Cofradía de Ánimas: Lugar para rezar por difuntos promovido por rico vecino de Patagones

El lugar donde estuvo la Plaza de la Cofradía de Ánimas, situado a poco menos de 70 metros de la costanera de Carmen de Patagones, perteneció desde el año 1837 a Bernardo Bartruille, acaudalado vecino de la ciudad de Carmen de Patagones, afecto a las donaciones comunitarias.

Según unas de las pocas referencias históricas existentes (y eso que Carmen de Patagones tiene muchas vivencias), la Cofradía que instituyó en su testimonio era un “tipo de fundaciones religiosas que estaban integradas por cofradías seculares, es decir personas que no pertenecían al clero, pero que se dedicaban a la oración y al rezo por los difuntos, en especial las almas del purgatorio. Durante muchos años vivieron curas párrocos de Patagones, ya en muy malas condiciones y avanzado el siglo XX, se habilitó como inquilinato y que a fines de la década del ’70 se demolió. En el año 1999 se decidió conservar el sitio como plaza pública por su significación histórica”, reza el cartel que identifica al actual sitio, muy poco concurrido.

A pocos metros de ese lugar está la casa de “La Tahona”, donde actualmente funciona la dependencia municipal denominada “Casa de la Cultura”, ubicada en Mitre 27.

“Fue donada a la Municipalidad por un grupo de vecinos de la ciudad. Es la construcción de tipo colonial de amplias dimensiones y líneas señoriales. Perteneció a don Bernardo Bartruille, uno de los primeros pobladores de Carmen de Patagones y uno de los participantes de la defensa de 1827.

Vecino piadoso, realizó numerosas donaciones en vida y, por testamento, dejó en herencia esta casa a uno de sus sobrinos, con la condición de que con lo producido por la “Tahona” (piedra redonda para molienda) allí instalada, se solventara el sostenimiento de la escuela pública. Sus salas de recibo y fiestas, fueron elegidas reiteradamente por el núcleo social alto para ofrecer distintas recepciones”.

“Hacia 1800 la familia de Yuco Rial, al igual que el resto de los pobladores de Carmen de Patagones, comenzó a abandonar las cuevas, para construir su vivienda propia. Así surgió esta casona típica de una arquitectura que suma ya casi dos siglos: paredes de barro y paja, tirantes marcados a golpe de hacha, entramado de varas de mimbre atadas con tientos de cuero, tejas de barro, patio amplio y luminoso hacia el que convergen las habitaciones, emplazamiento en una esquina sin ochava, en síntesis testimonio de un período de colonización que ya es nuestra historia”.

“Con los Rial y luego con los Bartruille, esta casa se distinguió por el lujo que reinaba en todas sus habitaciones, muy común… fue adquirida por un grupo de vecinos y donada a la Municipalidad”, indica otra corta e imprecisa referencia que consta en la documentación turística oficial local.

En cambio, otro breve escrito sobre el solar parroquial y la Capilla Bartruille, menciona que el “espacio que originalmente destinara el acaudalado vecino maragato Bernardo Bartruille como última voluntad para la ejecución de la “Cofradía de Ánimas”, fundación piadosa formada para rezar por las almas de los difuntos. Sus deseos no fueron cumplidos y posteriormente (en el lugar) se situó la antigua casa parroquial y donde presuntamente se destruyeron en un incendio cinco de las siete banderas tomadas durante el combate del 7 de Marzo de 1827. Es Monumento Histórico Nacional”.

Reedición masrionegro

Foto archivo: Carlos Rubio difundida en Comarca Patagones-Viedma: Un viaje al pasado

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