Durante un rastrillaje realizado en Tucumán por el Grupo K9 de perros a cargo de los bomberos de Punta Alta, cerca de Bahía Blanca (provincia de Buenos Aires), se produjo el hallazgo de una prenda con sangre y un colgante que serían propiedad de Daiana Garnica, la adolescente desaparecida en esa provincia norteña.
“Duke”, el perro adiestrado por el viedmense Marcos Darío Herrero dio con esas pistas, significativas para la investigación y la continuidad de la búsqueda del paradero en la localidad de Alderetes, donde trabajaba Darío Suárez, el principal sospechoso, consignó el sábado el diario La Nueva Provincia.
El mismo escuadrón canino trabajó en la búsqueda de Micaela Ortega el año pasado y, semanas atrás, fue vital su aporte para dar con el cuerpo de Araceli Fulles, en Villa Ballester.
Un instructor y su perro, piezas vitales en el caso de Micaela Ortega
Marcos Darío Herrero es oriundo de Viedma y hace más de una década que adiestra canes para la búsqueda de personas. Junto a “Duke”, logró hallar el cuerpo de la adolescente asesinada.
“Es una corazonada de madre”, decía Mónica Cid cuando, frente a las opiniones de muchos y la angustia de no saber, insistía en que su hija Micaela Aldana Ortega no había salido de la ciudad.
Una sensación similar tuvo al seguir el consejo de una mujer santafesina y pedirle ayuda a Marcos Darío Herrero, un destacado adiestrador de perros de búsqueda y rescate de personas.
Hoy, pese al dolor y el fatídico desenlace del caso, la mujer afirma que este rionegrino y su sabueso resultaron fundamentales para hallar el cuerpo de “Mica”.
El sábado 28 de mayo, muy temprano, Mónica tomó la determinación de viajar hacia Viedma y solicitarle a Marcos que se traslade hacia Bahía Blanca.
Hasta allí ignoraba que el correr de las horas traería aparejado el final menos deseado.
El hombre, quien desde hace un mes trabaja para la Policía rionegrina, reunió rápidamente a dos colaboradores y junto a “Duke”, un perro de raza bloodhound, se unieron a la búsqueda.
“Tengo un grupo de rescate conformado por once perros y me dedico a la búsqueda de personas desaparecidas. Utilizamos una técnica nueva, que permite hallar a la gente después de mucho tiempo”, dijo a La Nueva.
Agregó que la clave del trabajo se encuentra en la toma de olor, ya que representa la “esencia de la persona”.
“En el caso de Micaela tengo que agradecer a la familia, que confió en mi persona y los chicos que me acompañan. También a la policía, que nos permitió trabajar”.
Si bien ya se habían utilizado otros perros y realizado una toma de olor, Marcos solicitó efectuar una nueva y brindarle un rastro a “Duke”.
Así se dirigieron hacia la casa de Belisario Roldán al 2200 y registraron la habitación de la adolescente.
“Fue clave esa toma de olor. Encontramos una curita de la nena de cuando se había lastimado la mano, sacamos cabellos de un peine y una ropa interior”.
“La guardamos en una bolsa, se le dio un tratamiento especial y se esperó unos minutos antes de mostrársela a `Duke´”, siguió diciendo.
Herrero explicó que su sabueso “tomó la esencia de Micaela” y que a partir de allí caminó durante toda la jornada siguiendo el rastro.
Rastrillaje
“Desde la casa nos llevó, a eso de las 10.30, hasta la primera cámara que la tomó, donde se encontraba una parada de colectivos. Ahí el perro tomó un descanso y nos condujo hacia el segundo lugar en el que fue observada, en esa ocasión acompañada por una persona”.
“Esto se produjo a eso de las 15.30. Hasta ese momento era histórico para nosotros que `Duke´ recorriera alrededor de cinco kilómetros siguiendo un rastro”.
Aunque su perro no se detuvo allí, porque luego de recuperar energías, continuó el recorrido y los condujo hacia un sector de vías, ubicadas en forma paralela a la calle Don Bosco, poco después del canal Maldonado.
