Tehuelches, los primeros pueblos originarios en habitar la Patagonia

 

El 21 de octubre del 1520 Hernando de Magallanes llega al estrecho que une los océanos Atlántico y Pacífico y que en la actualidad lleva su nombre, convirtiéndose en el primer europeo en observar y tomar contacto con tehuelches.

Los historiadores afirman que Magallanes se sorprendió por la talla de estos hombres y además los bautizó como “Patagones” en razón que llevaban sus pies protegidos con un envoltorio  en pieles de guanacos, otorgándole por ello enormes dimensiones.

Agregan las informaciones al respecto que en ese entonces la población tehuelche sumaba alrededor de 3.000 habitantes, entre ellos pocos más de 500 guerreros que utilizaban lanzas y rifles.

Quien también dejó sus consideraciones sobre los habitantes encontrados al llegar a nuestro territorio, fue Antonio de Pigafetta, quien era el cronista del viaje de Fernando de Magallanes. Al describir a los tehuelches fue categórico y hay quienes dicen que exageró un poco, ya que afirmaba que “eran tan altos que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura.”

De todos modos, las exageraciones de Pigafetta coinciden bastante con lo afirmado también por el explorador e investigador y naturalista Alcides Charles D’Orbigny, como por un buen número de visitantes que llegaron en el siglo siguiente, quienes coincidieron en adjudicarles una estatura promedio de 1, metro 85 centímetros.

A todo esto, hay que destacar las coincidencias de los exploradores que en buen número llegaron posteriormente a estas tierras habitadas y dominadas por los tehuelches. Por ejemplo, que sus creencias espirituales o religiosas, las describen como oscuras, como que el espíritu maligno “El Walichu” que admiten interviene en todo.

Otras coincidencias, según los exploradores, se vinculan con su carácter hospitalario, dulce, cariñoso y  servicial y según el explorador Ramón Lista, que vivió en sus toldos, afirma que el viajero no peligra entre ellos y añade que durante su estada, recibió muestras de respetuoso cariño.

Entre otras coincidencias respecto a los gustos y personalidad de los tehuelches, mencionan que disfrutan el baile, las apuestas y la embriaguez y al baile afirman que esta actividad esta presente en numerosos actos de la vida.

En cuanto a la alimentación, las coincidencias se orientan a que prefieren comer carne “gorda” o con abundante grasa y consumen aguardiente en abundancia.  En cuanto a la actividad de las mujeres destacan que son hacendosas, cuidan con esmero a los niños, preparan los alimentos y trabajan las pieles para vestirse y armar sus toldos.

Despierta cierta curiosidad que algunas costumbres o acciones que practicaban los tehuelches, se mantienen vigentes en la actualidad por la mayoría de los componentes de las comunidades en general.  Por ejemplo, cuando alguien de la tribu deseaba formar pareja con una joven se vestía con sus mejores galas, entrevistaba a sus padres y el resto de la familia y ofrecía diversos regalos en calidad de dote.

Entre las ofrendas figuraban caballos, perros, prendas y algunos enseres y si la joven y la familia aceptaban los regalos el casamiento se acordaba o se confirmaba y al dia siguiente, la pareja ya  compartía el mismo toldo previa fiesta, donde se bailaba y se tomaba aguardiente  hasta embriagarse.

Otra particularidad de esta etnia, que destaca la mayoría de los exploradores de la época, era el apego al baile y el juego como entretenimiento en el que se realizaban apuestas de todo tipo.

Por ejemplo, estas contemplaban los más diversos objetos que disponían como caballos, perros, prendas de distinto tipo que ellos mismos confeccionaban y hasta sus propias armas.

Debemos destacar por otra parte que hemos tomado como referencia, como lo adelantamos al principio, el año 1520, cuando Hernando de Magallanes llega al continente y se encuentra con los tehuelches cuyo cacique principal o de mayor importancia era “Papón” a quien secundaban otros, a los que identificaron como “Orkeke”, “Gumelco”, “Antonio “Patricio”, “Vera” y “Ucamani”, todos ellos de menor jerarquía.

Los grupos comandados por estos ocupaban desde el río Chubut al Estrecho de Magallanes e incursionaban también en territorio chileno hasta Punta Arenas, donde llegaban para negociar el producto de sus cacerías, tanto en carnes, como pieles y demás elementos que cambiaban por yerba, tabaco y aguardiente en los negocios ya existentes de ingleses y franceses.

Para finalizar, señalemos que al morir, los tehuelches eran sepultados vestidos con sus prendas y. además, mataban sus perros y caballos los que también eran sepultados junto al muerto, al igual que sus armas, ya que según sus  creencias podrían serles necesarios en su otra vida.

Texto: Eduardo Reyes, escritor y periodista de Viedma

Las Grutas – Río Negro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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