Televiedma, la pantalla que en 1968 le cambió la vida a la gente de la Comarca

 

En la fría tarde del 30 de agosto de 1968 ocurrió un hecho revolucionario que le cambiaría la vida (y sobre todo los horarios) a los aproximadamente 10.000 habitantes que por entonces tenía la ciudad de Viedma. Aquel día inició formalmente sus emisiones Televiedma Canal 3, una empresa de transmisión de televisión por circuito cerrado conformada por un grupo de vecinos viedmenses.

Casi la totalidad de ellos carecía de la menor experiencia previa en el mundo de los medios de comunicación, pero estaban unidos por el mismo interés de ofrecerle a sus conciudadanos una alternativa diferente de esparcimiento y educación.

Los socios fundadores de Televiedma Sociedad Responsabilidad Limitada fueron Fernando Chironi (maestro jubilado, funcionario del Consejo de Educación), Mario Alberto Napp (ingeniero), Miguel Thiemrot, Dante Filipuzzi (profesor secundario), Juan Carlos Tassara (maestro jubilado), Rolando Borobia (confitero), Hamlet López Kruuse (profesor de Educación Física), Olivio Verdinelli, Rolando Barabino, Néstor Perfetti, Orlando Mainini (ganadero, bancario), Francisco Illescas, Carlos Guasti y Carlos Salazar (bancario retirado).

El ingeniero Napp tenía conocimientos básicos de televisión y mantenía relación con los propietarios de un canal de circuito cerrado instalado a principios de ese mismo año en la ciudad de Trelew, del cual se tomaron los contactos con la empresa proveedora de equipamiento, y de donde vinieron los primeros técnicos con experiencia previa, Fernando Pistará y Roberto Torres Peñalva.

La sociedad se conformó en los primeros meses del año 1968, con la integración de casi 9.200.000 pesos moneda nacional de entonces como capital. Poco después se compró una amplia casona de la calle Mitre 919 de Viedma, casi esquina Güemes, que había pertenecido a la tradicional familia Campano y era de las pocas casas que quedaron en pie en la inundación de 1899.

En ese edificio se hicieron las reformas necesarias para la instalación de un estudio de emisiones en vivo, de aproximadamente cuatro por cinco metros, sala de control con isla de proyecciones de diapositivas y cine en 16 milímetros, y cabina de locución “en off”.

El tendido de cables se realizó, por idea del ingeniero Napp, atravesando los centros de las manzanas, para lo que fue necesario pedir autorización previa a los vecinos y después pasar el coaxil por arriba de techos y azoteas.

Para la fecha del inicio de las emisiones ya había alrededor de 200 abonados y una enorme expectativa.

Hasta ese entonces en la capital rionegrina sólo era posible ver televisión a través de altísimas antenas aéreas, montadas a no menos de cinco metros de altura, con las cuales en forma esporádica se lograba captar –con bastantes interferencias- la señal de Telenueva Canal 9 de Bahía Blanca.

En la vecina ciudad bonaerense de Carmen de Patagones, ubicada a mayor altura sobre la margen izquierda del río Negro, la sintonía de las imágenes teletransmitidas por el canal abierto bahiense se lograba con menor dificultad.

Fue enorme la aceptación que logró Televiedma en la población de Viedma a partir de agosto de 1968 y desde los primeros meses de 1969 en Patagones, después que se lograra el tendido de un coaxil de 500 metros de largo a más de 30 metros de altura por sobre encima de las aguas del río Negro.

Para 1973, la empresa contabilizaba alrededor de 4.000 familias abonadas –en un conjunto poblacional de aproximadamente 18 mil personas entre las dos ciudades- con lo cual se podía estimar que la teleaudiencia promedio era por las noches de unas 12 mil personas.

 Un sueño convertido en empresa

El vecino Fernando Chironi le contó tiempo atrás a este cronista que la idea del circuito cerrado “la trajo un señor Bustíos, esposo de una docente que por entonces (1967)  ocupaba la presidencia del Consejo de Educación”, este hombre participó en las primeras reuniones, pero cuando llegó el momento de integrar el capital no contaba con fondos y quedó al margen.

Carlos Salazar fue otro de los fundadores y recordó que “yo estaba recién jubilado y no había hecho uso de mis licencias ordinarias en el banco durante los cinco años anteriores, así que pedí que me las pagaran en plata y con ese dinero pude integrar las acciones de capital inicial”

Contó también que “como era uno de los pocos socios que no tenía en ese momento otra actividad fija me puse a trabajar de lleno en la organización de todo lo que había que hacer”.

“Pero no estaba solo en esa tarea, había otro socio que también se metió a fondo en el canal, Barabino, lamentablemente ya desaparecido hace varios años, quien se puso al frente de todo lo relacionado con los aspectos técnicos” agregó.

Las tareas iniciales

El recuerdo de Salazar de aquellas primeras semanas de labor en la organización y preparación de la nueva empresa refleja, ahora cuarenta años más tarde, el enorme entusiasmo que dominaba el espíritu del grupo fundador.

