Río Negro: Productores del Alto Valle transforman fruta sin calidad comercial, en alto valor

En 1976, un grupo de 50 productores y empacadores de peras y manzanas del Alto Valle vio algo que hasta entonces no muchos habían detectado. Grandes cantidades de fruta fresca eran descartadas por año, al no cumplir con los requisitos  de calidad que demandaba ese mercado como el calibre, el color, el grado de maduración y otras cuestiones cosméticas como los daños provocados por granizadas. ¿No había acaso forma de transformar eso en productos con valor agregado?

La respuesta por suerte fue afirmativa y resultó ser el puntapié inicial de Jugos SA, una firma anclada en Villa Regina, provincia de Río Negro, que logró armar una muy completa paleta de productos a base de peras y manzanas destinadas de otro modo al descarte.

“La fruta que no tenía cabida en el mercado de fresco era destinada a alimentar a los chachos o se tiraba en la barda. Eso es lo que motiva el surgimiento de las jugueras, donde se piensa en dar valor agregado. En Jugos, en particular, el foco estuvo puesto en hacer jugo concentrado, que es el azúcar de la fruta que se utiliza como base de otras bebidas. Lo vendemos como insumo a granel”, contó a Bichos de Campo Daniel González, gerente de Jugos SA.

De la producción de jugo concentrado, que permite llevar la concentración del azúcar de la fruta de entre 12 y 13 grados Brix hasta los 70 grados, se desprende la de aromas, que se obtiene a partir de aquello que se volatiliza en el proceso térmico que lleva el jugo hasta los 100 grados centígrados.

“Los aromas volatilizados se separan del jugo, se extraen, se envasan como liquido y se venden por separado. El jugo que queda, que es el concentrado, se pasa por un filtro y se envasa, y no tiene aroma. Para alcanzar el producto que nosotros consumimos debemos reconstruirlo y volver a agregarle el aroma”, explicó González.

Para sostener esta actividad que es el grueso del trabajo de Jugos, la firma absorbe entre 150 y 200 mil toneladas de fruta por año, que obtienen de unos 300 proveedores de la zona, con una capacidad de  procesamiento de 1800 toneladas por día. En plena temporada, en ingreso tope puede alcanzar los 2 millones de kilos de fruta.

De ese total de fruta, el 80% ingresa a la planta en el primer semestre, dinamizado especialmente en los primeros meses del año con la cosecha, y el resto ingresa en post temporada, cuando las cámaras frigoríficas procesan aquello que quedó en los empaques.

El stock de productos se completa con la producción de jugo NFC, o “not from concentrate” por sus siglas en ingles, que a nivel mundial se ha vuelto algo muy demandado por los consumidores.

“Es un jugo que no se obtiene a partir de concentrados. El proceso supone tomar una pera o manzana de gran calidad, porque el jugo siempre depende de la materia prima, molerla, extraer el jugo, pasteurizarlo en un proceso térmico y envasarlo. Y no se le agrega ningún tipo de azúcar ni de conservantes. Uno lo toma y es como comerse una pera o una manzana en su estado natural”, afirmó el gerente, quien añadió que el producto lo venden bajo la marca Fruggina.

Finalmente, Jugos sumó una línea de producción de sidra, a partir de una inversión en maquinaria que permite envasar 5.000 botellas por hora en diferentes tamaños.

“Si bien tenemos sidras artesanales que se envasan, no hay un envasado de sidras acá en la región. En la zona lo que se hace es un caldo y eso se lleva a Buenos Aires donde termina siendo envasado. Con lo cual surgió esta idea, que se ejecutó junto con la Universidad de Río Negro, de desarrollar una sidra tradicional. Se armó todo el proceso con una temperatura controlada y se hace el envasado con la marca Reggia. En diciembre del año pasado salimos al mercado. Es agregar un nuevo producto y seguir innovando”, celebró González.

El destino de estos productos es muy variado. En el caso del jugo concentrado como insumo, un 70% se destina al mercado externo y un 30% al interno. Por otro lado, el NFC, la sidra y el jugo concentrado para consumo directo (que se presenta en un pouch) se destina al mercado interno, aunque ya hay interés de la empresa de exportarlo a países de la región.

-¿Permite esto pensar en que Argentina deje de ser referente solo en exportación de fruta en fresco, y pase también a serlo en materia de subproductos industriales?- le preguntamos a González.

-Totalmente. Si bien los volúmenes de fruta que procesamos son menores a los que teníamos en los años 2000, la matriz del valle ciertamente ha cambiado, pasando de manzanas a peras. Hoy tenemos un volumen mayor de peras para procesar, con lo cual nos posiciona como uno de los principales proveedores de jugo concentrado de esa fruta en el mundo.

-¿Eso tiene que ver con una cuestión de costos o por qué motivo se dio?

-En realidad se ha ido cambiando la matriz. La mayor cantidad de hectáreas que se han erradicado son de ciertas variedades de manzana, porque el consumidor ha cambiado y en ellas se han plantado forrajes, maíz, alfalfa, y hay horticultura. Con lo cual si bien los porcentajes de descarte se mantienen año a año, la cantidad de fruta para industria ha disminuido. Hemos tenido casi un 50% de caída en el volumen total. Esto ha hecho que la pera haya ha ido creciendo, pero la manzana ha disminuido.

A continuación, el gerente agregó: “Uno se tiene que ir acomodando a los vaivenes económicos que ha tenido la Argentina. Es por eso que ya hace cinco o seis años se ha buscado una nueva unidad de negocio para lograr salir de hacer solo un insumo, y hacer un producto para el consumidor final”.

Con este empuje en mente, Jugos se sumó también al reaprovechamiento del orujo que queda del procesamiento de la fruta, al cual transforman en compost.

“Con ese orujo se logra una enmienda orgánica que es un mejorador de suelos. No termina siendo un abono porque necesitaría otros nutrientes, pero sí en aquellos suelos que son alcalinos o salinos sirve para volver a ponerlos en producción. Los socios de la empresa lo consumo pero también otros productores orgánicos, que al no poder colocar determinados productos lo usan para nutrir esa tierra”, contó González.

¿Cuáles son los próximos pasos de jugos? ¿Hay algún otro producto que quieran sumar a su paleta? ¿Piensan en nuevos destinos o en modernizar la planta?

-Siempre pensando a futuro para mantener la planta de personal que tenemos, este cuanto a lo que es el concentrado año a año se vienen haciendo inversiones. Este año tuvimos una grande en recambio de equipos, para mantener el volumen de procesamiento que tenemos, y por otro lado la idea es agregar nuevos productos. Tenemos nuestra línea de envasado. Si bien nosotros prestamos también servicio, hay sidrerías acá de la región que traen su caldo para que nosotros se los envasemos. La idea nuestra es sumar otro tipo de jugos, traerlos esos jugos a la región. Nosotros no tenemos, por ejemplo, naranja acá en el Valle, pero sí podemos traerlo para envasar acá en la planta.

Texto: Sofia Selasco, periodista de Bichos de Campo

Título original de la nota: Cinco décadas atrás, un grupo de fruticultores del Alto Valle “la vio” y fundó Jugos SA, donde se transforma la fruta sin calidad comercial en productos de alto valor

 

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