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Una vecina de San Antonio Oeste, que desde hace muchos años se dedica a la captura artesanal de pulpos, encontró al Sur de Las Grutas una estatuilla de poco más de 20 centímetros que sugiere una figura religiosa típicamente occidental de hace siglos.
El hallazgo se produjo a principios de 2015 en un sector del Fuerte Argentino, planicie ubicada a más de 50 kilómetros de San Antonio Oeste y que se distingue en el impresionante horizonte por su forma trapezoidal.
El caso fue difundido en mayo del año pasado por el diario digital El Mallín Digital y desde entonces hubo numerosas conjeturas acerca de la procedencia de la enigmática estatuilla.
Al Fuerte, según plantea una fundación llamada “Delphos”, arribó en el año 1.300 un grupo de Caballeros Templarios, custodios del Santo Grial, la copa en que bebió Jesús en la última cena. Supuestamente, trajeron el cáliz para protegerlo y lo escondieron en algún lugar de la meseta de Somuncurá, en una posoble ciudad subterránea.
Esta teoría, validada por algunos vecinos de la zona, la saben también los pulperos e indefectiblemente la relacionaron con la escultura.
La aparición causó conmoción en la comunidad de recolectores, pero así y todo no trascendió más allá de pocos familiares y conocidos, que guardaron un tiempo celosamente lo ocurrido.
Por un momento, temieron que a la estatuilla se la secuestraran las autoridades, porque sería una reliquia histórica y patrimonio estatal. Por ahora, nada ocurrió en ese sentido.
Quienes la encontraron sostuvieron que se debe saber por el valor histórico que podría significar la estatuilla y el impacto que alcanzaría a generar para la difusión de la zona. Así coincidieron, en diálogo hace casi un año con el medio digital sanantoniense, Elsa Carriqueo y Marcelo “Chelo” Cejas, sobrina e hijo de Amelia Rolando, la pulpera de más de 70 años que descubrió la efigie.
Como habitualmente hacen cuando comienza el verano, doña Amelia con otros colegas –muchos de ellos familiares- se organizan para trasladarse hasta el área de El Fuerte para atrapar pulpos con ganchos de alambre. Es el modo que emplean para ganarse la vida desde hace muchísimos años.
Era una tarde de enero del año 2015, cuando Amelia notó semienterrada, en un sector de la restinga cubierta de arena, entre rocas diseminada, la pequeña figura blanquecina.
Fue un momento emocionante para ella y para el resto de sus compañeros. Con la mayor reserva la trajeron a San Antonio y le retiraron conchas marinas y resto del material que el tiempo había adosado.
Generó un asombro mayúsculo en el entorno de Rolando y curiosidad por saber de qué se trata el objeto, si tiene alguna significación y si efectivamente como pensaban tiene vinculación con la hipótesis templaria.
Recordaron que los llamaron de una Universidad de Buenos Aires –no recuerdan cual- y que les formularon distintas preguntas sobre el asunto. Prometieron volver a contactarse nuevamente.
Una vez roto el secreto, la figura adquirió un halo de misterio que inquieta aún hoy.
Datos
- Tiene poco más de 20 centímetros.
- Es ligera de peso, no más de 200 gramos
- Está confeccionada de un material blanquecino, similar a la piedra caliza o algo similar.
- Se trata de un hombre con barba que lleva una capa que le llega casi a los pies. En la cabeza tiene algo parecido a una mitra, como la que usan los obispos católicos.
- Por las ropas talladas en su superficie, la imagen evoca un monje u otro personaje religioso.
- No se le alcanza a distinguir símbolos que aporten datos precisos.
FOTO EL MALLÍN DIGITAL
