¡Caramba con el barbijo! “Una herida, una cicatriz en la cara”

Indudablemente que la palabra “barbijo” está siendo una de las más utilizadas en todo el mundo. Algunos sostienen que dicho vocablo “proviene de barba, una máscara empleada, entre otros usos, para contener bacterias provenientes de la nariz y de la boca y se llama así por ser usada sobre la zona donde crece la barba”.

Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española, más sucinto, también alude a “barba” y remite a  “barbiquejo”, “cinta de sujetar que pasa por debajo de la barba. En Argentina y Bolivia también significa chirlo, herida en la cara”.

Por “barbiquejo” la RAE define que proviene del latín “barba” y “capsus”, quijada, por “capsa”, caja. Cinta para sujetar debajo de la barba. En Perú: pañuelo que, a modo de venda, se pasa por debajo de la barba y ata por encima de la cabeza o a un lado de la cara. Alude a otra definición que sería “cabo o cadena que sujeta el bauprés al tajamar o a la roda”.

Según el Nuevo Diccionario Lunfardo de José Gobello “barbijo del habla popular, significaría “herida en el rostro” y cita a Leopoldo Marechal en su Adán Buenosayres: “un barbijo tradicional  o un corte de oreja a oreja le parecía más que suficiente”. Se define como “una cicatriz en el rostro, según González Tuñón lo expresa en esta imagen genial: “El arroyo Maldonado que cruza la ciudad como un barbijo en un rostro malevo”.

Por su parte, Tito Saubidet en su ameno libro “Vocabulario y refranero criollo” con respecto a la voz “barbijo” dice lo siguiente: “Cinta, cordón o tiento sobado, de medio dedo de ancho, que va cosido por sus extremos al borde interior del sombrero del paisano quién se lo ajusta en la barbilla para asegurarlo contra el viento, sosteniéndolo en el cuello cuando lo lleva caído sobre la espalda”.

“Se dice también  de una cicatriz o corte en la cara que tenga más o menos su forma. Y cita en “Viva Mitre” la frase “en la pelea le hizo un barbijo de oreja a oreja”.

Como un dato poco conocido menciona que “barbijo” también significaría una “cabezada muy ceñida de la boca a la nuca que se coloca al potro suelto para evitar que se dispare”.

Evaristo Carriego, el poeta del arrabal, como es de suponer uso en este último sentido dicha palabra. Y lo toma como “caprichos de hembra que tuvo la daga”.

En su poema “El amasijo” lo cita: “Dejó de castigarla, por fin cansado/ repetir el diario brutal ultraje, / que habrá de contar luego, felicitado, / en la rueda insolente del compadraje.  Hoy, como ayer, la causa del amasijo / es, acaso, la misma que le obligara / hace poco, a imponerse con un barbijo / que enrojeció un recuerdo sobre la cara. Y se alejó escupiendo, rudo, insultante, / los vocablos más torpes del caló hediondo / que como una asquerosa nausea incesante / vomita la cloaca del bajo fondo.  En el cafetín crece la algarabía / pues se está discutiendo lo sucedido/  y, contestando a todos, alguien porfía / que ese derecho tiene solo el marido”.

Más allá de sus rasgos machistas ubicados en el tiempo que le tocó vivir a Carriego, la palabra “barbijo” ilumina todo un  verso.

Entrando en el mundo animal debemos citar que existe un ”Pingüino Bobo Barbijo” también denominado “Pájaro Bobo de Cara Marcada”, o sea que tiene un barbijo natural.

“Yo me cuido y soy prolijo/ para evitar el contagio/ pienso a modo de presagio/ cada uno con su barbijo”.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

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