Salina de Piedras, cerca de Patagones y Viedma. Misteriosa, rosada y mucho trabajo

El 6 de este mes finalizó la cosecha en la Salina de Piedras, situada a 12 kilómetros del pueblo de Cardenal Cagliero, cuya producción fue alentada por la escasez de lluvias durante enero y febrero.

Según datos no oficiales y privados, la  producción de sal habría alcanzado este año 80.000 toneladas, que se tradujo en alrededor de 8.000 viajes en camiones de grandes dimensiones.

Ese movimiento implica actividades laborales (trabajan en la laguna tres salineros) pero también llegó a un pequeño sector de servicios destinado, principalmente, para los camioneros y acompañantes.

La cosecha insumió alrededor de 54 días de intenso trabajo y, coincidió su finalización el 8 de este mes, cuando se recuerda el día del trabajador salinero.

La localidad bonaerense de Cardenal Cagliero está ubicada a más de 40 kilómetros de Carmen de Patagones y tro tramo a Viedma, mientras que a 12 kilómetros está la llamativa y misteriosa Salina de Piedras, donde permanecen asentadas dos empresas salineras.

En el pueblo hay poco más de 100 habitantes y cada uno está dedicado a sus propias tareas, aunque con más empeño en este muy pequeño lugar bonaerense, donde todo parece haber quedado congelado en el tiempo.

Para recordar

 

Nota publicada por masrionegro el 18 de febrero de 2020

 

Cerca de Patagones y Viedma está Salina de Piedras, un rosado, atractivo y misterioso lugar

 

A poco más de 40 kilómetros de Carmen de Patagones y Viedma está la Salina de Piedras, cuya principal característica es el tono rosado en casi toda su extensa superficie. Se habla de 5.000 hectáreas, situadas a 12 kilómetros de la pequeña localidad bonaerense de Cardenal Cagliero, donde viven poco más de 100 personas.

En ese lugar operan dos empresas, una de las cuales es Recasal, que procesa la producción de la Salina de Piedras y la envía en camiones al Norte de la provincia de Buenos Aires y Rosario.

Daniel Joos, de 35 años, trabaja para esa firma y guió a un periodista de masrionegro hasta una orilla de la hermosa salina rosada.

A poca distancia hay dos “parvas” de sal, de entre 12 y 15 metros de altura, que constituyen la producción durante el verano. En los mismos lugares están estacionados varios camiones y maquinaria de gran porte, sin actividad por el fin de semana.

Según Joos, el sol “pega” duro durante las jornadas de trabajo y por eso hay que protegerse con gorras y lentes de la intensa acción del sol y el viento.

Hasta la entrada a la salinera se llega a través de un polvoriento y endeble camino -según el tramo- y 1.000 metros de otro trazado mucho menos ancho. Después de abrir y pasar por una tranquera hay que transitar en vehículo o a pie otros 2.000 metros para llegar al borde mismo de la imponente salina.

Con mucho conocimiento, aprendido de la diaria intensa tarea, el joven trabajador explicó el trabajo que realiza, aunque también comentó que la salina siempre ofrece distintas percepciones y paisaje, por efecto de las condiciones naturales, como el sol y el viento.

“Para mí, la Salina de Piedras es un medio económico de vida, pero también es un hermoso paisaje, que va cambiando permanentemente. También, para muchos animales, como grupos de jabalíes que andan por la zona”, dijo Daniel, quien vive hace poco en su propia casa en Cardenal Cagliero.

Según se sabe, la salina es propiedad de la provincia de Buenos Aires y desde hace años es explotada por dos empresas privadas. Aunque se trata de una amplia superficie, las “parvas” de sal y el equipamiento pesado están situados a pocos metros entre sí.

La Salina de Piedras es un recurso renovable, que depende de las lluvias para garantizar una sustentable producción y trabajo para algunos pobladores de Cagliero porque los camioneros, que llegan desde el Norte y Sur, necesitan comida y mercadería para su propio consumo.

