Río Negro: Cosas de “finaos”, carreras y caballos ¿El único que puede contar sos vos?

De la pluma de Don Elías Chucair, profundo conocedor de su amado terruño, les comparto una anécdota escrita por él y que me resultó graciosa y simpática.

Con esa manera tan particular y hasta un tanto pintoresca que tiene Martín Contreras para contar las cosas, me decía hace un tiempo:

“Fiestas y carreras como aquellas que se hicieron en El Moligue, allá por 1947, un año antes de la nevada grande, dificulto que se vuelvan a hacer en la zona.

Había gente y caballada del Tropezón, de la Gotera, Fita Miche, algunos de Lipetrén y muchos del Chaiful y Quetrequili.

¡Qué manera de ver carreras!…Todo empezó con una depositada que tenían el finao Huachelo y el finao Painemil y después se fueron armando otras. Corrieron hasta los matungos mas fuleros y ninguno se quedó con las ganas de correr…Cuando la gente anda con plata, no se ve recular a ninguno…Se hicieron cortos los días pa’ recorrerlas todas.

 El finao Manuel Contreras, mi viejo, y el finao Manuel Navarrete se trajeron las tropillas completas. El finao Vicente Arreche se cansó de bajar banderas.

Los Chameli, que ahora son finaos los dos, no daban abasto pa` atender a tanta gente y eso que no le faltaban comedidos pa` ayudarlos. Se llegaron a bajar como dos o tres bordalesas de vino.

En un galpón grande, donde se hacían los asaos, le dábamos de lo lindo al baile. Ahí hacía de cantinero un acreditado de los Chameli, un tal Ibañez que después se murió por allá en Patagones.

Los acordeonistas eran el finao Justo Cabeza y el finao Camilo Orrego, los acompañaban de a dos o tres guitarristas que se iban presentando. Yo era muchachón todavía y también le dí de lo lindo a la música…Algunos nos golvimos con las alpargatas bigotudas, tampoco no era pa` menos, bailamos a lo loco.

Nos llegábamos a lamber los dedos comiendo pastelitos que hacían pa` vender la finada Fermina Ramos y la finada Anastasia Roldán.

Varios quedaban como cuero a causa de la bebida. El finao Huentemil fué el que quedo pior que ninguno…dos días después de la fiesta seguía como muerto durmiendo en la cocina de los peones”.

Uno de los paisanos que lo escuchaba conmigo muy atentamente, le salió al cruce diciéndole: “¿Así que de aquella fiesta, el único que puede contar algo sos vos?”

 “Así es hermano” le retrucó Martín Contreras y prosiguió: “Todos los que estaban, hoy ya todos son finaos, el único que va quedando pa` contar aquello soy yo; y si lo que yo digo no es cierto, que venga alguno y me lo desmienta”

Texto: Roberto Cancio

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