La historia sobre esta posibilidad nace en julio de 1945, una vez finalizada la segunda guerra mundial e incluye la sospecha que el propio Adolf Hitler haya llegado a nuestro país, junto a un importante número de jerarcas nazis como Josef Mengele y Erich Priebke, entre otros, para radicarse en Bariloche.
Cual ha sido la razón, si esto ha sido así, para que el Gobierno argentino mantuviera en secreto esta maniobra y evitara la búsqueda de estas embarcaciones que no permitieron que se conociera la verdad sobre el hecho.
Algunas informaciones de la época sostienen que finalizada la guerra, algunas naves de guerra alemanas se entregaron a las autoridades argentinas en la Base Naval de Mar del Plata, lo que supone que nuestro país tuvo conocimiento de la presencia de las embarcaciones. Otras informaciones o versiones por su parte, aseguran que los navíos fueron hundidos y abandonados por decisión de sus autoridades en las costas de la Patagonia.
Entre los trascendidos relacionados con la posibilidad que los submarinos se encuentren en las costas rionegrinas, ubican a los mismos en la zona de Bahía Creek, Caleta de los Loros y San Antonio Oeste o para ser más amplios en algún lugar del Golfo San Matías, de acuerdo a documentación oficial existente en la Armada.
Lo que resulta extraño es que son numerosas las versiones que refuerzan la teoría respecto a la presencia de los submarinos nazis, que incluyen además testimonios como el del perito naval, especialista en reflotamientos, Carlo Massey quien confirmó que “fue convocado a una reunión en la que se evaluó la posibilidad del rescate de dos submarinos alemanes hundidos”, quien afirmó también que la Armada tenía precisiones sobre la localización de los mismos, a unos 15 metros de profundidad y alrededor de 800 de la costa.
Otro testimonio valioso resultó lo que dio el piloto de avión Mario Chironi que data de 1957, cuando sobrevoló la región de Caleta de los Loros y observo algo que apenas emergía sobre el agua, y en su relato mencionó que años antes el juez Cándido Campano le había comentado que en ese lugar habían dos submarinos.
La pregunta sigue vigente respecto a porque, pese a todos los testimonios que se conocieron al respecto, que obviamente crearon dudas e incertidumbres, no se dispuso un operativo con el propósito de develar el misterio y las dudas que aún subsisten, ignorándose si alguna vez se arribara al esclarecimiento de este tema.
Existen además testimonios que en todos los casos refuerzan la teoría relacionada con la presencia de las naves nazis en nuestras costas.
En su mayoría, una buena cantidad de pobladores de la zona rural de las cercanías como descendientes de los mismos, aseguran haber visto a los submarinos o escuchado relatos en ese sentido de sus mayores. Por mencionar alguno, señalemos que un trabajador de un establecimiento de la zona, de apellido Vidal Pereyra contó que fue a pescar con algunos amigos y como la marea había bajado más de lo habitual pudieron acercarse al lugar donde reconocieron restos de las naves.
Gisella Bochi de Paesani pobladora de la región, por su parte, afirmó también haber visto en 1945 a un submarino cerca de la costa, como así también camiones de buen porte que circularon por las cercanías, tras partir desde la vera del mar y además a una persona de origen alemán que recorría la región con una brújula y tomaba notas. Otros indicios o pruebas elocuentes lo constituyen los hallazgos de chapones con la cruz esvástica o botellas alemanas y mejicanas halladas por el buzo Tony Brochado mientras buceaba en la zona.
Para esa época, tras la finalización de la guerra en 1945, se multiplicaron las denuncias sobre avistamiento de submarinos a los largo de toda la costa atlántica, inclusive se menciona que una torpedera persiguió a uno de esos navíos por horas al que le arrojó cargas de profundidad sumándose luego en la búsqueda un flota de naves y aviones. El 20 de julio de 1945 el ministro de Marina de ese entonces, Almirante Héctor Vermengo Lima, ordenó “que todas las naves retornen a sus bases y se dejen de perseguir sumergible nazis”.
En la continuidad de testimonios sobre la presencia de los submarinos nazis, tomamos una solicitud de los rionegrinos Antonio Rivera y Mirta Vicente presentado ante las autoridades alemanas para que los autorice a reflotar un submarino que está hundido en el Golfo San Matías a 41 grados, 3 minutos de latitud Sur y a 64 grados 3 minutos longitud Oeste que ellos divisaron en los años 1959, 1962 y 1966 durante bajamares extraordinarias. Solicitud que recibió el embajador alemán Adolf Ritter von Wagner, quien respondió que su país estudia la solicitud.
Un testimonio contundente corresponde a declaraciones de los actores uruguayos China Zorrilla y Carlos Perciavalle, quienes llegaron a Bariloche en calidad de turistas y tras su viaje declararon a medios de prensa, haber visto en la vía pública al mismísimo Hitler. En tanto y ya en el terreno de la ficción, en su entretenida y excelente novela “La Morada del Gudari”, el profesor y escritor Roberto Rulli deja sentado que el führer estuvo refugiado en la ciudad de los lagos.
Obviamente, se afirma también para sostenerlo en documentos de historiadores e investigadores y en una buena cantidad de trabajos y libros de distintos autores referidos al nazismo, Hitler y la segunda guerra mundial.
Otro aporte categórico surgió del seno del FBI, organismo que afirma disponer de más de 700 documentos que prueban que los servicios de investigaciones norteamericanos sospecharon que Adolf Hitler había sobrevivido a la caída de Berlín en mayo de 1945 y conseguido huir a la Argentina a bordo de un submarino.
Según los documentos, el FBI consideró posible esta versión y hasta movilizó a sus agentes en la búsqueda realizada en Buenos Aires y en Montevideo.
Las sospechas más fuertes con relación a la Argentina eran que Hitler y un grupo de jerarcas y allegados más íntimos habían arribado a las costas del Golfo de San Matías, en Río Negro, desplazándose después a una estancia en la zona de la cordillera.
Dos historiadores, el argentino Abel Basti y el italiano Patrik Burnside, autores de varios libros sobre el nazismo en Argentina, sostienen que Hitler no se suicidó y se refugió en la Patagonia.
Si bien dije antes que no se habían ordenado operativos de búsqueda de los submarinos, en realidad si los hubo pero nada se informó al respecto, por tal razón el historiador y periodista Abel Basti demandó a la Justicia que se aclare la situación derivada del operativo “Calypso” ordenado por el presidente Menem en 1996 que dispuso una investigación al respecto por la Armada Nacional y si bien este se efectuó, nada se dio conocer por haberse dispuesto el “secreto” del mismo.
Las conclusiones de quienes aseguran que los submarinos yacen en las proximidades de nuestras costas, aventurando el pronóstico que el lugar sería en la “Caleta de los Loros”, arriesgan la idea que podrían haber traído al fhürer, su esposa Eva Braun y los jerarcas de su entorno para refugiarse en la Argentina, un tesoro incalculable acumulado por Hitler durante su tiempo al frente del gobierno alemán o documentación vinculada con sus decisiones más cuestionadas.
Obviamente que existen muchos indicios y pocas certezas, sobre el arribo a nuestra zona, de numerosos de los calificados como criminales nazis como asimismo la sospecha de cuales han sido las razones para proteger y dar seguridad a los más importantes referentes del nazismo, contingentes que se sabe fueron radicados en la región de Sierra de la Ventana, provincia de Buenos Aires y en General Belgrano, provincia de Córdoba, entre otros destinos.
Texto: Eduardo Reyes, periodista y escritor}
Las Grutas 01-03-2022