Ostras en Los Pocitos, cerca de Patagones y Viedma: ¿De un gran negocio pasó a un problema?

Fueron introducidas en los 80 con proyección comercial y hoy la población de estos bivalvos crece sin control y hay explotación furtiva.

Anahí González / agonzalez@lanueva.com  

En el último tiempo se multiplicó notoriamente la cantidad de ostras silvestres no sólo en la costa del balneario Los Pocitos, sino en toda la Bahía Anegada del distrito de Patagones. 

El crecimiento descontrolado de estos bivalvos -especie que se introdujo a principios de la década del ’80 con grandes expectativas productivas y comerciales que fueron decayendo- comenzó a generar inconvenientes y riesgos para la población.

El escenario comenzó a complicarse hace algunos años cuando los establecimientos que realizaban la producción y comercialización de ostras en el distrito bajaron sus persianas (Puelchana Patagonia y Pocito SA, en San Blas y Los Pocitos, respectivamente) A partir de entonces, las ostras sembradas, en su momento, para favorecer la incipiente actividad, comenzaron a esparcirse de forma descontrolada porque el recurso que tiene muy pocos predadores naturales.

“Existe una superpoblación de ostras en todo el sistema de la Bahía Anegada”, reconoció Ricardo Angos, uno de los impulsores de Puelchana Patagonia, establecimientoque se dedicó a la producción y comercialización de ostras durante cuatro años, hasta 2015, y llegó a tener hasta 50 empleados y a exportar 20 mil docenas de ostras a Hong Kong.

 “Cuando hay marea alta no se visualiza la presencia de la ostra en la costa de Los Pocitos. Mucha gente que no sabe que están, sobre todo los turistas que llegan en temporada estival, ingresa al agua con marea alta y se corta”, señaló y aseguró esta presencia   también es un inconveniente para quienes realizan la pesca deportiva de costa.

La delegada de Stroeder, Romina Becker, también reconoció la complejidad del escenario.

“Se sembraron ostras y ahora el problema es que se han hecho silvestres y se están desparramando. Es algo bastante complejo porque casi en toda la playa, sacando sectores, hay que tener cuidado”, dijo.

 “No sé bien cuál va a ser la solución porque ya se han expandido tanto que es un problema gravísimo. Por eso hay que avisarle a la gente que tenga recaudos cuando se mete al mar”, añadió.

La problemática es aún mayor cuando nos adentramos en el terreno de la explotación ilegal.

En octubre pasado, el Comando de Patrulla Rural de la Policía bonaerense capturó un transporte de pulpas de ostras que no cumplían con las exigencias sanitarias que impone la Ley Provincial de Pesca bonaerense. 

El operativo se concretó en una zona rural entre Stroeder y Los Pocitos y el cargamento secuestrado fue de 500 kilos de pulpa de ostra y 1.500 de ostras en piedra. 

Según Ricardo Angos, retomar la actividad productiva y comercial permitiría el control de los bancos naturales de ostras teniendo en cuenta que este bivalvo tiene muy pocos predadores naturales y su asentamiento se multiplica rápido. Estamos trabajando para reabrir el establecimiento. Ya obtuvimos la habilitación a nivel provincial y estamos solicitando algunas cuestiones a SENASA”, expresó.

 Angos señaló que, a fines de 2015, debió cerrar la empresa familiar -la llevaba a delante junto a su hermano Gonzalo- debido la falta de políticas públicas que alienten al sector.

“Hay una buena cantidad  de ejemplares para poder hacer el cultivo, que es lo que más nos interesa. Nos importa trabajar una ostra de calidad, de plato, de cultivo, además de la carne de ostra, que también nos interesa porque no queremos ser un monoproducto”, expresó.

“Hoy tener una cámara frigorífica, o dos, como tenemos nosotros, es de un gran impacto solo por el costo de la energía eléctrica, a eso se suma el deber de afrontar todos los aranceles de SENASA, los salarios con sus aportes y cumplir las exigencias sanitarias. Desde el packaging al flete, es todo un gran costo”, indicó. 

“En su momento, no encontramos alicientes para que la actividad pudiera pasar de ser artesanal, de ser una pequeña empresa, a convertirse en un emprendimiento con un proceso productivo consolidado”, destacó.

Además, señaló que estas actividades tienen una gran demanda de personal dentro y fuera del establecimiento, en su mayoría, se requiere mano de obra artesanal y también empleados para el área administrativa. 

Deslizó que la reapertura de la planta podría también presentarse como una oportunidad para reconvertir al productor furtivo que hoy hace la actividad para llevar un plato de comida a la casa. 

 “Estamos haciendo desde el año pasado todo lo necesario para reabrir el establecimiento y salir de nuevo a la cancha. Si se dan algunas condiciones, sobre todo económicas, muy pronto la planta puede llegar a estar lista para salir al ruedo”, indicó.

“Solo levantar la persiana generaría no menos de 10 puestos de trabajo. Se necesitan empleados que trabajen en el área productiva (son los que trabajan en el agua), otros para la cuestión vinculada al procesamiento (en la planta y control sanitario”, dijo.

“El manejo de los bivalvos es muy fino, muy riguroso, no se te puede escapar nada en la cadena de frío y  la manipulación debe ser con elementos de seguridad”, dijo.

Respecto a la exportación del producto, Angos aseguró que su empresa no tuvo la regularidad que hubiera querido porque surgieron cuestiones desfavorables en el escenario internacional y debieron apuntar más hacia el mercado interno.

Texto y fotos: en La Nueva (Bahía Blanca)

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