreos de ganado vacuno para fundar el primer establecimiento ganadero, el que por disposición del propio Luro se instaló a orillas del Colorado, ”junto a isletas de chañares”. Nació así la estancia “Las Isletas”.

Como todos sabemos, al morir Pedro Luro todas estas leguas de campo fueron heredadas por sus hijos quienes de alguna manera continuaron fundando estancias y generando desarrollo a la zona.

Los Pradere eran parte de la familia Luro, por lo tanto hacían negocios entre ellos y a la vez se ayudaban.

Datos en el Registro de la Propiedad

El establecimiento “Los Alamos” está formado por los lotes 13 y 24 del plano oficial del Partido de Patagones, compuesto de 15.133 Has. Adquirido por Francisco Pradere al cambiarle los lotes 46 y 47 de 20.000 Has. a Santiago Luro el 7 de marzo de 1895.

El establecimiento “La Providencia” de 18.191 has. cuya adquisición originaria resulta del título otorgado por el Presidente de la República Juárez Celman, a favor de la sociedad “Pradere Hermanos”, el 8 de Abril de1890. “Lotes 34 y 35” del plano oficial del Partido de Patagones, compuesto de 20.000 has. adquirido por Don Francisco Pradere.

El establecimiento “San Francisco” de 38.251 Has. Fueron adquiridos de la siguiente forma:

1) Por escritura del 20 de noviembre de 1874, el Presidente del Senado Don Álvaro Barros, vende a Don Francisco Pradere, un campo en el Partido de Patagones de 16.149 Has. comprado con un poder por Don Santiago Luro.

2) El 5 de octubre de 1892, el Presidente de la República Don Carlos Pellegrini, extiende titulo de Dominio a favor de Don Francisco Pradere, Santiago Luro y Sucesión de

Juan A. Pradere, de la parte libre de los lotes 14, 16, 21, 22, 23 y 26 y ángulo Norte del 37 de la Quinta Sección de las tierras cedidas por la Provincia de Buenos Aires a la Nación. Superficie: 21.266 has.

3) El 24 de julio de 1894 el Presidente de la República Luis Sáenz Peña, extiende titulo de Dominio a favor de

Francisco Pradere, Santiago Luro y Sucesión de Juan A. Pradere, de una superficie de 6.460 has en esos lotes citados anteriormente, que se había adjudicado de menor en el

titulo anterior.

El Tigre, un aljibe y las dos letras

Acá se empieza a desenredar el ovillo y se puede empezar a tejer la historia.

El fundador de la estacia El Tigre fue Don Santiago Luro Pradere, segundo hijo de Pedro Luro y Juana Pradere.

Esto lo dedujimos gracias a qué en muchos relatos lo nombran a don Santiago cómo primer dueño de la Estancia y además porque en el aljibe están grabadas sus iniciales S. L.

Es probable que la fecha de su fundación coincida con otras de la misma época, entre 1890 y 1910.

La zona en la se encuentra está muy cerca del Fortín Viejo, el Reducto y además dentro del campo se encuentra un antiguo brazo seco del Río Colorado.

Seguramente, el lugar era propicio para la cría de ganado vacuno y caballos, porque más adelante les contaré quien fue Don Santiago, quien además de terrateniente era criador de caballos de carreras, fundador del Jockey Club y dos veces presidente de esa entidad a fines del siglo XIX.

Con respecto al nombre El Tigre, así figura el nombre de la zona en los primero mapas trazados a mano y es más, la zona de la desembocadura del río Colorado fue primero de Villarino y luego pasó a manos de Patagones ya que seguramente fue un límite difícil de establecer debido a que el río fue cambiando su fisonomía con el tiempo.

 El nombre El Tigre es un misterio, pero según algunas versiones dicen que Don Santiago Luro, junto a sus peones, habían visto deambular varias veces a un tigre, porque según cuentan había caído de un barco que naufragó cerca de las costas de esa zona llevando animales para un zoológico, pero también se puede dar el nombre por las especies felinas que habitaron alguna vez esas llanuras, muy similares a los pumas que vemos hoy pero de porte más grandes y con colmillos.

Si sabemos que la zona fue investigada por el equipo antropológico de Gustavo Martinez, y así lo detalla en su libro Arqueología de cazadores-recolectores del curso Inferior del río Colorado. Es un excelente informe donde se detallan los aportes al conocimiento de las ocupaciones humanas Pampeano- Patagónicas, año 2017 INCUAPA-CONICET  y a la Universidad de Tandil, UNICEN. En dichos informes de detallan los hallazgos de materiales pertenecientes a ocupaciones humanas de entre 900 y 400 años atrás.

La pregunta sería si tal vez en esas épocas pasadas en el lugar, existiría alguna especie animal similar a un tigre???

Quién fue Santiago Luro?

Nació en Dolores, provincia de Buenos Aires, el 5 de diciembre de 1847. Cursó Derecho en la Universidad de Buenos Aires, graduándose de doctor en jurisprudencia con una tesis denominada “Estudio sobre las servidumbres”. Ejerce su profesión y al mismo tiempo participa en el Partido Conservador del cual llega a ser presidente.

