A un mes del hundimiento del buque Repunte, la Justicia Federal de Rawson, Chubut, continúa investigando las causas que desataron la tragedia, mientras que gremialistas y familiares de las víctimas reclaman que se produzcan cambios en las medidas de seguridad marítimas.
La causa está a cargo del magistrado Gustavo Llerald, quien ya tomó declaración a los sobrevivientes Lucas Trillo (35) y Julio Guaymas (39). Pero no sólo eso: también requirió la documentación del buque para determinar si se cumplían las medidas de seguridad que le permitieran navegar, ordenó peritar la balsa y la baliza Epirb encontradas en la costa y solicitó al Consejo Federal Pesquero el acta donde se le justificó a la embarcación los casi tres años de inactividad que luego le permitió salir a navegar.
Por ahora, el juez no emitió una resolución en la que se reconstruya lo sucedido y se determinen las responsabilidades.
La tragedia del Repunte aún tiene a siete desaparecidos: Gustavo Sánchez (capitán), José Omar Arias (de Sierra Grande, jefe de máquinas), Horacio Airala (jefe de máquinas), Néstor Paganini (marinero), Claudio Islas (marinero), Fabián Samite (engrasador) e Isaac Cabanchik (engrasador).
Prefectura los continúa buscando 30 días después en el mar con un guardacostas, un avión y un helicóptero. En tierra, efectivos de la fuerza junto a los de Gendarmería Nacional patrullan la costa con camionetas 4×4. “Como el hundimiento se produjo cerca de la costa puede ser que algún cuerpo aparezca”, confió un especialistas a este medio. Además en la zona donde se produjo el hundimiento se encuentra trabajando el buque de salvamento “Tango”. Su objetivo es obtener filmaciones del casco del barco que fue hallado a 53 metros de profundidad. Aún no pudieron lograrlo.
Pese a que se espera una decisión judicial, gremialistas y familiares ya están reclamando que se produzcan cambios en las medidas de seguridad marítimas que se requieren para salir en altamar. Le apuntan a Prefectura por la habilitación del buque para navegar. La fuerza ya respondió a esas acusaciones.
“Instamos a a la Prefectura, a todos los gremios y al sector empresario a sentarnos en una misma mesa para analizar las medidas de seguridad que la flota argentina necesita”, le aseguró a LA CAPITAL Jorge Frías, secretario general de la Asociación Argentina de Capitanes Pilotos y Patrones de Pesca.
Desde el gremio reclaman tres puntos centrales para debatir. El primero: ¿las balsas que utilizan hoy las embarcaciones son las que se debe usar en el agua del Mar Argentino? “Este es uno de los temas principales”, sostuvo Frías.
El segundo punto apunta a obtener la certeza que todas las modificaciones que se le hacen a las embarcaciones estén avaladas por un cuerpo de ingenieros navales. “Al Repunte se le incorporaron tangones para que pudiera pescar langostinos. Esto puede haber sido letal: la balsa salvavidas puede haber sido aplastada por el tangón. Debía haber estado instalada en otro sector para que no quedara bloqueada por el tangón cuando se la tirara al mar”, explicó el gremialista. Y, enseguida, agregó: “El Repunte navega hace 50 años y justo se hundió cuando le instalaron los tangones”.
El tercer punto es armar una cogestión entre las partes.
“Hay que trabajar en conjunto para mejorar la seguridad náutica. Quien establece las normas es la Prefectura, que si bien se toma de normativas internacionales, eso no significa que sean las de máxima seguridad. Debemos rediscutir todo entre nosotros porque la flota pesquera argentina es muy particular y tiene diferencia con el mundo”, dijo Frías. Y agregó: “No puede volver a pasar como en el 2006 cuando le ofrecimos a Prefectura discutir el tipo de balsa que se usaban y los controles. Ellos descargaron la responsabilidad en las obligaciones del capitán. Eso no puede pasar”.
En ese sentido, el secretario general de la Asociación Argentina de Capitanes Pilotos y Patrones criticó el comunicado que emitió Prefectura. (ver aparte) “No aporta solución sino que genera confusión y no invita a la cogestión. Buscan responsabilizar a las tripulaciones y eso no ayuda. Somos todos responsables de lo que pasó”, dijo.
La tragedia
La tragedia se desató cerca de las 9.30 del sábado 17 de junio cuando el capitán del Repunte, Gustavo Sánchez, envió una alerta al buque María Liliana que navegaba a 16 millas náuticas (cerca de 32 kilómetros): avisó que iban a abandonar el barco por un grave conflicto de navegación. A partir de ese momento todos los sistemas de control se pusieron en funcionamiento por protocolo, pero a las 10 se tuvo la última comunicación.
El María Liliana de la firma Moscuzza fue el primero en llegar hasta las coordenadas señaladas en la alarma tras dar aviso a la Estación Costera de la Prefectura Comodoro Rivadavia.
Según el relato de los tripulantes de esa embarcación, las balsas salvavidas del Repunte habían sido accionadas y puestas en flotabilidad.
Recién a las 14.30 y con mucho esfuerzo debido a las olas de más de 6 metros y vientos de 90 kilómetros por hora, el María Liliana dio con la balsa salvavidas: divisó cuerpos que estaban a la deriva. Uno de ellos era el de Trillo, quien fue subido al María Liliana y se comprobó que estaba con vida. El enfermero a bordo le brindó los primeros auxilios. Un día después fue llevado a un hospital.
En tanto Guaymas y el cuerpo de Ricardo Homs fueron extraídos del mar por el helicóptero de Prefectura Naval identificado como PA-40. El engrasador sufrió un cuadro de hipotermia pero logró salvar su vida.
Un día después los rescatistas encontraron cerca del Golfo Nuevo los cuerpos de Silvano Coppola (59) y Luis Gaddi (47). Pese a la intensa búsqueda, aún quedan siete desaparecidos.
Con el correr de los días, el malestar de los familiares de las víctimas creció y la bronca apuntó a Prefectura y a la empresa Ostramar, dueña del Repunte. Las quejas se centraron en el mal estado en que se encontraba la embarcación y a la falta de controles en el puerto.
Nota publicada por el diario La Capital de Mar del Plata difundida ayer por la Asociación Argentina de Capitales, Pilotos y Patrones de Pesca