Río Negro: Un tesoro milenario en la Patagonia que teje alianzas para no desaparecer

 

El tejido es una actividad milenaria cargada de saberes ancestrales. Un oficio que se ha pasado de generación en generación y que en las comunidades rurales de la Patagonia argentina se ha convertido en un estilo de vida.

Las familias de la localidad de Valcheta, al Sur de la provincia de Río Negro, que se dedican a la producción de lana y fibras naturales de origen animal obtienen sus mayores ingresos a través de la venta al exterior. Como si se tratara de una habilidad innata, tanto hombres como mujeres invierten gran parte de su vida en la elaboración de piezas textiles únicas, como matras mapuches, guantes, boinas, medias y hasta pulóveres.

En general, empiezan a comercializar sus productos entre los mismos vecinos y después en eventos locales como la Fiesta Nacional de Valcheta, que se hace en junio todos los años. Sin embargo, a través de la Cooperativa Agropecuaria La Amistad -que tiene más de 20 años en el territorio y más de cien familias socias- comenzaron a encontrarse para proyectar en conjunto una expansión de su trabajo a nivel nacional.

“Son espacios de encuentro, de venta, de saberes. Hilanderas y tejedoras salen de la casa para representar su trabajo del campo a través de lo que hacen con sus manos”, resume Analía García, embajadora de la Cooperativa y miembro de la Red de Mujeres Rurales.

Analía, quien además es emprendedora textil, vive en Bariloche hace 30 años. Se especializó en agroturismo y a través del contacto con las comunidades rurales conoció organizaciones de artesanas y familias que se dedican a la producción ganadera ovina y caprina. Cuenta que si bien hace solo cuatro años que empezó a diseñar y a confeccionar en telar productos de abrigo con lanas patagónicas naturales, el saber lo tiene desde chica porque en su casa tejían todas las mujeres. “Es algo que me apasiona”, afirma.

El secreto está en la paciencia

Como todo proceso artesanal, los tiempos de producción suelen ser más lentos que a nivel industrial, pero justamente ahí está el secreto de lo que Analía llama el “arte textil”.

El recorrido de estas piezas comienza con la vida en el campo de las familias que se dedican a criar a los animales y trabajan minuciosamente en la clasificación de las lanas para mantener una calidad adecuada.

Una vez al año, entre octubre y noviembre, se esquila y una vez que tienen la lana lista para exportar una parte es separada y enviada a la industria lanera a lavar y peinar. Luego se obtiene un vellón “top” de 19 o 20 micrones, “una nube de Merino fina” según Analía, que después se puede procesar de distintas maneras.

Lo que hago es tomar el vellón, torcerlo con mis manos y meterlo en el telar para producir una colección de productos, pero se trata de un trabajo de meses”, afirma la emprendedora y agrega: “Si yo quisiera calcular un proceso para 2023 estamos hablando de un año entero para obtener un hilado que después vaya a ser tejido. Podemos conseguir una poca cantidad de lanas crudas de campo para hacer una tirada muy chiquita de piezas exclusivas”. “No tiene precio, el producto final es una obra de arte“, concluye.

¿Qué pasa con la industria lanera a nivel nacional?

Sin embargo, hoy la artesanía de este tipo, que no tiene precio porque es atemporal “porque es para siempre”, se encuentra en un momento delicado. Analía explica que la industria textil lanera “está cayendo” porque está cada vez más desmantelada. Quedan pocas hilanderías y las pocas que hay no cuentan con maquinaria acorde a estos tiempos. “Por eso la mayoría de los productos se van afuera”, asegura.

La embajadora de la Cooperativa La Amistad comenta que la lana también se puede obtener procesada en forma industrial, pero no es tan fácil conseguir pura, cien por ciento Merino, porque “la verdad es que la mejor lana que tenemos en el país se va a exportación”.

“Nuestra habilidad nos permite ponerle más tiempo a esto en diseño, en tejido y hasta en la aplicación de distintos tipos de técnicas para teñir las prendas con tintes naturales de plantas nativas. Lo que pasa es que para hacer valer ese trabajo y que nuestros productos lleguen a más personas, necesitamos invertir en tecnología para el procesamiento y lograr lanas industriales de la mejor calidad posible”, sostiene.

Río Negro dijo presente en La Rural 2022

Con la idea de cumplir ese objetivo de expansión territorial, Analía fue convocada por el gobierno de Río Negro a participar de la última edición de la Exposición Rural en Palermo.  A través de la agencia Crear, ella junto a otros 21 productores y emprendedores de la provincia, estuvieron presentes.

“Me parece que La Rural es un buen espacio para dar a conocer lo nuestro, para dialogar, enorgullecerse, hacer contactos y establecer nuevas alianzas. Esa fue la expectativa de este viaje”, comenta.

 

Texto: Abril Haristeguy, de Agrofy News

 

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