Trabajador rural habló de un extraño fenómeno en la vieja estación de trenes en O’Connor

Alfredo Gutiérrez tiene 61 años, nació en Allen y desde 1995 vive en Viedma con su familia, pero trabaja en un campo del paraje 0’Connor, a 70 kilómetros de la capital rionegrina. Ayer por la mañana caminaba por un sector del barrio Piedrabuena, cercano al centro de la ciudad.

Cuando se le consultó acerca del misterioso fenómeno que rodea a O’Connor, dijo: “He visto luces grandes, pero no les tengo miedo, son como un reflector gigante, aunque también las luces parecen venir de un tren que va por la vía”.

Hace ocho años que Gutiérrez trabaja en el campo denominado “El 23” y aseguró que en ese lapso ya ha visto ocho veces extrañas luces. “Pero, yo no le doy bolilla a eso, no tengo miedo y varios cazadores me han comentado esas cosas”.

Incluso, recordó que en varios casos “las luces” acompañan a pobladores que transitan por el camino de tierra entre la estación de trenes de O’Connor y la ruta nacional 3, a lo largo de apenas ocho kilómetros.

Alfredo reiteró con énfasis sus dichos y siguió caminando por el barrio de calles pavimentadas con destino al centro de la ciudad de Viedma.

A continuación nota publicada por masrionegro el 19 de febrero de este año.

Misteriosos fenómenos ocurrieron en estación de trenes de 0’Connor, a 70 kilómetros de Viedma

Un ex trabajador ferroviario rionegrino contó en un documental, realizado por un documentalista sanantoniense, que en la estación de trenes del paraje Vicealmirante Eduardo O’Connor, ubicado a 70 kilómetros de Viedma, vio varias veces una maquinaria con luz, que iluminaba la estación y viviendas, pero nunca llegaba por las vías al lugar. También escuchó, junto a otros ferroviarios, golpes en viejos vagones, una ambulancia sin rumbo, empleados que tenían el mismo sueño y otras misteriosas historias.

 Un ex trabajador ferroviario rionegrino contó en un documental, realizado por un documentalista sanantoniense, que en la estación de trenes del paraje Vicealmirante Eduardo O’Connor, ubicado a 70 kilómetros de Viedma, vio varias veces una maquinaria con luz, que iluminaba la estación y viviendas, pero nunca llegaba por las vías al lugar. También escuchó, junto a otros ferroviarios, golpes en viejos vagones, una ambulancia sin rumbo, empleados que tenían el mismo sueño y otras misteriosas historias.

El documental, titulado Bahía sin fondo, programa dos, fue editado el 23 de julio de 2012 por el director, conductor y realizador Salvador Luis Cambarieri, con intervención en cámara de Sergio “Flecha” Pérez. Un segmento del video, originalmente de 22,23 minutos, fue difundido el domingo pasado a la noche por el canal porteño Crónica TV.

“Tiene como fin hacer conocer las historias de misterio y fenómenos paranormales en la Patagonia y fue grabado en lo que fuera un pueblo ferroviario (por entonces con solo dos habitantes) de Vicealmirante Eduardo O’Connor”, ubicado entre las ciudades de Viedma y San Antonio Oeste.

Marcelo Nefilpán contó que trabajó 14 años como empleado ferroviario en el lugar. “Pasaron varias historias”, dijo, pero dedicó varios minutos a narrar lo relacionado a “la luz del tren, que esperábamos, pero nunca llegaba a la estación”.

“Una noche, a las 10, venía el tren alumbrando la estación, avanzando, pero no llegaba nunca al lugar donde lo esperábamos para atender a la máquina y pasajeros que viajaban desde Viedma”, explicó Marcelo, quien aludió que lo mismo vieron varios maquinistas.

También recordó haber escuchado, al igual que sus compañeros de trabajo, golpes en viejos vagones estacionados cerca de la estación, pero no había nadie en ese lugar.

Refirió sensaciones que tuvieron los empleados ferroviarios Pérez, Millape y Torres que, cuando estaban comiendo, escucharon ruidos de platos y fuentes de vidrios rotos. Pero, tales elementos no estaban destruidos.

También habló de una inquietante cuestión: el mismo sueño que afirmaron haber tenido una noche varios compañeros de trabajo y la ambulancia que vio en una ocasión. “La vi, incluso escuché la sirena, pero nunca llegó a la estación”, situada a 12 kilómetros de la ruta nacional 3, entre Viedma y San Antonio Oeste. Ese vehículo, daba la sensación, que aceleraba la marcha, pero no tenía conductor.

Nefilpán también describió otros extraños hechos, aunque varias veces habló de “la luz del tren que nunca llegaba a la estación”, como una de las cuestiones que aún ahora lo preocupa.

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