Las cataratas del Iguazú también tienen su leyenda de amor

 

No se puede negar que las cataratas de Iguazú es uno de los lugares turísticos del país que más visitas recibe y que constituye uno de los centros más conocidos, no solo en nuestra patria, sino también internacionalmente.  Claro que sobre su formación se conocen diversas historias y  leyendas.

Entre ellas, no podía faltar una relación de amor entre dos jóvenes donde la tragedia tiene su incidencia y genera una incomparable belleza a través del hermoso salto de agua.

Una de estas historias destaca que hace ya mucho tiempo los guaraníes habitaban en la ribera del río Iguazú, donde además vivía un dios que conocían como Boi y era el que se encargaba en brindarle protección a la tribu. La narración sostiene que en una oportunidad conoció a Naipí, hija menor del jefe de la aldea y pronto se obsesionó con la joven y pidió su mano al padre.

El progenitor de la joven, cacique de la tribu por otra parte, aceptó dicho pedido de inmediato sin consultarlo o comunicarlo a su hija Naipí, quien para ese entonces estaba enamorada del joven Tarobá.

Este muchacho era integrante de otra tribu del sur y ya habían acordado con Naipí el día de la boda, por lo tanto, enterados de la decisión del padre de la muchacha, planearon escapar juntos el mismo día de la boda

Finalmente ese día llegó y mientras se llevaba a cabo la ceremonia y los invitados estaban distraídos y atentos a otros aspectos vinculados al tema, la joven Naipí escapó para reunirse con su amado, quien la aguardaba en el río en una canoa.

El hecho enfureció a Boi que comenzó a perseguirla furioso y haciendo gala entonces de sus poderes alzó la tierra haciendo que una parte del río se eleve sobre la otra formándose de tal manera la gran Catarata con lo que logró provocar la separación de Naipí y Torobá.

Pero allí no culmina la cosa ni tampoco las acciones vengativas  de Boi, quien prosiguió ejerciendo sus poderes para destruir a los jóvenes y en su arranque de furia consiguió convertir a Torobá en un árbol y a la joven Naipí en una piedra ubicándola  en el centro del río.

Tras cumplir con su ataque a los jóvenes, Boi se refugió en una cueva desde donde podía vigilar eternamente a los enamorados convertidos ahora  en árbol y piedra, e impedir de tal forma que unan su amor.

Como lo señalamos al principio, son varias las versiones de esta historia leyenda que se han conocido vinculada con el nacimiento de las cataratas del Iguazú, pero sin duda la más difundida o conocida entre quienes se han interesado en conocer más sobre las mismas afirma que tras la acción de Boi que convirtió a Naipí y Torobá en piedra y árbol respectivamente, se advierten fenómenos que los vincula.

Cuenta entonces la historia que en días de lluvia y sol intenso, aparece el arco iris que por algunos instantes, con  sus colores unen el árbol y la piedra posibilitando de tal forma que los jóvenes logren unirse aunque solo sea por pocos momentos y afirmar de tal modo que el amor sigue uniéndolos.

Texto: Eduardo Reyes, escritor de Viedma

Las Grutas  –  Rio Negro

 

 

 

 

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