El veneno. Llamativo hecho ocurrido hace mucho tiempo en una Comisaría de Río Negro

 

Allá por 1969, el oficial ayudante Rodolfo León estaba trabajando en la Comisaría de Cipolletti cuando cerca de las 21 hs un chacarero se presentó para comunicar que en una de las piezas destinada a los peones, uno de ellos yacía en el suelo aparentemente sin vida. No estaba de servicio, pero el oficial de turno se había retirado a cenar por lo que se ocupó del caso. Al llegar al lugar constató que efectivamente el hombre, de cincuenta años, estaba muerto.

Le llamó la atención el fuerte olor a Parathion, un poderoso agroquímico que se utilizaba para fumigar las frutas, cuyo envase no encontró, pero lo que sí vio fue una botella con poco más de su mitad conteniendo vino tinto. Pensó enseguida que el difunto lo habría mezclado con el veneno para quitarse la vida, razón por la que con sumo cuidado la puso en una bolsa y la llevó a su oficina, donde le pegó un papel, le dibujó dos tibias en X y debajo de las mismas, con letras grandes escribió “VENENO”. La ubicó sobre un mueble para que fuera analizada al día siguiente y se dedicó terminar el procedimiento, constatándose que era un suicidio. Pasadas las veinticuatro horas se retiró a su casa.

Esa noche, casi como de costumbre, cayó detenido por andar ebrio y piropeando a las mujeres en la calle, un hombre bueno, pacífico, pero lamentablemente era alcohólico consuetudinario y pasaba varios días por mes en la Comisaría. Lo llamaré “Pinocho” porque pertenecía a una familia cipoleña y pueden ofenderse. Conocedor de la mayoría de los integrantes de la unidad por sus nombres, y por ser manso, hasta el mate compartía con ellos. Eso sí, tenía que “colaborar” con la limpieza, tarea que esa mañana cumplió con otro detenido también por ebriedad.

Pasadas las 8,30 horas llegó León a su oficina y cual no sería su sorpresa al ver que la botella estaba donde la había dejado, pero completamente vacía. Sorprendido y molesto llamó a la guardia para saber qué había pasado, ya que suponía que en la misma estaría la evidencia de uno de los medios empleados para suicidarse el trabajador.

“A su oficina no entró nadie, los únicos que anduvieron limpiando fueron Pinocho y el otro contraventor” dijo el oficial de guardia.

“Que vengan” fue la orden y esto ocurrió al entrar “Pinocho”.

-No te hagas problemas Leoncito, era vino nomás.

-¿Pero cómo se te ocurre ponerte a tomar? ¿No viste que decía veneno?

-¡Claro que lo vi!, pero como tenía color y olor a vino, le dije a mi compañero; para mí que es vino y si tiene veneno y nos morimos, ¡vamos a morir en la ley!. Nos chupamos toda la botella y de paso compusimos el cuerpo.

-No te enojes che y quedate tranquilo, que no era veneno..

Texto: Roberto Cancio, Río Negro

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