En este sentido destacó, especialmente, la campaña de visitas domiciliarias que efectuaron para obtener las autorizaciones de los vecinos de diversos sectores de la ciudad con la finalidad de cruzar por arriba de los techos los cables de conexión al sistema.

“Nos dividimos en grupos, con un plano de Viedma zonificado, y fuimos tocando timbres casa por casa. En la gran mayoría la respuesta era favorable y toda la gente nos preguntaba con ansiedad cuánto faltaba para el comienzo de las transmisiones” precisó.

“Había mucha curiosidad por el tema del canal. Había un vecino de Viedma muy conocido, el escribano René Aguirre, que nos visitaba todos los días para ver cómo iban los trabajos”, agregó.

 

Primeros rostros y voces en pantalla

En los primeros meses pasaron fugazmente como locutores Juan Carlos Di Nella, María Esther Reca y Nora Milano.  En todos los casos se trataba de “voces nuevas”, que no eran conocidas por los radioescuchas de la única emisora local de ese tiempo: LU 15 Radio Viedma.

Los directivos de Televiedma apuntaban, con indiscutible buen criterio, a la elección de voces distintas a las que ya se habían impuesto en el éter de las dos ciudades.

En octubre de 1968 ingresó Lucía Osuna y el ocho de noviembre del mismo año hizo su debut en la cabina de locución Carmelo Belcastro; dos voces que se convertirían en distintivas de Televiedma durante más de dos décadas, y se meterían en los hogares de miles de viedmenses y maragatos para seducirlos con sus recomendaciones comerciales, mensajes institucionales y también la “susurrante” lectura de poemas de amor.

Para Belcastro, “Televiedma fue una imagen de progreso, como decía su slogan y por eso aún hoy, luego de cuarenta años, se la recuerda; y la nostalgia se dibuja en el rostro de todos quienes participamos de aquella experiencia”.

“En ese tiempo pude concretar la ilusión juvenil de ser locutor y tal vez periodista, más la sumatoria de momentos gratos de mi vida que recuerdo siempre con mucho cariño; allí  pude aprender a trabajar con gente de mucha capacidad que llevó adelante un emprendimiento único para la época, con más ganas y entusiasmo que medios disponibles”, agregó Carmelo Belcastro, quien sería locutor y conductor de informativos, luego relevo de otros locutores comerciales –que ya mencionaremos- ; pero también más adelante responsable de la selección fílmica y creador de espacios como “Música de Trasnoche”, donde se combinaban armonías orquestales y grandes poetas.

La nómina de las más históricas “voces de cabina”, aquellas que no tenían rostro pero eran imprescindibles para la finalidad publicitaria del canal, se completa con Nora Milano, Julio Acera (también conductor de un sorprendente programa “ómnibus”), Marta Guastavino, Pecky Blumenfeld, Miguel Romano, José “Pepe” Medín, Carlos Frases, Chely Oporto y Elida Calonge.

Abel Julio Cuenca, periodista vinculado al gobierno de Carlos Nielsen que había quedado desocupado tras el golpe militar de 1966, fue el primer redactor de noticias de Televiedma, aunque al principio no aparecía en cámara. Más tarde se irían incorporando Carlos Taborda,

Omar Nelson Livigni (con su célebre espacio de reportajes “Puntos de Vista”), Cacho Ferreira, Ricardo Segovia, José Luis Blanco, Jorge Santoro, Miguel Roa, Daniela Navarro. Luis Nicoletti, Estela Jorquera, Darío Bourlot y el autor de esta crónica, en diferentes etapas.

Las realizaciones eran precarias, todo se hacía en vivo al principio, después se incorporaron los primeros sistemas de grabación del llamado video-tape, pero la fragilidad tecnológica obligaba al zorrito identificatorio a aparecer cada tanto, en una placa fija, pidiendo disculpas por un corte en la salida al aire.

Los programas deportivos también se ganaron un espacio en aquella pantalla, de riguroso blanco y negro por supuesto, con la experiencia inicial de los hermanos Fedor y Rubén Ieracitano, y más tarde Alcides Biagetti, Galo Martínez y otros comentaristas.

Edalberto “Cuqui” Ferrari fue otro de los rostros popularizados por Televiedma y con su testimonio se cierra esta apretada (y muy incompleta) reseña de los primeros tiempos de aquel canal de circuito cerrado.

“La vieja casona de Mitre al 900 guarda irrepetibles recuerdos de mi vida. Primero fue un micro titulado Dos por cuatro…puro tango, después un payaso para las tardes infantiles, más adelante los shows con músicos en vivo y los periodísticos conversando con funcionarios importantes. Toda la vida pasaba por Televiedma y yo tuve el enorme privilegio de haber estado allí”, apuntó Cuqui Ferrari.

Aquella señal de progreso le cambió la vida (pero sobre todo los horarios) a la gente de la Comarca.

 

Carlos Espinosa, periodista

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