En 1882, se desempeñó en la presidencia de la Cámara de Diputados de la provincia durante el gobierno de Dardo Rocha. Comienza así, una larga carrera política en la cual es también electo diputado nacional en dos oportunidades;  1886 – 1890 y 1910 – 1914.

Fue director del Banco Provincia; miembro del directorio del Banco Hipotecario Nacional; presidente del partido Unión Provincial; convencional para la reforma de la Constitución de 1869; dos veces presidente del Jockey Club. Hacendado y dueño de la colonia “Ojo de agua”, coherente con su visión fue uno de los pioneros de la cría de animales de pura raza.

Es de destacar, que fue el propietario del saladero más importante de la provincia de Buenos Aires, integrante de la Compañía Sansinena de Carnes Congeladas. Recordemos que era el segundo hijo del empresario Pedro Luro. Se casó el 2 de septiembre de 1871 con María Gache Silveyra y no tuvieron hijos.

Según el libro “El cauce del Colorado”  de Pascual Paesa de 1967 (pág. 173), Santiago Luro luego de decretada la ley de Catastro del 5 de octubre de 1878, se inscribe por la misma ley en 45 acciones y fracción y en 1884 se le entregaron 14 Lotes en la 4° ta. Sección. La misma firma, Santiago Luro, obtuvo por la compra al señor Próspero Rouaix, escritura del 18 de agosto de 1892, 15.133 hectáreas en el Partido de Patagones. También en el libro el padre Bonaccina comenta que salió a caballo a recorrer la costa del Colorado hasta llegar al Tigre para bautizar, confesar y comulgar.

Santiago Luro muere en Buenos Aires, el 29 de agosto de 1919.

La etapa posterior

Luego de pertenecer a Luro, la estancia pasó a manos de Ramón Olaciregui, no se sabe bien el año ni tampoco si entre medio hubo otro dueño pero lo que si sabemos es que Don Ramón era un importante empresario y parte de la oligarquia terrateniente. En Pedro Luro estaba la casa de remates Lanusse y Olaciregui (luego Bermúdez y Olaciregui) era muy conocida (allí trabajo Beto Hansen de joven). Tenían su propio predio ferial ubicada en lo que dónde hoy se ubica el Barrio Hipotecario de Pedro Luro (en la entrada al pueblo). La casa de remates se ubicaba dónde hoy funciona un instituto de inglés.

Luego del fallecimiento de Ramón, heredan estas tierras sus hijos Sara y Luis. Sara Olaciregui estaba casada con Luis Bouzat quienes continuaron en el lugar por varias décadas más hasta que deciden con su hermano Luis Bouzat venderla.

En la distancia trabajaban muchas personas, muchas familias fueron parte de la historia.

La casona y demás instalaciones

Entrevisté a Claudia Bertazo quien vivió allí desde pequeña (entre los años 70 y 80) y luego con su esposo en los años 80 y 90. Ella me facilitó mucha información en cuanto a las instalaciones de la Estancia:

“Yo no recuerdo mucho pero sé que pertenecía en esos años a Francisco Bouzat y los dueños habían sido Lanusse y Olaciregui.

Cuando estábamos nosotros se sembraba trigo pero también se dedicaban a la cría de hacienda. Yo viví en la casona porque mi papá fue el encargado de la Estancia. Recuerdo que tenía una hermosa galería techada, un comedor grande y de cada lado del comedor había dos habitaciones con baño, eran en total cuatro habitaciones y dos baños, más la cocina. En la galería había  un enrejado muy delicado de hierro como se ven en las fotos y además recuerdo que tenía muebles muy antiguos y hermosos.

A la primaria fuimos a la escuela de el Reducto pero cuando crecí me fui a estudiar a Burato y tiempo después me casé en 1988 y volví con mi marido, Luis Valdez, y allí trabajamos varios años más.

En el lugar se encuentran otras instalaciones como la casa del encargado, la de los peones con cinco habitaciones más separadas, también contaba con carnicería, una caballeriza, dos galpones, lavadero, veterinaria, garage y una pequeña construcción donde se ubicaba un motor que generaba luz.

Muy cerca del casco había un potrero donde decían que había un “cementerio indio”. A pocos metros de la casa del encargado mi papá había construido un fogón, allí una vez, no recuerdo el año, hubo una inundación era un lugar cercano a una parte del río, en ese lugar había madreselvas y sauces, era un lugar muy lindo.

Estuvimos allí hasta que se vendió en 1996.

Apreciaciones arquitectónicas de la casona

Pese a los años aún se aprecian en detalles que la casona fue pensada como una segunda residencia, aunque bastante modesta en comparación a otros cascos de la familia Luro- Pradere posee detalles refinados que determinan una época de esplendor y expansión rural.

Ya el acceso arbolado y la tranquera de madera tallada dan la pauta que llegar a este lugar era importante.

