La epopeya novelada del 7 de marzo de 1827 por LU 15 Radio Viedma

 

Transcurrían los primeros meses de 1990 cuando la opinión pública de Viedma y Patagones pudo escuchar con singular asombro y beneplácito el relato día por día de los principales episodios bélicos que se sucedieron entre los invasores brasileños y las fuerzas patriotas entre el 28 de febrero y el 7 marzo de 1827, enfrentamiento que culminó con la victoria de los defensores del fuerte del Carmen que congregaba unos 800 habitantes contra la flota de un poderoso enemigo.

En síntesis, pudieron acceder en un rápido y didáctico repaso, al modo de una crónica periodística -con sus principales episodios- de la gran hazaña conjunta de los milicianos y el pueblo del fuerte de El Carmen, que en inolvidable gesta y con escasísimos recursos habían rechazado a una flota combinada de 400 hombres, muchos de ellos fogueados en las guerras napoleónicas en Europa.

Sucedía que, desde aquella emisora local nacida en 1963, un entusiasta y solidario grupo de periodistas, amigos y algunos vecinos, configuraron pequeños grupos de los hoy denominados “móviles” ubicados entre la desembocadura del rio y en ambas de sus márgenes, hasta las proximidades del poblado para cumplir con su misión.

Desde esas posiciones estratégicas podían transmitir las novedades a través de los estudios centrales de LU15 -ubicada en esa época en el domicilio de calle Garrone ya que el edificio anterior de calle Rivadavia, fue destruido en 1975 con cargas explosivas, junto con sus equipos por la banda terrorista de la “Triple “A”, presuntamente dirigida por el ex jefe de policía comandante Benigno Ardanaz.

 Los periodistas que me acompañaron en aquella querida y recordada tarea como responsable del programa radial, fueron Gustavo Bosco, Raúl Díaz, Luis Nicoletti, los recientemente fallecidos Alberto Ricaldoni y Marcos Pavlin y en tareas de locución Alicia Lulis de Rocha.

Resulta obvio señalar que ese trabajo de conjunto se realizó con medios técnicos precarios -todavía no existían los celulares- la ausencia de sonidos especiales para ambientar los relatos, y otras limitaciones.

Pero el entusiasmo de los partícipes de la iniciativa y en especial, el compromiso personal de cada uno sobre los valores patrióticos y en especial -el de la defensa de la soberanía, exitoso mensaje que se le   brindó a la gente- superaron los inconvenientes que aparecieron.

En realidad, la idea no fue  una originalidad, sino que tuvo en cuenta  lo básico del fenómeno ocurrido  en Nueva York cuando el periodista Orson Welles irrumpió desde los estudios  de la CBS en un programa de gran audiencia con  su libreto de sobre “La Guerra de los Mundos”, una adaptación para radio hecha por el propio Welles,  de una novela escrita en 1898, por alguien de su mismo apellido, un tal Herbert George Welles, con el impacto que esto causó en aquella sociedad el 30 de octubre de 1938, sin mencionar los antecedentes el radioteatro nacional donde en varias oportunidades se recreaban hechos de índole histórico.

Con esos antecedentes y el objetivo de lograr la difusión popular de aquella gran victoria lugareña a través de un medio de alcance masivo, el autor de estas líneas redactó los libretos para el espacio radial con una introducción del contexto histórico internacional, nacional y regional en el que se produjo la guerra entre Argentina y Brasil.

Aquella transmisión tuvo gran reconocimiento en la comunidad que participaba con comentarios y hasta encendidas polémicas sobre el tema que estuvieron en boca de “todo el mundo”, como aquella que se armó entre la entonces titular del Museo Francisco de Viedma, Emma Nozzi, y el corresponsal del diario “Rio Negro”, Alberto Castellan, sobre las finalidades de la invasión dispuesta por el comando imperial brasileño.

Una parte de la verdad es que la armada brasileña decidió desprender cuatro naves del bloqueo con el cercaron a Buenos Aires, formando una expedición de 400 hombres como operativo punitivo contra marinos armados en corso por el gobierno argentino, que venían atacando y capturando navíos mercantes de aquella nacionalidad.

Pero como se sabe las verdaderas causas del enfrentamiento bélico tuvieron como epicentro los intereses geopolíticos en disputa por los posicionamientos y hegemonía en la Cuenca del Río de La Plata que contó con la actuación entre bambalinas de  la diplomacia inglesa, la pérfida Albión, participando en negociaciones o mediadora entre las partes, pero siempre  imponiendo sus intereses permanentes de gran potencia en el escenario mundial.

El triunfo argentino que se obtuvo en todos los escenarios hasta la rendición de las tropas de Pedro I de Brasil impidió así que se concretara por estos lares algún punto de apoyo logístico para una hipotética ocupación posterior de la región patagónica, sobre todo si se tiene en cuenta que el jefe de la avanzada brasileña fue el inglés James Shepard, que murió en los primeros enfrentamientos.

Hay una interpretación despojada de todo prejuicio localista que compartimos frente a otras que subestiman el valor de la fecha patria de lo acontecido en Patagones y que aparece como injusta.

Consideramos que el remate de gloria sucedido en el Cerro de la Caballada con la rendición de los atacantes y la entrega de las naves invasoras frente al poblado, entre ellas la “Itaparica”, la de mayor porte, y apropiación de estandartes y banderas enemigas, algunos de esos trofeos depositados en la iglesia parroquial, significaron categóricos actos de defensa de la soberanía nacional.

Hay un legítimo convencimiento de que los heroicos protagonistas de los hechos de Patagones, la tropa del Fuerte, vecinos comunes, los morenos, los corsarios y los gauchos de Molina, unidos en una causa común, abandonados por el poder de Buenos Aires y en absoluta inferioridad de condiciones para el desafío que afrontaron, demostraron arrojo y valor equivalentes como el de los argentinos que dieron sus vidas en los cruentos entreveros de Ituzaingó y Juncal, en tierras brasileñas.

Lamentablemente, el aporte gigantesco de estos bravos que defendieron el terruño sureño y la perspectiva de la inmensidad patagónica, no lograron impedir que Bernardino Rivadavia, presidente entonces de la Confederación Argentina, a quien Bartolomé Mitre calificara como “el más ilustre hombre civil de la tierra de los argentinos”, cediera ante la presión británica la banda oriental al Uruguay.

A ese acto de genuflexión inaudito, imputable a quien era presidente de la nación que triunfó en la guerra contra Brasil, se le sumó casi de inmediato la infame frase de un tal García, muy cercano a Mitre, pretendiendo justificar lo injustificable con aquello de que “la victoria no da derechos”.

Estas cosa turbias y despreciables, provenientes muchas veces de quienes conceptuamos equivocadamente como “los grandes próceres de la nacionalidad” por autores y panegiristas del viejo liberalismo que permanecen protegidas en los repliegues de la historia, también fueron recordadas en aquella casi rudimentaria transmisión de LU 15, primera y única hasta hoy desde su inauguración en 1963 en homenaje a los héroes del Combate del 7 de marzo de 1827. (APP)

Texto: Omar Nelson Livigni, periodista de Viedma y Carmen de Patagones

 Viedma.- (APP)

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