Algún poblador explicó que durante el invierno la salina se llena de agua y comienza a acumularse la sal y, en primavera, la sal florece y adopta una tonalidad color rosa ya en el verano. Pero, siempre es un envidiable panorama natural para los ojos de los visitantes. Y eso que llegar al también misterioso lugar no es fácil.

El misterio de las lagunas rosadas en Patagones, Adolfo Alsina y Puan, provincia de Buenos Aires

Se trata de “espejos” de agua con alto componente salino.

Que la falta de lluvias de importancia viene causando varios inconvenientes en la zona en los últimos meses no es ninguna novedad; sin embargo, lo que ha generado controversia, asombro y preocupación en los últimos días es la coloración rosácea que han tomado diversas lagunas del Sudoeste bonaerense.

Si bien el principal foco de preocupación se dio en Darregueira, donde rápidamente se tomaron muestras para descartar una posible contaminación de las aguas por causa de agroquímicos, las imágenes se vienen repitiendo en distintos lagos de la zona que, en todos los casos, cuentan con un importante contenido salino. El mismo fenómeno también se observa en algunas salinas.

Las imágenes se han repetido en lugares tan distantes entre sí como el salitral El Algarrobo, en Patagones; la laguna La Paraguaya, en Adolfo Alsina y la laguna Darregueira, en Puan. (Esta nota original no incluye a las rosadas Salinas de Piedras, situada a 12 kilómetros de la localidad bonaerense de Cardenal Cagliero, ubicada a 40 kilómetros de Carmen de Patagones y Viedma).

Esta última (Darregueira) fue el caso testigo de la polémica. Rodeada de campos, a unos pocos kilómetros de la ciudad, en cercanías al aerogenerador de la Cooperativa Eléctrica local, este espejo de agua no se utiliza ni como lugar de esparcimiento ni como toma de agua para consumo humano, aunque sí se utiliza como desagüe cloacal.

Para evitar conflictos y que el hecho terminara desvirtuándose, desde el municipio de Puan se llevaron a cabo estudios en forma inmediata. La primera conclusión: no se trata de glifosato o de otros agentes agroquímicos, como se había dicho apenas conocidas las imágenes.

“Se trata de condiciones naturales, resumió la jefa de Medio Ambiente puanense, Iziar Sigismondi. Esta es una laguna cerrada, de eutrofización con alta concentración de materia orgánica, sobre todo en épocas en que baja el agua por la sequía. Esto hace que crezcan bacterias naturales que le dan esa coloración”.

Según la funcionaria, el estudio apuntó a determinar si la coloración del espejo de agua podía deberse a causas humanas, hecho que descartó de plano. Este hecho, resaltó, es característico en espejos de agua con alta concentración salina.

“No nos quedamos con una muestra solo natural, sino que quisimos saber si podía haber un factor humano detrás de todo esto. Glifosato no es, porque esa no es la forma en que se presenta”, aseguró.

Según Sigismondi, lo ocurrido en Darregueira se ha dado en otras lagunas de la región, como la de Puan, donde también se toman muestras para descartar la presencia de agentes patógenos.

Un informe la comuna puanense señaló que el “cambio de color de determinados cuerpos de agua es un fenómeno muy común en la naturaleza: se trata de la eutrofización del agua”.

“Este concepto -remarca el documento- hace referencia a la proliferación masiva de organismos debido a un aumento en la concentración de nutrientes. En pocas palabras, en el agua se produce un aumento de los alimentos que a su vez provoca un incremento en los organismos que condicionan las características del agua como el color o la turbulencia, entre otros”.

Este fenómeno, se aclara, se nota aún más en los cuerpos de agua cerrados, como lagos, piscinas o estanques.

Fuente última nota: La Nueva, Bahía Blanca

Fotos: Salinas de Piedras- masrionegro

 

 

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