Los legisladores Jorge Ocampos (Cipolletti) y Daniela Agostino (Bariloche) son autores del proyecto de ley que pretende restringir en la provincia de Río Negro la utilización, venta o entrega los denominados sorbetes de plástico no degradables a todos los establecimientos expendedores de todo tipo de bebidas, como también a los comercios que expenden alimentos como restaurantes, cafeterías y locales que sirvan comida preparada o bebible.
Explicaron que “esos locales
deberán ofrecer productos reutilizables como madera, vidrio o similares o elementos desechables distintos al
plástico como papel, cartón, bambú o plásticos
desechables certificados”.
La futura norma exceptúa a las personas que por
alguna dificultad de salud necesitan el uso de
este tipo de utensilio y
además establece que todas aquellas industrias
que usen plásticos no degradables tendrán
que iniciar un proceso tendiente a reemplazarlos por otros que sean más armónicos con la vida y el medio
ambiente.
Según datos de la Fundación Vida Silvestre, por
año se vierten en los océanos 8 millones
de toneladas de plástico. “Nuestro país ocupa la posición 28 en un ranking de 192 países costeros, encabezado por China.
En general, el 80 por ciento de la basura
plástica en el mar y en las playas proviene
del continente, pero esta cifra cambia según la ciudad”.
Un estudio reciente de la Universidad de Coimbra revela que por primera vez
en la historia se hallaron restos de plásticos
en pingüinos de la Antártida, lo que los
científicos calificaron como alarmante.
“En las playas de nuestro país encontramos una
mayor proporción de basura que proviene
de los barcos comerciales y pesqueros, incluyendo redes, boyas, cajones de pescado e inclusive alimentos u
otros artículos sin utilizar”.
El legislador Ocampos destacó que “en todo el
mundo las personas han batallado con el
efecto del plástico en el medioambiente y muchos países han prohibido, limitado o gravado el uso de las bolsas
de plástico”.
“Se debería lograr proporcionar los sorbetes a
través de un sistema ‘a solicitud’, que
le da al cliente una opción y ayuda a evitar el desperdicio, garantizando así que las mismas se le proveerán únicamente
a quienes los necesiten”, explicó el legislador cipoleño.
Los sorbetes o bombillas se han convertido en la
“nueva causa” de los ambientalistas,
teniendo en cuenta que están hechas de polipropileno, un derivado del petróleo y no se pueden reciclar porque
son tan livianas y pequeñas que caen de
las máquinas clasificadoras y se mezclan con otros
materiales.
Finalmente, Ocampos consideró sumamente
necesario tomar medidas hoy para limitar
la generación de este tipo de plásticos, que están contaminando nuestros océanos y “es necesario promover la
protección de los ecosistemas marinos
como una prioridad, sobre todo para las generaciones futuras”, concluyó.