El Toli Tolosa y las luces malas. El fantasma de la novia abandonada

 

 El escritor y recitador Héctor “Toli” Tolosa dejó plasmado en un puñado de versos criollos lo acontecido en un “sucedido” que una noche le contara en Las Grutas el Dr. Guillermo Soria. No pudiendo más con las musas que lo buscaban regresó a Choele Choel y en poéticas palabras glosó el hecho. Muchos (siempre hay refutadores de leyendas) afirmarán que son cuentos.

Sin embargo, grandes escritores y científicos se han referido a estos temas, por ejemplo el muy conocido antropólogo Carlos Castaneda, Mircea Eliade, Juan Benigar y muchos más. Por otra parte, nuestra región está llena de creencias y leyendas. Y en nuestra y cotidiana vida actual tan moderna, inconscientemente  repetimos gestos que vienen de lejanos tiempos atávicos que se remontan a viejos estratos de la civilización.

El trabajo del Toli está recopilado en un libro autoría de Inés de Luna que se llama “Las vivencias del Toli”, que bajo el título de “Luces malas” cuenta la siguiente historia:

“Ágüelo, shitsss, ágüelo shitsss va a entrar la vaca en la aguada. / Estamos con mi nietito escondidos en unas sampas. / Encerrando hacienda arisca en el campo “Las quebradas”, / en Darwin, pcia. de Río Negro… triste estación ferroviaria. / ¡Agüelito, tengo miedo, agüelito tengo miedo! Y se cuelga de mi espalda. / Brillan fuerte las estrellas, va a ser fuerte la helada. / También me alumbra la cruz del Sur pero pal miedo no alcanza. / Pa colmo un reflejo amarillento asomó por las lomadas, / sinfonía de un V8, percusión de piedra y chapa / de una Ford 62 dice que hay que ir pa las casas. / Ágüelo estaba asustado, pensé que eran “luces malas”. / Esas son cosas de bruja… perdón, supersticiones gauchas. / Cuentan que en otro campo llamado el “puesto de chapa” / aparecía una novia vestida con ropas blancas, / porque un criollo la engañó y al no cumplir su palabra / ella se quitó la vida al sentirse embarazada. / Y ahora vuela en las noches oscuras convertida en un fantasma. / Pero… yo he pasao mil veces… y jamás he visto nada, / mentiroso mijito tiene razón ¡Qué memoria pa envidiarla! / Yo he contado cuentitos que hablan de luces malas/ cuando usted era muy pequeño y la abuela lo acunaba, / de una criolla que vivía en un valle entre dos bardas. / Abajo cruzaba un río y en la orillita su casa / en un mallín era un sueño donde tenía una manada/ de ovejas, chivas, yeguas y una puntita de vacas.

/Decoraban su jardín cinco guindos, una retama/ con flores de primavera para llevarle a sus tatas/ enterrados en un cementerio indio junto a su abuelo y su mama. / Pero un día llegó un hombre de portafolio y corbata/ con una triste noticia y un papel pa que firmara: / que tenía que irse al pueblo, la asistente lo esperaba / con una pensión, mutual y la llave de una casa / y que el valor de la tierra el gobierno le pagaba/ porque su hermoso mallín, iba a ser un enorme espejo de agua. / Iban a tapar el río y allí en el fondo una usina… productora de luz mala. / Aquí tiene todo escrito, le arrimó pa que firmara. / Ella no había ido a la escuela, no fue palomita blanca, / y su huella digital cambió tanto amor por plata. / ¡¡io, no me opongo al progreso!!

Dijo triste la paisana, / vendo mi chiva, mi oveja, mi yegua y hasta mi vaca/ pero mire pal sendero, derechito a la retama/ hay un cementerio antiguo donde descansan mis tatas; / ellos se fueron contentos los llamó la Pachamama / y se habrán guelto tierra, fiel a las costumbres gauchas. / ¿Y cómo les digo que los va a tapar el agua? / Se puso nervioso el hombre, ordenó sus hojas blancas, / largó un llanto como de niño y se abrazó a la paisana. / Cristiano, huinca y vecinos solidarios en la causa / fueron afluentes del lago al derramar tantas lágrimas. / No habían pasado ni tres meses, cuando apenas aclaraba 7 pasó un paisano curioso montao en un moro pampa. / Ya no existía el mallín, era un enorme espejo de agua. / El zumbido de las turbinas alteraban tanta paz / que Dios había creado, hace siglos para tehuelches y pampas. / Al acercarse a la orilla donde estaba la casa/ vio en el agua burbujas y le llamó la atención… parece que fueran ranas. / Asomó el sol perezoso escondido entre las bardas/ y las burbujas se tornaron amarillas, donde estaba la retama. / Al mirar hacia la izquierda, donde estaban los guindos / mil burbujas coloradas. Ni miró pal cementerio presagiando luces malas. / Cuando agachó la cabeza, vio dos rastros de alpargatas/ que se internaban en el lago abrazando el agua clara, / taloneó fuerte al caballo, su grito arisco hizo eco en las bardas. / No, no no son burbujas de rana, no, no no son flores de retama/ la criolla se zambulló para contarle a sus tatas/ y los globitos que veo son las burbujas del alma”.

El poema del Toli está ambientado cuando en Pilquiniyeu del Limay, Pilqui Viejo quedó bajo las aguas.

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

Foto ilustrativa

Reedición (a pedido de usuarios)

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