Casonas cerca de Patagones y Viedma: Estancia Las Escobas en Médanos, Villarino

Visitar esta casona me transportó en el tiempo; hace unos años la conocí pero en ese momento no llevaba una cámara fotográfica. Pude recorrer cada rincón, derruida por donde se la mire, pero más allá del deterioro, es fantástico imaginar lo que habrá sido en su época de esplendor.

La estancia perteneció y fue fundada por René Navarre, pionero y dueño de varias miles de hectáreas en esa zona. La casona data aproximadamente de principios del 1900. Contaba con panadería propia, dotada de un gran horno que aún se mantiene en pie, una carnicería y hasta llegó a tener usina propia para generar luz eléctrica.

En su arquitectura podemos apreciar que consta de una sola planta, sus cortes son horizontales y sobrias molduras, consta de dos galerías de fantásticos vitrales gemelas ubicadas en ambos laterales traseros, en su frente una galería con balaustrada, en partes deterioradas, el acceso a ella es por tres escaleras de mármol, una frontal y dos laterales. Todas las puertas de doble hoja de madera están numeradas, algo que nos llamó la atención, seguramente sería una estrategia para acceder a las llaves de cada una de esas puertas.

Llegué a contar más de 20 habitaciones de las cuales se acceden por la galería y por el pasillo interior.

La estancia tenía línea telefónica y hasta podríamos decir que pudo contar con telégrafo propio. En su interior por varios pasillos se acceden a las distintas dependencias, la mayoría con lavabo, pisos de madera, estufas hogar de hierro, ventanales de madera con rejas de hierro forjado y persianas. Los baños aún mantienen la grifería delicada, lavamanos y las bañeras, todo de primera calidad y varios artefactos mantienen el sello que indica su fabricación en Bahía Blanca.

Por uno de los pasillos se accede a un sótano, pero hoy el piso está en peligro de derrumbe y parte de los techos también, caminar por dentro es un riesgo pero vale la pena.

Ventanales, portones de hierro forjado, vitrales, maderas de calidad, estufas hogar de hierro labradas, etc. detalles de excelencia que marcaron una época de lujo en nuestra zona.

Un dato de color es que está rodeada de médanos con pastizales altos, esto determina que la tierra emana agua pura como de manantial. En su frente la estancia mira hacia un enorme salitral, que en épocas de lluvia será refugio de flamencos y patos silvestres.

Las palmeras como una plaga invasiva se fueron expandiendo sobre la casona como protegiéndola, escondiéndola. Váyase a saber de qué…!

Por la parte trasera se accede a un patio de luz que posee una escalera caracol de material y que en su parte superior tiene una especie de sombrilla de chapa, por la escalera se accede al techo que remata en uno de los lados con una cúpula de hierro que cumple la función de palomar o mirador.

Un oasis en el desierto, no tan desierto, en aquellos años pero habrá sido un castillo imponente para los habitantes de esa época.

Agradezco poder sorprenderme a cada paso que doy y compartirlo con ustedes. Todavía hay mucho por descubrir en Villarino, esa es la ventaja de tener de todo en éstas tierras. Disfruten éstas imágenes y viajen un poco en el tiempo, como lo hice yo.

Abrazo Amigos!

 Texto: Noelia Sensini

 Publicado en julio de 2019 en Amigos de la Casona San Adolfo, en Facebook

 

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