Si te compras un celular estás comprando un problema. Visión de un escritor rionegrino

 

Si te compras un celular, depende como lo uses, debes saber que también te estás comprando un problema o varios. A veces es un amor a primera vista, pero cuando sale un nuevo modelo seguro que ya lo estarás engañando.

 

Debes saber que su uso es adictivo y también que el inteligente es tu cerebro y no el aparato. Debes también saber que uno de sus componentes es el coltan, llamado uno de los minerales de sangre.

 

Si te compras un celular debes saber que será una extensión de tus propias manos y que te costará mucho separarte de él, porque es invasivo, exigente y muy voraz porque demanda atención y tiempo. Y recuerda que siempre el importante eres tú y no tu móvil.

 

Si te compras un celular, si no lo sabes usar, te estarás comprando un verdadero incordio, que te molestará en las horas y momentos más íntimos. También estarás comprando un peligro para tu salud. Su pantalla de luz es agresiva y además quita el sueño.  Deberás alimentarlo a diario porque cuando se alimenta no se sacia hasta que se llena, o sea es un barril sin fondo.

 

¡Cuidado con que se te caiga! ¡Qué no sea la tentación de los motochorros! ¡Qué se lo trague el inodoro! ¡Qué te zambullas en el mar con él!! Irremediablemente estás de duelo si pierdes a tus contactos.

 

Si te compras un celular y vas caminando conversando con él ten cuidado: puedes llevarte por delante a otra persona, a un poste de luz, te puede atropellar un auto o tropezar y caerte. Ten cuidado. No debes olvidarte que puede llegar un tirano de ti mismo y hasta esclavizarte.

 

Si te compras un celular debes saber que te estás comprando una computadora de bolsillo que puede alienarte. Deberás vestirlo con una buena funda, pagar el abono, alimentarlo, no olvidarlo nunca en ningún lugar.

 

Por supuesto que también tiene sus cosas buenas; muy buenas diría yo. Te podrás comunicar con el mundo, pero sin caer en la tentación de conectarte con el vecino de al lado de tu casa. Alguien dijo al respecto que “acerca las distancias pero que aleja a las personas”. Ya podrás despedirte de usar reloj, leer y comprar libros, escuchar radio, leer noticias sin comprar el diario, ver deportes, escuchar música, de ir al cine y hasta podrás ver que hacen tus amigos, que comen, que ropa usan; porque es intempestivo, mequetrefe y chismoso, a pesar de ser un alfeñique.

 

Si te compras un celular debes saber que ha sido creado para que tú seas el amo y nunca al revés. ¿Escuchaste alguna vez hablar de los algoritmos? Cuidado con los grandes manipuladores de gustos que te venden el oro y el moro a través de su pantalla.

 

Es cierto que estamos en pleno siglo XXI, que facilita las cosas, que es útil y necesario, que sirve para muchas aplicaciones, pero no es un ídolo y nunca jamás podrá reemplazar los afectos entre persona y persona.

 

Debo esta breve y jocosa crónica sobre los teléfonos móviles a la relectura de algunos textos de Julio Cortázar, verbigracia, “Cuando te regalan un reloj”.

 

Pero –seamos francos- yo he tenido varios. Desde los más antiguos (que viejo que soy) hasta estos táctiles y modernos. Sé que llegarán otros, pero no me desespero por tenerlos ni me quitan el sueño. Además, en estos de pandemia cuando escucho y veo a mis hijos, a mis seres queridos y a mis amigos me pongo muy contento. Gracias mi celular. No te alegres mucho porque trato de manejarte yo a ti y no tú a mi (Ya me parezco a Ernesto Cardenal).

 

 

 

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

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