¿Caniyita o canillita? “Te veo de plantón en la esquina y oigo tu voz brillante y persistente”

 

Según el Nuevo Diccionario Lunfardo de José Gobello, editado por Corregidor, por  “caniyita”  se define al “vendedor de diarios o periódicos”. Es una denominación difundida a partir del estreno de “Canillita”, sainete de Florencio Sánchez (Rosario, 1º de octubre de 1902; Buenos Aires, 4 de enero de 1904), cuyo protagonista, un niño vendedor de diarios, es apodado canillita, sin duda porque lleva las piernas desnudas. Llamar canillas a las piernas y aludir a su desnudez como señal de pobreza era entonces frecuente”.

Fontanella en su obra El secreto alude que “Al menos no andaría enseñando esas canillitas de tero viudo”. Y Roberto Arlt en sus Aguafuertes menciona a los “canillitas de la calle Corrientes, que cuando ofrecen una revista a una bataclana (mujer que, como artista de teatro, con el pretexto de cantar o bailar, exhibe su cuerpo) lo hacen con el mismo gesto que si le regalaran un ramo de flores”.

El día del canillita comenzó a celebrarse en nuestro país el 7 de noviembre de 1947, en conmemoración de la muerte del dramaturgo Florencio Sánchez.

Justamente, el gran poeta del arrabal, Evaristo Carriego, en la muerte de Florencio Sánchez le dedica un soneto con el nombre de Canillita:

¡Siempre el mismo…Ingrato… ¿Te parece poco

Que jamás volvamos a encontrar tus huellas?

Sí, nunca hallaremos romero más loco…

¡Qué cosas las tuyas!  ¡Irte a las estrellas!

No mereces casi que así te lloremos…

¡Irte a las estrellas!  ¡Adiós, Canillita!

Siempre, siempre, ¿sabes?, te reprocharemos

Que hayas dejado tan solo a Catita…

¡Por ella, su pobre pajarito bueno,

Bésale en los ojos, Jesús Nazareno

Que estás en la Cruz!

¡Por ella, que ahora se queda más triste

Que todos los tristes que en mundo viste,

Ciérrale los negros ojazos sin luz:”

Otros poetas y escritores rioplatenses han utilizado dicho vocablo, pero se destaca un soneto de Baldomero Fernández Moreno donde le canta a un canillita muerto:

Te veo de plantón en esta esquina

Desde hace muchos años, diez cabales,

Capeando en el invierno temporales,

Desgarrado de pelo y de chalina.

Ojo avizor y palabrita fina

En torno a los clientes habituales,

O rayado por luces espectrales,

O verde de la estrella matutina.

Oigo su voz brillante y persistente

Como una monótona pedrada

Contra la espalda oscura de la gente.

¿Dónde estás con tu voz centuplicada?

Allá en la eternidad blanca y silente.

La eternidad, donde no ocurre nada.

Raúl González Tuñón también dejó páginas enternecedoras sobre los canillitas de la Cortada de Carabelas y hasta el escritor chileno Hernán Rivera Letelier en su libro “Himno del ángel parado en una pata” glosa las tareas de los muchachos vendedores de diarios.

A todos ellos, los canillitas, en su día, buena suerte y salud.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)

 

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