Nombres y apodos para todos los gustos. El gaucho Carmencita Di Rienzo

 

Retornando al asunto de los nombres por homenajes o para recordar un hecho, un acto, una persona o algún elemento de la naturaleza, siempre aparecen nombres como Nieves, Luna, Sol, Celeste, Estrella, Malvina y Pura, entre otros por el estilo

No falta una categoría de nombres, que en muchas oportunidades afecta  a quienes los llevan, los ridiculiza o facilita bromas, cargadas o burlas.  Por mencionar algunos señalemos a un vecino de mi pueblo, cuyo nombre era Sandalio González, al que algunos chistosos le decían jocosamente, simulando haberse equivocado, Don Zapatillo o el de Filadelfio Rodríguez propietario de un restaurante que solíamos visitar con algunos amigos y uno de estos, también simulando equivocarse lo nombraba como Pensylvanio.  Al hacer notar Don Filadelfio el error, nuestro amigo se disculpaba aduciendo haberse equivocado de ciudad.

Otro nombre que supo provocar situaciones conflictivas o enojosas, era el de Carmen impuesto a una persona de sexo masculino, como el de Carmen Di Rienzo, conocido hombre de campo, quien generalmente vestía botas y bombachas. 

En el pueblo cuentan una situación ocurrida en la sucursal de una institución bancaria provincial, en la que debutaba como tesorero un joven recién llegado al pueblo y ese día  percibían sus haberes los docentes, por lo tanto la mayoría de quienes esperaban turno eran jóvenes maestras y mezclados con ellas apareció el cheque de Di Rienzo. 

El tesorero nuevo, procurando ser simpático y galante, anunció con voz algo melosa, que era el turno de Carmencita Di Rienzo, fue entonces cuando apareció entre las chicas un paisano grandote de botas y bombachas, quien bastante molesto, llevándose una mano a sus atributos dijo a viva voz “y esto donde lo pongo? “provocando sonrisas, confusión, enojo, incomodidades, molestias y vergüenza, especialmente para el novel tesorero.

Siendo muchacho, con amigos de mi edad nos reuníamos en el café-bar Londres de mi pueblo, que pertenecía a Don Senén Rabanal para disputar partidas de billar, villa, o casin. Como no conocí a otra persona con ese nombre intente hallar información respecto a su origen y significado.

Me informé entonces que el nombre era hebreo, utilizado también y conocido en Egipto y Persia donde se registraban familias de nobles que llevaban ese nombre.

En cuanto al significado o su etimología nos encontramos que era nombre de varón y se lo traducía como “inocente”, “que hace honor a la pureza” y “bondadoso”.

A todo esto, así como nos referimos a los problemas que han padecido los italianos cuando se presentaron a registrar a sus hijos, no fue distinto para los libaneses que llegaron para radicarse en la región, especialmente en nuestra Línea sur. Inconveniente que ya se manifestó a su llegada al país cuando fue necesario pronunciar su nombre y al hacerlo, los responsables de la oficina correspondiente no atinaban a descifrar el apellido, por lo que en muchos casos optaron por rebautizarlo como Pérez, razón por la cual habitan en la zona muchos libaneses con ese apellido.

Según algunas versiones o comentarios, sobre el mismo tema afirman que al arribo de una persona de esa nacionalidad, los encargados de registrarlo entendieron bien su nombre, Naim, pero no el apellido, por lo tanto lo anotaron como Naim  Pérez, nombre que se repitió en varias personas que llegaban a nuestra tierra del Líbano.

Un párrafo aparte merece el nombre de una persona de mi pueblo, que fue bautizado como Procopio y al respecto solo pude establecer que el nombre es de origen griego y deriva de “prokope” que significa “avanzar, ir hacia adelante, progresar”, como asì también que se conocen Santos de ese nombre y en España como en otros 12 países existen apellidos Procopio.

En mi pueblo un hombre muy conocido, que explotaba un bar y comedor a la vera de la ruta tres a pocos kilómetros de la ciudad, respondía al nombre de Procopio Castro.

Ya que mencionamos el origen griego de este nombre, creo que es conveniente recordar de donde han surgido otros nombres y apellidos, por caso algunos que se adjudican a España y que se originan en sus actividades u ocupación, como Carpintero, Quintero, Molinero  o  Herrero.  También en España están los apellidos patronímicos finalizados en “ez” como Martínez, Gómez, Pérez o Ramírez que significan “hijo de”.

En Portugal pasa lo mismo con “es”, Gomes, Peres o Lopes  en los países eslavos o con influencia Eslava como Rusia, Serbia o Croacia, ocurre con “ic”, “Ich”, “ov”, “ova”, en tanto que en los países bÁlticos y anglosajones los apellidos en su mayoría culminan con “sen” o “son”.

En Italia el patronímico predominante es “Di” o “De”, como Di Carlo, Di Crocce, De Giovane, De Rossi o Di Prospero. En los países Bajos por su parte predomina el “Van” como Van Foster,  Van der Saat, Van Basten y Van Bommel.

En Alemania tambiÉn el patronímico “sen” procedente de Escandinavia como Hansen responden a condición de hijos y muchos apellidos identifican las profesiones u ocupaciones que realizan sus poseedores como por caso Muller que significa “Molinero.”

Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

Las Grutas  –  Río Negro

 

 

 

 

 

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