La fachada de la casona muestra dos alas unidas por una galería al medio techada con chapas comunes, en general las aberturas de madera con vidrios repartidos y con postigos internos están rematadas con molduras en líneas rectas lo que supone que las arcadas enrejadas de la galería fueron posteriores pero no muy lejanas a la fundación de la estancia.

En su remate superior ambas alas de la construcción poseen una especie de punta de hierro, son cuatro en total, como si fueran pararrayos pero seguramente esas puntas podrían haber permitido que el lugar sea visualizado un par de km antes de llegar, salvo por su parque alrededor colmado hoy por altísimas palmeras, eucaliptus, pinos y álamos aún se podrían ver desde lejos.

En líneas generales la casona tiene una forma clásica pero refinada con detalles sobrios en los remates de sus aberturas y bordes. Dentro de la galería se ven los pisos cerámicos característicos de la época y las rejillas de ventilación del sótano.

El aljibe de material y hierro forjado, si bien se deterioró por el paso del tiempo, aún se mantiene de pie intacto con sus detalles delicados y sus tapas dobles en las cuales se encuentran las emblemáticas iniciales S L.

Hoy, la Estancia no es lo que fue en sus inicios pero aún nos muestra el encanto de una época de mucho desarrollo en la zona. Tampoco posee la misma cantidad de hectáreas ya que se fueron dividiendo lotes y vendiendo. En la actualidad pertenece a Raúl Igner y familia desde el año 1995.

Algunos aportes de personas vinculadas al lugar

Según Hugo Anderson: “En esa estancia trabajé entre 1968 y 1970, los dueños eran el matrimonio y sus hijos Bouzat- Olaciregui y lo admistraba Don Juan Poletto, Yo trabajaba de mensual y tractorista. Puede ser que haya tenido Miles de hectáreas la estancia el Tigre, lo que pasa o pasó fue que hace montón de años estas tierras fueron divididas, vos te darás cuenta que cada división que hacían o formaban un casco de estancia era conocida por las plantaciones de eucaliptos por las que yo conocí, que eran Fortín Viejo, Santa María,etc. Todas tenían la misma arboleda Yo tengo conozco bien la zona porque, como decía trabajé en el Tigre y en Santa María también, y de chico fuí a la Escuela 43 de la Estancia El Reducto. Ambas estancias Santa María y el Reducto estaban casi juntas y había que cruzar el río colorado,eso lo hacíamos a pie y cuando el río traía mucha agua pasábamos por un puente.

Tengo recuerdos de esa zona, mi padre Gabino Anderson, era encargado de la estancia Riacho Azul. Tengo parte de mi familia en Villalonga, un hermano en la zona de Médanos que administra otros campos, mi madre con un hermano y hermana están en Villalonga, mi padre Gabino Anderson falleció y yo ahora estoy viviendo en el sur de la patria, en Puerto San Julia, Santa Cruz y estoy jubilado pero suelo ir a la zona me y dar una vuelta por los pagos.

Andrea Ríos, desde Mayor Buratovich nos dice: “Mi abuelo Francisco Bocca cuando tenía 45 días en 1906, su familia y varias familias más inmigrantes Italianos de la época, que estaban en Córdoba, se vinieron en carro hasta la Estancia el Tigre, según le contaban a él era una Estancia muy pujante, llegaron y solo estuvieron unos meses y luego se fueron a la zona de Ombucta donde allí se radicaron.

Gallo rojo dice: “En esa estancia vivieron mis bisabuelos, Cristino Marqués y Raymunda Margarita León Guerrero, mi abuela, Mercedes Marqués y sus hermanos. Desde 1895 hasta no sé qué año.

Un dato de color es que la Agrupación Scout “Los Pozos” solían hacer sus campamentos con sus Dirigentes Veronica Areso, Gabriela Kreitz, Daniel Del Gobbo. La Agrupacion es de Villalonga y estuvo en actividad hasta el 2009 aproximadamente.

Para finalizar quiero agradecer siempre a quienes me escriben invitándome, de alguna manera a investigar este tipo de lugares. Este fue un gran desafío más, ya que cómo ustedes saben la historia la podemos armar si la gente que la vivió la cuenta y sobretodo si ese relato queda escrito o al menos en la memoria de los descendientes.

A veces lamento que todos estos pioneros visionarios como Luro, Pradere, Buratovich, entre otros no se avivaron de pagarle a alguien para que anoten o registren su historia. Seguramente nunca se imaginaron el legado histórico que nos estaban dejando. Y no solo por todo lo tangible sino también lo intangible.

Está investigación no hubiera sido posible sin:

Las hermosas fotografías tomadas por Víctor Hugo Vogel.

Las averiguaciones de Maria Teresa Howez Kunusch y Guillermo César Cura quienes hablaron con Gabriel Bouzat y Pablo Izcovich.

Los aportes vividos por Claudia Bertazzo y su familia.

Los aportes del arquitecto Gerardo Bares

Espero que les guste.

Abrazo

Texto: Noelia Sensini

 

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