Tal vez sí y tal vez no. “Cuando vivía feliz en Mallín Ahogado, a 23 kilómetros de El Bolsón”

 

Hace muchos años, al leer la muy buena novela “La buena Tierra” de Perla Buck, me llamó la atención la parte en que un humilde campesino chino al ver su siembra tan hermosa y que prometía una cosecha excepcional, en lugar de alabarla dijo que era mala, porque temía despertar el enojo de los dioses, ya que si lo hacía, éstos se pondrían celosos y habrían de castigarlo.

Cuando vivía feliz en Mallín Ahogado, a 23 kilómetros de El Bolsón, tenía un pequeño rebaño de ovejas y de las crías de las mismas, nació una cordera realmente hermosa. Una tarde, cuando terminaba de encerrarlas, pasó a visitarme mi apreciado vecino, don Próspero Inalef. Ufano le pedí que me acompañe para mostrarle la cordera, ya casi convertida en borrega. “Mire que bello animal, ¡que parejita!, debería llevarla a la exposición rural de Bariloche, porque seguro que la premian”, le dije.

“Es verdad, muy bonita, pero mejor no la pondere tanto” me contestó. Un poco extrañado le pregunté ¿por qué Don Próspero?,…“por las dudas nomás, me dijo, porque como decían los antiguos, no es buena tanta alabanza”.

Un día llegué tarde a mi chacrita, ya había oscurecido. Fui a buscar las ovejas para llevarlas al corral y noté la falta de la bonita. Guardado el piño salí a buscarla linterna en mano. La encontré en medio de unos troncos. Mordida por uno o dos perros estaba muerta.

Sin caer en la superstición, estoy convencido que hay asuntos que los humanos no manejamos. Pertenecen a lo arcano, a lo imponderable, a lo misterioso y acaso condimentan un poco la vida.

Este de hoy, más que un escrito, es un mensaje para reflexionar. Cada cual con su creencia.

Texto: Roberto Cancio

 

 

 

 

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