“Ya era casi las 18.30 y se estaba poniendo oscuro, por lo que decidimos suspender la tarea, organizar el trabajo y continuar al día siguiente”.
Aunque el plan quedó rápidamente abortado, luego que personal policial llegara hasta la casa de Jonathan Luna, en el barrio Saladero, y hallaran elementos de la nena (una plancha de pelo, un celular y restos de una campera quemada).
“Fuimos hasta allá, le proporcionamos otra vez la muestra (al perro), y confirmó que las cosas eran de ella”.
Sostuvo que el detenido por el crimen de Micaela describió algunos detalles y lugares, por lo que decidieron dirigirse hacia el sector ubicado detrás de la estación de servicio emplazada en la intersección de la ruta 3 sur y el Camino Sesquicentenario.
“Allí comenzamos a buscar nuevamente por las vías del tren y `Duke´ caminó alrededor de 10 kilómetros, pasó por dos vagones abandonados, cruzó sectores con agua, y en determinado momento bajó y se internó en un campo”.
Así llegaron hasta un monte cercano a la planta de la empresa TGS, donde finalmente el perro señaló el sitio en el que hallaron el cuerpo de la adolescente.
“En un momento la gente que nos acompañaba empezó a dudar, porque el perro hacía giros de izquierda a derecha y cruzó dos alambrados de púa. Finalmente llegó hasta un sector que era muy tupido y realmente se enloqueció. Lo seguimos y nos llevó a un sitio cercano a un guardaganado, donde encontraron a Micaela”.
Marcos admitió que lo sucedido le provocó una mezcla de sentimientos.
“Por un lado estaba contento por la tarea realizada, pero triste por todo lo sucedido. Sabíamos que era la última instancia, porque se decía que la nena ya no estaba en Bahía. El que hizo todo el trabajo fue `Duke´”.
Finalmente, resaltó la utilidad y nobleza de los canes para este tipo de tareas.
“Hay muchas cosas modernas y la tecnología ayuda mucho, pero el trabajo con perros es fundamental para la busqueda de personas”.
“Es una corazonada de madre”, decía Mónica Cid cuando, frente a las opiniones de muchos y la angustia de no saber, insistía en que su hija Micaela Aldana Ortega no había salido de la ciudad.
Una sensación similar tuvo al seguir el consejo de una mujer santafesina y pedirle ayuda a Marcos Darío Herrero, un destacado adiestrador de perros de búsqueda y rescate de personas.
Hoy, pese al dolor y el fatídico desenlace del caso, la mujer afirma que este rionegrino y su sabueso resultaron fundamentales para hallar el cuerpo de “Mica”.
El sábado 28 de mayo, muy temprano, Mónica tomó la determinación de viajar hacia Viedma y solicitarle a Marcos que se traslade hacia nuestra ciudad.
Hasta allí ignoraba que el correr de las horas traería aparejado el final menos deseado.
“Tengo un grupo de rescate conformado por once perros y me dedico a la búsqueda de personas desaparecidas. Utilizamos una técnica nueva, que permite hallar a la gente después de mucho tiempo”, dijo a La Nueva.
Agregó que la clave del trabajo se encuentra en la toma de olor, ya que representa la “esencia de la persona”.
“En el caso de Micaela tengo que agradecer a la familia, que confió en mi persona y los chicos que me acompañan. También a la policía, que nos permitió trabajar”.
Si bien ya se habían utilizado otros perros y realizado una toma de olor, Marcos solicitó efectuar una nueva y brindarle un rastro a “Duke”.
Así se dirigieron hacia la casa de Belisario Roldán al 2200 y registraron la habitación de la adolescente.
“Fue clave esa toma de olor. Encontramos una curita de la nena de cuando se había lastimado la mano, sacamos cabellos de un peine y una ropa interior”.
“La guardamos en una bolsa, se le dio un tratamiento especial y se esperó unos minutos antes de mostrársela a `Duke´”, siguió diciendo.
Herrero explicó que su sabueso “tomó la esencia de Micaela” y que a partir de allí caminó durante toda la jornada siguiendo el rastro.
Pablo A. Pascual / ppascual@lanueva.com