Maravillas y misterios de la Región Sur de Río Negro: los diamantes negros

 

La Región Sur de la provincia de Río Negro encierra maravillas y misterios en toda su extensión. Desde el milenario bosque de árboles petrificados de Valcheta con sus más de 70 millones de años, a los secretos recónditos de la Meseta de Somuncurá, donde –dicen los estudiosos- hay indicios de actividad humana que datan de 13.000 años.

Desde las pinturas rupestres de Sierra Pailemán a los “pozos que respiran”; desde las leyendas de cada uno de sus parajes y pueblos, hasta los antiguos ritos ancestrales caídos de los panteones tehuelches y mapuches; desde el milagro bautismal de “La Gotera” hasta la cueva de Curín; desde las especies únicas en el mundo como la “mojarrita desnuda” y la “ranita de Somuncurá, hasta los pilares de monedas que parecen columnas salomónicas; desde los cañadones donde el viento y los aluviones han dado formas humanas y de animales a los basaltos dormidos, hasta las misteriosas estrellitas entre la arena encontradas en el paraje “el Salado”: desde la “piedra templaria de Valcheta, hasta misteriosa “puerta de piedra”.

El que sabe mirar, mejor dicho escrutar con ojos de nictálope, descubrirá en su árida geografía esteparia verdaderos símbolos escritos en los petroglifos o en los farallones exactamente iguales a los de la antigua civilización de los egipcios. Camino de grecas, pisadas del avestruz, rastros de la piedra caminadora, pilquines entre las cuevas, matuastos que como lagartijas gigantes acechan a los incautos, cerros como el Corona que resisten al que atrevido se atreve a escalarlo.

Todo tiene su historia y su leyenda, desde los topónimos de parajes y lugares hasta las viejas costumbre de los lugareños, donde todavía se puede ver a los temerosos que al acostarse dejan las alpargatas en cruz para ahuyentar a los malos espíritus.

El tiempo siempre transcurre igual, recurrente, siempre esquivo para sus pobladores que siempre esperan un mañana mejor que los despierte del sopor de la indiferencia y del olvido.

Pero siempre, el que mira con atención tendrá la recompensa de descubrir misterios y arcanos que aún subsisten en lugares apartados y solitarios.

Y recientemente un amigo en un cañadón en las inmediaciones de la localidad de Comallo encontró una verdadera rareza casi no vista en toda esta zona: una especie de diamantes negros, que hasta pueden ser las famosas tectitas que para formarse necesitan una enorme fuerza de calor. Como no tienen la dureza propia de los diamantes negros se ha descartado esa hipótesis, pero quedan las preguntas Qué son? ¿Qué fuerza calórica los formó? ¿Qué datación de antigüedad tendrán?

 Seguramente un nuevo misterio que se esconde en la profundad de nuestra querida Región Sur.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)

 

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