Cuando los aceites venían en botellas de vidrio. Ya no se ven esos viejos envases

 

Ya no se ven los viejos envases para líquidos en envases de vidrio. Algunos de ellos verdaderas obras de arte de la vidriería. Por ejemplo,esos botellones de litro y medio que en relieve tenían leyendas y marcas estampadas y aquel más hermoso aún que parecía todo forrado con alambre tejido.  Y ni hablar de las etiquetas que eran una verdadera obra de arte como asimismo las antiguas propagandas comerciales en diarios y revistas. Entre muchas me recuerdo al tradicional cocinero, las olivas del Titarelli en lata,  el colorido Gallo, el ama de casa con Único, la flor del girasol en el Patito y otras más que los memoriosos habrán de recordar.

Por supuesto que recuerdo con mucha nostalgia a mi querida madre cuya marca preferida de aceite era invariablemente Cocinero, y si por accidente alguna botella se llegaba a romper era toda una tragedia porque se decía que traía mala suerte, aparte que había que lavar muy bien el piso. Inconveniente que ahora con los envases de plástico no es tan frecuente.

Entre otras marcas que recuerdo muy bien era la LOH o sea las siglas de La Oleaginosa de Huanguelén que aparte de ser el solar nativo del gran cantautor José Larralde le dio fama a este hermoso pago bonaerense.

Más moderno es el Sojola, de soja, y están los de maíz, de girasol, de oliva, y otros más exóticos y nobles. Antes era de uso casi exclusivo el aceite “mezcla” y por supuesto más económico.

Creo que en la historia de la humanidad el aceite se ha enseñoreado en todas las civilizaciones, pero sobresalió, por ejemplo, en la Media Luna Fértil, sobre todo en Palestina, y de allí que el lugar donde padeció los dolores de muerte el señor Jesús, sea Getsemaní, que significa “lugar de las prensas de aceite, de allí el evangélico Huerto de los Olivos.

Infaltable en peroles, ollas y sartenes, para aliño de ensaladas, para fritar, para acompañar la preparación de todo tipo de alimentos, el señor aceite es infaltable en cada mesa.

Y me vienen a la memoria esas hermosas vinagreras, aceiteras, con los frascos de sal y pimienta, todos de exquisita factura que desde niño supo conocer en las pensiones donde vivían mis padres.

Y aquí los refranes: “Año heladero, año aceitero”, “El remedio de la tía Mariquita que con aceite todo lo quita”, “Flor del olivo en Mayo, aceite para el año”, “Aceite y vino, bálsamo divino”, “Aceite y romero frito, bálsamo divino”, San Silvestre entinaja el aceite”, “La mejor cocinera: la aceitera”, “El vino calienta, el aceite alimenta”, “Aceite abundante, buen año por delante”, “Aceite de oliva todo mal quita”, “Vino, amigo, aceite y tocino, son mejores más antiguos”.

Ya es casi la hora del almuerzo: -Quiero aceite, sal y pan para comerme dos huevos fritos, eso sí con aceite Cocinero. Y mi cuadro favorito es precisamente “Vieja friendo huevos”. Buen provecho.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)

 

 

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