El “Vasco de la carretilla” caminó más de 20.000 kilómetros por desafíos. Patagonia

 

Una arraigada costumbre de los hombres, que puede considerarse asimismo como un asunto cultural, contempla las “Apuestas y Desafíos”, que como lo desarrollo con amplitud en uno de los cuentos que lleva ese título se encuentra en el libro de mi autoría “El Barco de los sueños”, publicado en agosto del 2019. En ese trabajo afirmo sin dudas que las apuestas y desafíos constituyen un verdadero clásico en nuestro país, ya que esta posibilidad se da o aparece en los más diversos y variados temas.

Precisamente, la historia a la que me voy a referir a continuación tiene punto de partida en un extraño y hasta insólito desafío que se vivió en el país entre 1935 y 1936, cuyo protagonista fue Don Guillermo Isidoro Larregui Ugarte, un vasco nacido en Pamplona que demostró con su accionar la tozudez, el empeño y la constancia de los nativos de ese país y a quien se lo conoció como “El Vasco de la Carretilla”.

El asunto comenzó en “Cerro Bagual”, provincia de Santa Cruz, donde el “vasco” vivía y trabajaba en una empresa petrolera, cuando en una conversación informal con compañeros de trabajo y amigos apareció el tema de récords deportivos, esfuerzos, demostraciones de fortaleza, proeza y hazañas, hasta que el “vasco” lanzó una especie de propuesta desafío, al afirmar que él era capaz de ir hasta Buenos Aires a pie empujando una carretilla con doscientos kilos de peso. Sólo faltó que alguien dijera “¡Ahh que no!”  para que el desafío se diera por confirmado o aprobado.

Según registra la historia, el raid comenzó el 25 de marzo de 1935 desde Comandante Luis Piedrabuena y tuvo fin el 24 de mayo de 1936 en la Plaza de Mayo, tras  recorrer en 14 meses los 3.200 kilómetros de su primera proeza, en la que según registran algunos historiadores utilizó más de 30 pares de alpargatas.

Es importante destacar que este desafío no fue el único, ya que él para ese entonces popular “Vasco”, posteriormente cumplió varias pruebas más a las que también nos vamos a referir. Es necesario destacar también que el Vasco Larregui había nacido como dijimos en Pamplona en 1885 y a los 15 años emigró hacia nuestro país donde en primera instancia trabajó como marinero para radicarse luego en nuestra Patagonia.

Cuentan que en esta primera prueba, uno de los tramos maás difíciles que tuvo que enfrentar fue hasta Trelew debido al frio y las nevadas que le dificultaron enormemente su desplazamiento, pero no obstante esas dificultades pudo superar todos los obstáculos y llegar a destino. Desde el inicio de su marcha tuvo que enfrentar caminos difíciles para el rodar de su carretilla y recién en Bahía Blanca pudo hacerlo sobre pavimento.

Luego de este primer raid vinieron otras caminatas que lo llevaron a unir, Coronel Pringles en la provincia de Buenos Aires con Bolivia, otra más en la que camino desde Villa María en la provincia de Córdoba hasta Santiago de Chile y la ultima que inició en Trenque Lauquen también provincia de Buenos para marchar hasta Puerto Iguazú en Misiones, donde  fijó su residencia en una modesta casa que construyó en el Parque Nacional, completando para entonces, según cuentan, más de 22.000 kilómetros en sus caminatas.

Ya instalado en esa región el “Vasco” ofició de ayudante y colaborador de  los turistas, por lo que entonces selo considera el primer guía del lugar, además según aseguran, llegó a dominar varios idiomas entre ellos inglés, francés, italiano y alemán.

Seguramente quienes leen esta historia se preguntarán como se financiaron estos singulares viajes y al respecto circularon diversas versiones, como por ejemplo que se realizaron apuestas por cifras más que importantes, que hubo quienes se comprometieron a respaldar al Vasco, prometiendo aportar el dinero si perdía, lo que obviamente no fue necesario.

Durante su recorrido el Vasco contó con el apoyo y la generosidad de la gente que mediante distintas acciones como colectas, sorteos y otras actividades reunían dinero que le entregaban al esforzado caminante.

Cabe destacar, en relación a su primer raid, que en la carretilla Larregui llevaba todos los enseres necesarios para su subsistencia durante el viaje, elementos que protegía con una lona y portaba asimismo lo imprescindible para pernoctar.  Los medios de prensa de aquella época de cada pueblo, seguían con atención la marcha del Vasco e informaban sobre su marcha y el estado de quien pasaba demostrando que era capaz de cumplir con aquel desafío.

Entre los que se ocuparon de informar sobre su viaje se menciona al periodista, historiador y escritor patagónico Asencio Abeijòn, quien aseguraba en uno de sus artículos que la “hazaña surgió durante una charla entre peones trabajadores que comentaban distintos acontecimientos, algunos ciertos y otros no tanto y fue allí donde el Vasco lanzó su desafío que la mayoría dudó que lo pudiera concretar”. En su relato, Abeijòn dice que algunos de los presentes en la reunión opinaron que “por lo mentiroso, Larreguy, más que un vasco parecía un andaluz y les extrañaba porque nunca habían visto un andaluz trabajador ni un Vasco mentiroso”.

En otro artículo Abeijòn también cuenta que hubo estancieros que le ofrecieron buena paga para que abandone la apuesta y trataron de convencerlo ya que dudaban que pudiera cumplir la hazaña pero le reconocían la tenacidad, el sacrificio, su empeño y el esfuerzo.

El Vasco reafirmó que seguiría con su propósito y sostuvo ante un estanciero de su misma nacionalidad que si no lograba cumplir con la palabra empeñada sería indigno de usar la boina que usted también usa e identifica a la gente de nuestro país.

El Vasco Larregui, “el Vasco de la Carretilla” o “el Loco de la Carretilla” logró todos los desafíos que enfrentó, cumplió todas las hazañas o proezas que inició, recibiendo a lo largo de los recorridos todo tipo de apoyos y reconocimientos.  La carretilla utilizada en su primer desafío descansa ahora en el museo de Luján, el tiene sus  monolitos,  murales, plazoletas, paseos y otros lugares que llevan su nombre y que lo recuerdan, como así también abundante literatura que destacan su entrega.

Guillermo Ignacio Larreguy Ugarte, “el Vasco de la carretilla”, falleció el 9 de junio de 1964 a punto de cumplir 79 años, y fue sepultado en el cementerio de Iguazú, convertido en un personaje de leyenda y como suele suceder dando inicio al mito.

Texto: Eduardo Reyes, periodista y escritor

Las Grutas – 19 – 03 -2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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