Desapariciones misteriosas. Un niño se esfumó en el aire. Hombre perdido en el Gualicho

 

Hay hechos misteriosos que jamás fueron explicados y que han desconcertado hasta a los mismos investigadores y científicos.

Uno de ellos (son muchos y de toda índole) son las desapariciones misteriosas como si los protagonistas literalmente se esfumaran en el aire.

Uno de los casos más notables sucedió en Brecon, en el país de Gales. El 24 de diciembre de 1905 en casa del granjero Owen Thomas, quince personas se preparaban para compartir la cena de Navidad sentados a la mesa, esperando el regreso de Oliver, un niño de once años, a quien su mamá había mandado con un balde al cercano pozo a traer agua. Pero el niño no pudo cumplir jamás con el encargo maternal ni pudo hacer honores a la suculenta cena preparada por el ama para agasajar a familiares y amigos.

Un grito aterrador llegó desde el campo cubierto de nieve. Creyendo que un lobo atacaba al pequeño, se apoderó Owen Thomas de una escopeta y corrió seguido por el resto de los hombres, hacia el pozo, siguiendo las huellas dejadas por su hijo en la nieve. Había recorrido una veintena de metros cuando, de improviso, dejó de distinguirlas. Solamente halló el balde; y no huella alguna de lobos. Parecía como si al niño le hubieran salido unas alas que lo levantaron del suelo.

La mañana siguiente llegaron al lugar elementos de la policía local para investigar lo sucedido, pero nada lograron sacer en claro. Y como el niño no volvió a ser visto nunca más y no pudo darse una explicación razonable de lo sucedido, el caso fue archivado.

Otro caso alude a una narración del escritor Ambrose Bierce (desaparecido misteriosamente en la guerra civil mexicana) que inspiraría a su vez la extraña desaparición de David, quién se esfumó frente a su granja de Gallatin, Tennessee, a la vista de su esposa e hijos y cuya voz llegaría más tarde de la nada.

Y así podríamos seguir con muchos otros casos del mismo tenor. Pero aquí, en la Región Sur de la provincia de Río Negro, han sucedido por lo menos dos casos notables.

El primero es la desaparición en los campos del Gualicho del vecino Pío García que salió con su caballo a recorrer el campo y no volvió nunca jamás. Los familiares y baqueanos que siguieron por varios días sus huellas, notaron asombrados que las mismas misteriosamente desaparecieron en la llamada Salamanca, la misma cueva del Gualicho donde Bernabé Lucero aprendió a tocar la guitarra.

El otro caso, que también ha provocado una leyenda sucedió en el paraje de Nahuel Niyeo, donde una niña fue a buscar agua al jagüel y también desapareció, escuchándose, se dice, en algunas noches el llanto lastimero de la niña.

 En el mundo de la realidad no-ordinaria, como lo llaman los investigadores, todo es posible, hasta que gente, barcos y otras cosas desaparezcan en forma repentina sin dejar huellas.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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