El juego del sapo fue muy difundido y ahora es solo un recuerdo

Se dice que su origen viene de una leyenda inca, que sostenía que los sapos eran venerados porque tenían poderes mágicos. La leyenda sostiene que en los días festivos se arrojaba trozos o piezas de oro a los lagos y si uno de los sapos saltaba y tragaba esa pieza se convertía en oro y al tirador se le concedía un deseo.

Otras versiones, en tanto, mencionan que en Egipto en la época de los faraones, se jugaba a algo parecido, aunque las fichas se arrojaban para ser introducidas en un agujero, pero no se habla en este caso ni de sapos ni ranas.

En España se lo conoce como el juego de la “rana” y entre los incas y quechuas se hablaba del “PukllaySapu”, en el resto de América donde también tuvo importante popularidad, se lo conoce como en nuestro país.

El juego estuvo muy arraigado, tanto en el ámbito rural como en la ciudad y se lo encontraba en pulperías, boliches, clubes y hasta en domicilios particulares.

Se trataba de un pequeño mueble con el sapo o rana sentados con sus  bocas abiertas rodeados de numerosos agujeros. Los participantes del juego arrojaban fichas que podía ser de distintos materiales y procurar que las mismas ingresen en la boca del sapo para obtener el mayor puntaje, si en cambio el lanzador de la ficha no acierta en la boca del sapo y se introduce en los ya comentados agujeros de alrededor o debajo, obtienen menos puntaje

El juego, de acuerdo a escritos sobre el tema, aseguran que  fue muy popular en todo el mundo y actualmente esa popularidad de antaño, ha sufrido una brusca caída y ha sido reemplazado por otros juegos en especial los tecnológicos.

Historiadores e investigadores sostienen que la gran popularidad que adquirió el juego en su momento responde a que era practicado tanto por los niños como por los mayores, y en este caso solían apostar generalmente por una botella de bebida o algo para degustar.

Como sucede en la mayoría de los casos, el juego se practicó o practica aún en distintos países, pero claro en todos lados tienen reglas diferentes y tambien distintos nombres. En Francia se lo conoce como “Tonneau”, que significa, “tonel” o “barril”, ya que en principio se adapto unó de esos elementos para colocar el sapo.

Sin embargo, al tiempo pasó a denominarse “Le jeu de la Grenoville” que de ese modo se la llamaba a la “rana”.

En la mayoría de los casos el juego se desarrollaba de acuerdo a un reglamento, que en líneas generales es coincidente en que cada participante disponga de fichas, argollas, bolas metálicas o tejos, como las llaman en España y Bolivia, las que deben ser arrojados desde una distancia de tres metros, aunque puede pactarse otra distancia.

Una vez que los jugadores culminan su ronda de lanzamientos, el juez contará el destino de las fichas y otorgara los puntos de acuerdo a las que fueron acertadas en la boca del “sapo” o “rana” y las que ingresaron en los casilleros.

Quienes se han ocupado de difundir aspectos de este juego se han referido además al “sapo”, propiamente dicho y coinciden en que además de su aspecto no muy agradable, se lo vincula con la brujería.

Incluso  hay quienes sostienen que un animal tan feo y desagradable pudo haber sido creado por el diablo y se lo vincula entonces con ideas de terror, engendro  diabólico y repulsión.

Por su parte, los antiguos sabios consideraban que Dios en su magnanimidad solo fue creador de cosas bellas, por lo tanto no aceptan que ese animal tan feo y de repugnante aspecto haya sido de su creación. Además, se lo vincula con la brujería y diversas acciones de hechiceros, contándose numerosas historias vinculadas a esas prácticas.

De todos modos, hay que aclarar que para muchos pueblos el sapo solo sirve para causar maleficios en tanto que para otros, entre ellos algunas etnias, los sapos contribuyen a la conservación del agua de lluvia y vertientes.

Podemos deducir entonces que el origen del juego tal como lo afirman algunos documentos, pudo haber surgido entre los incas, ya que estos consideraban al “sapo” defensor de aspectos relacionados con la naturaleza y además venerados por sus poderes mágicos.

Por otra parte, en algunas  “etnias” el juego estaba incluído en distintos eventos, entre ellos en la fiesta de Todos Santos ya que al momento de despedir a las almas se juegue “sapo”, así como taba y tockola.

En definitivo o como síntesis, “el sapo” es  un juego de puntería que debe coordinar la vista con su acción manual, que permita lanzar la ficha y embocarla en la boca del “Sapo” o como también se lo denomina, “Vieja o Buchacas”, a efectos de sumar puntos y para que tras el conteo del juez se declare el ganador.

Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

en Las Grutas  Río Negro

 

 

 

 

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